EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Hoy me apetece escribir un poco sobre la Iglesia Católica y sobre todo lo que gira a su alrededor.
No voy a hablar de esas misas oficiadas por sacerdotes españoles para conmemorar el 18 de Julio, ni de las palabras de agradecimiento al dictador Franco pronunciadas por algún sacerdote, que por cierto ni el mismo Rouco se ha atrevido a pronunciar, aunque a lo mejor todo es cuestión tiempo, ni tan siquiera si ello supone una apología del franquismo que sea mecedora de sanción. Tampoco voy a comentar las reiteradas peticiones de perdón que el Papa Benedicto XVI se ve obligado a formular en todos y cada uno de los países que visita por aquello de los curas pederastas.
Hoy quiero comentar, mejor diría preguntar, si alguien sabe el motivo por el cual cuando un cardenal, o príncipe de la Iglesia como también se les llama, será por aquello de lo del Reino de Dios, accede a ocupar el sillón papal casi de inmediato le baja el tono de voz y si su forma de hablar era muy fluida, rápida y en tono más bien alto, de repente se vuelve entrecortada, lenta y muy débil. Yo no se si ello será debido a la enorme responsabilidad que les ha tocado asumir lo que provoca tal cambio en la forma de hablar. Un amigo mío dice que a él más bien le da la impresión de que a los papas les ocurre lo mismo que a aquel que ha pasado por un proceso diarreico agudo que normalmente deja a las personas que lo han sufrido muy decaídas y que les impide moverse con soltura y hasta les afecta a su tono de voz. A mi esta apreciación de mi amigo, al margen de parecerme un tanto irreverente, aunque también los papas son humanos, no me parece nada acertada. Hay otro que opina que ello es debido a que cuando les nombran Papa es una señal que les indica que les quedan pocos años de vida y de ahí que el susto, por qué no decirlo así, y la consiguiente preocupación por que eso se pueda dar, es lo que les resta energías y están más bien en un estado de depresión constante, sabido es que las personas cuando estamos deprimidas no tenemos ganas ni de hablar.
En fin, pueden ser muchas las causas por ésa pérdida de energía en la voz de los papas, pero no creo que sean las que señalan mis dos amigos. Puede parecer esto una bobada por mi parte pero me tiene intrigado, por ello agradecería que si alguien sabe la causa me hiciera partícipe de ello ya que no se si la causa es el propio Papa o las circunstancias que rodean a su cargo. ¡Vamos! que estoy en la misma disyuntiva que aquel historiador que se preguntaba continuamente si fue Fabila quien mató al oso o el oso quien mató a Fabila.