La débil formulación del acuerdo de la cumbre Río+20 y los retrasos en la creación de los grupos de trabajo sobre desarrollo sostenible de la ONU han dejado en el limbo los avances de algunos puntos de la agenda posterior a Río+20, de acuerdo con un funcionario científico del Consejo Internacional de la Ciencia (ICSU por sus siglas en inglés), que representó a la comunidad científica en este evento.
La comunidad científica no está segura de cómo proceder respecto al establecimiento de los nuevos objetivos de desarrollo sostenible (ODS) acordados durante la cumbre y que se espera estén formulados en 2015, ni de su papel dentro de este trabajo, dice a SciDev.Net Peter Bates.
Además, no todos los desarrollos de la cumbre Río+20 —realizada en junio— fueron positivos, según un informe del Programa de Medio Ambiente de la ONU (PNUMA), titulado: ‘Río+20, un nuevo comienzo’ dado a conocer el mes pasado (24 de diciembre).
Por ejemplo, la cumbre vio estancarse los progresos para lograr una convención para proteger la biodiversidad marina en aguas internacionales, y tampoco logró apoyo para un acuerdo global de mejoramiento al acceso de datos medioambientales, científicos y sociales.
Todo esto unido al lenguaje vago del acuerdo de la cumbre ofrece “muy pocos detalles de cómo seguir adelante”, reconoce Bates.
Y como la ONU recién acordó este mes la composición de un grupo de trabajo para avanzar con los ODS —que debió crearse el pasado setiembre— el efecto ha sido una especie de limbo, añade.
“Por el momento, es difícil avanzar y reunir a los científicos en torno a esta idea [de los ODS] porque no hay una indicación clara de la ONU sobre qué papel cumplirá exactamente la ciencia y qué mecanismos se pondrán en marcha para facilitarlo”, añade Bates.
Esta falta de cohesión está dificultando los esfuerzos del ICSU, aunque se está avanzado en la coordinación con los científicos para producir un trabajo de investigación interdisciplinaria que establezca las bases de lo que deben contener los ODS, continúa.
Aunque concuerda en que el lenguaje poco específico del documento final de Río+20 es una preocupación, Felix Dodds, miembro del Instituto Tellus, organización de investigación y políticas sin fines de lucro con sede en los Estados Unidos y coautor del informe del PNUMA, mira el proceso posterior a Río+20 desde un ángulo más positivo.
Tal como lo destaca el informe, se comprometió a remodelar la interfase entre ciencia y política del PNUMA y reemplazar la anticuada Comisión para el Desarrollo Sostenible con un nuevo foro político de alto nivel que brindará un impulso significativo a la gobernanza mundial del desarrollo sostenible.
Y algunos de los desarrollos alrededor de la cumbre pueden haber sido más importantes que los documentados en el acuerdo oficial, según Dodds.
Por ejemplo, nada dentro del documento tiene tan alto potencial para orientar las políticas futuras como Future Earth, una iniciativa de investigación de diez años para desarrollar la ciencia del cambio ambiental, lanzada en el marco de la cumbre.
“La plataforma Future Earth ayudará a mantener la visibilidad de la ciencia de Río y ofrecerá un cabildeo eficaz”, señala Dodds.
La decisión de los líderes mundiales de desarrollar los ODS fue un “cambio de juego”, subraya.
Le da a la comunidad científica una posición central al menos hasta 2015 —cuando se espera que entren en vigor los ODS— en la medida que la ciencia será esencial para desarrollar los nuevos objetivos e indicadores, explica.
El proceso ya comenzó, señala Dodds, con la puesta en marcha de debates dirigidos por expertos en torno a objetivos e indicadores sobre agua y asentamientos humanos, entre otros temas.
“La ciencia tuvo un enorme impacto psicológico en las negociaciones (de Río+20) y cumplirá un papel significativo en el futuro”, aegura.
Enlace a Río+20: Un Nuevo comienzo (en inglés)
Jan Piotrowski
SciDev.Net