El taciturno Madina cosechó lo que aparentemente se merece. Su futuro, caso de pretender continuar en política, sería ejerciendo de segundón que siempre fue lo suyo. Pretender levantar o recuperar un partido como el PSOE bajo el liderazgo y orientación del citando dirigente, viva representación de la resignación y el fatalismo, sería inviable. Eduardo Madina jamás será Secretario General. Todo parece indicar que este personaje, distante para algunos y displicente para otros, quizá confundió su carrera. Lo que no se entiende son esos esmerados cuidados que durante años le han dedicado Rubalcaba y Zapatero como si se tratara de la joya de la corona.
Convendría recordar que en el congreso de Sevilla se negó a dar el paso ignorando los consejos y ánimos de ZP y rechazando igualmente la propuesta de Carmen Chacón para crear un tándem renovador. Uno de sus opositores en las pasadas elecciones para designar Secretario General, Pedro Sánchez, ya le superó ampliamente en la presentación de avales. El resto de esta calamidad política ya la conocemos todos.
Son muchos en este país, socialistas y pertenecientes a otras fuerzas políticas, los que se sienten incapaces de entender y soportar la presencia en los medios de comunicación del desdichado “contador de nubes”, Rodríguez Zapatero (amigo y consejero de Madina), que todavía, ocasionalmente, se muestra con su insufrible sonrisa bobalicona, tras haber arrastrado a España a la más enorme de las ruinas. Cualquiera con dos dedos de frente y un mínimo de sentido común, no saldría de casa ni para comprar tabaco. Su astillado cerebro, cara de cemento y ausencia de criterio, le incitan, por su absurdo deseo de reconocimiento, a aparecer en público como si nada hubiese pasado, cuando lo suyo habría sido condenarlo a arresto domiciliario a perpetuidad.
Madina, escuchando a un presunto descerebrado y a unos cuantos aduladores más, dejándose llevar por extrañas elucubraciones, concibió la creación de un proyecto de renovación que reflotara el PSOE, animándole posteriormente a que presentara su candidatura a las elecciones para S.G., algo que materializó pero siempre plagado de dudas y desconfianzas. Inicialmente todo iba muy bien, hasta que surgió el aparato de Susana Díaz con lo que no contaba y todos sus planes de gloria se fueron al traste, algo que no fue sorpresa para nadie. Así las cosas y tras producirse su desastre electoral, según comentarios de sus compañeros de campaña, muy posiblemente abandone la política y deje todos sus cargos menos el escaño, pero lo que tiene muy claro es no aceptar el entrar a formar parte de la ejecutiva de Pedro Sánchez. Otros rumores le adjudican el querer viajar a Sudamérica para escribir un libro, algo que puede hacer con total tranquilidad porque en el PSOE, nadie, nadie le echará de menos.
El candidato Madina, falleció políticamente tras el escrutinio de votos y conocer los resultados. Según cuentan, entre pena y enfado, abandonó la sede de Ferraz con gran prisa. Lo curioso del caso es que días atrás, las encuestas (entre las que figuraba una publicada en El Mundo), le otorgaban una ligera ventaja sobre Pedro Sánchez, nada que ver con la realidad porque la militancia del partido socialista apoyaba masivamente al candidato madrileño, y esencialmente la federación andaluza, férreamente controlada por la citada Susana Díaz.
Fin de la historia. La política se cobra otra víctima. Ahora comenzará a final de mes una segunda batalla con la celebración del congreso extraordinario, que sin duda aportará alguna sorpresa más. Al pobre Eduardo ya le importará muy poco porque estará fuera de juego y su presencia se limitará a ocupar un espacio y aplaudir con la clásica desgana que le caracteriza.