EL CRISOL – Pascual Mogia Costa
Eso que dicen de que el estado anímico y físico de las personas mejora con un cambio de aires o de aguas, se podría decir que con Mariano Rajoy funciona. La visita que el líder de la derecha ha hecho a la canciller alemana, Ángela Merkel, así lo atestigua.
Dicha visita ha servido para que Rajoy recupere, si es que alguna vez lo ha tenido, el equilibrio mental y emocional y con ello la sensatez y la cordura. Ha tenido que cambiar de aires, irse a Berlín, para que Rajoy reconozca que Zapatero “está dando pasos en la buena dirección” y que “se está intentando hacer un esfuerzo para reducir el déficit que cuenta con mi apoyo”. Rajoy, ante Merkel, ha puesto especial énfasis en dejar claro que “él cree que España no va a tener que ser rescatada”. Esto se contradice con la descripción calamitosa con que a diario Rajoy nos recuerda a los españoles la situación económica de España. Sobre las reformas llevadas a cabo por Zapatero, Rajoy ha dejado constancia ante Merkel de que él irá más allá. Eso es algo que todos esperábamos, principalmente en lo que afecta a la reforma laboral, a los trabajadores. Si gobierna algún día la derecha, Rajoy, nos vamos e enterar. Llama la atención el que Rajoy haya defendido la economía española y a sus empresas. Con esto viene a redundar sobre lo de los “pasos en la buena dirección de Zapatero” que viene a ser un apoyo a las medidas del Gobierno de España, aunque lamentablemente no tenga el valor, la honestidad y la valentía suficiente para apoyarlas en el Parlamento.
En dicha entrevista Rajoy ha puesto a Merkel en antecedentes lo que hará cuando llegue al Gobierno de España. Esto choca frontalmente con las críticas que ha hecho Rajoy a Zapatero sobre la dependencia de este último en relación con la mandataria alemana, en el sentido de que Zapatero daba cuenta a Merkel de todos los pasos que daba para gestionar la salida de la crisis y que actuaba al dictado de la jefa del Gobierno alemán.
De todos modos el verdadero motivo de desplazarse Rajoy a Berlín, no ha sido por “motivos de salud” si no que ha sido por motivos políticos, motivos que se concretan en tranquilizar a los prebostes de la Unión Europea, de la cual han emanado las directrices, de tipo general, para acabar con la crisis, las mismas que el Gobierno de España ha adoptado y que Rajoy ha criticado hasta la saciedad y que muy bien podrían dar a pensar a los socios europeos que si Rajoy hubiese estado al frente del Gobierno no las habría aceptado al igual que lo he hecho Zapatero, entonces se imponía presentarse cuanto antes en Europa y dejar claro, como lo ha dejado Rajoy, que él hubiera hecho lo mismo y más, de ahí su frase de que Zapatero “está dando pasos en la buena dirección”, pero esto tiene el inconveniente, para Rajoy, de que los españoles se puedan dar cuenta de que Rajoy está jugando a la confusión y a sembrar la alarma más allá de la realidad de las cosas.
Efectivamente, está comprobado, un cambio de aires o de aguas, aunque sea temporal, sirve para ver las cosas con más objetividad, sosiego y ecuanimidad. Esto le ha sentado bien a Rajoy.