Por añadidura, España se encuentra inmersa en una crisis económica de la que saldrá como último país, según avanzó hace un par de días el Fondo Monetario Internacional. Con un gobierno incapaz de ver la realidad y de tomar las medidas adecuadas, la imagen de España quedaba dañada seriamente.
Zapatero es el problema principal. Hace poco demostró -una vez más- no saber a las alturas de las circunstancias ni siquiera en un ridículo acto protocolario sacándose una foto de familia. Tampoco supo estarlo durante la presentación en Copenhague, con su discurso fuera de lugar y centrado más en su visión particular de la alianza entre todos los hombres y continentes que en la candidatura de Madrid. No nos engañemos: La izquierda española no compartía la candidatura presentada por los enemigos políticios que gobiernan en la Comunidad y en el Ayuntamiento de Madrid. Y como si esto no fuera suficiente, llevarse al gafe de ZP a la sesión final del COI no pudo salir peor.
Por otra parte, la concesión de las sedes olímpicas siempre es un gran mamoneo. Para muchos de los que votan en el COI existen otras razones de peso que les ofrezcan las ciudades candidatas, y no precisamente de tipo técnico. Esto se sabe, aunque no se puede probar. Pero al margen de esto, el diario de El Mundo ha apuntado diez razones que iban en detrimento de Madrid:
- 1.- Perfil bajo de las estrellas.
- 2.- Rotación de continentes.
- 3.- Líderes políticos.
- 4.- Falta de peso en el COI.
- 5.- Confusión en el dopaje.
- 6.- Entramado administrativo.
- 7.- La presentación de mayo.
- 8.- Los últimos en salir de la crisis.
- 9.- Eventos deportivos a la baja.
- 10.- Barcelona, demasiado cerca.
Raúl completó una notable presentación en Copenhague, pero las dos principales figuras del deporte español lo vieron desde la distancia. La sombra de Rafa Nadal, que arranca el miércoles en el torneo de Shanghai y Pau Gasol, con descanso obligado de los Lakers, flotó en el ambiente. Ambos podían haber dado un impulso decisivo a la candidatura.
La ley no escrita de que dos Juegos no se pueden celebrar en el mismo continente de forma consecutiva lleva vigente desde Helsinki 1952. Tras la decepción de 2012, Madrid decidió apostar de nuevo a pesar de contar con este lastre. París, también derrotada hace cuatro años, decidió aguardar su turno hasta 2020. Quizá acertó de lleno.
La innegable influencia geopolítica de Obama o el pujante carisma de Lula contrastaban con el papel secundario a nivel internacional de Zapatero. El presidente del Gobierno, siempre optimista, no dio el suficiente empaque a la candidatura y apenas utilizó el inglés o el francés para dirigirse a los miembros del CIO.
España era el único de los cuatro candidatos con sólo un votante en la Asamblea. El resto tenía dos, una diferencia mínima, pero también simbólica. Además, la presencia de Rio dividió el voto latino, que contaban con 13 representantes, decisivo como se demostró en el momento decisivo.
Lo avisaron tras la presentación en mayo y reincidió en Copenhague el sueco Arne Ljungqvist, presidente de la Comisión Médica del COI. El dopaje siempre flotó en el ambiente y el Gobierno tuvo que actuar a contrarreloj y ampliar el horario de seguimiento a los atletas acorde con la AMA en un Decreto Ley del 20 de septiembre que se ha mostrado insuciente.
A pesar de que la financiación pública rayaba a gran altura, los problemas entre las diversas administraciones lastraron el proyecto. Así lo advirtió el informe del 2 de septiembre y los tres estratos del dinero público (local, regional y nacional) suscitaron demasiadas dudas en comparación con Rio.
Se dijo que sólo era un sello, que no había problema por no alcanzar la calificación «muy alta calidad» en la presentación, pero el último puesto en el penúltimo examen hizo nadar a contracorriente en la recta final. Algo se mejoró en Copenhague, pero las críticas también se extendieron por un vídeo que ya se había enseñado demasiadas veces.
Fue un pésimo augurio, pero el FMI ofreció un pronóstico sombrío sólo horas antes del momento clave, al asegurar que España será el último gran país en salir de la crisis mundial. Los datos del PIB y el paro y la salida de la recesión no invitaban a nada bueno. Rio supo explotar la pujanza brasileña, una de las economías emergentes junto a India, Rusia y china.
La apuesta de 2012 se tradujo en citas organizativas de primer orden (Eurobasket y Mundiales de judo, ciclismo o gimnasia), un listón demasiado alto. El pulso se mantuvo a duras penas por la llegada del Masters 1.000 al Madrid Arena o la final de la Champions. Rio, por ejemplo, supo explotar este factor, negativo en un primer vistazo. Dos años depués del Mundial de Fútbol tendrá Juegos.
El éxito de 1992 resultó apabullante, pero Madrid habría necesitado un plazo mayor para dejar su sello y desmarcarse de ese grato recuerdo. De hecho, ningún país salvo EEUU ha conseguido organizar dos Juegos en un plazo menor, los 12 años que separaron las citas entre Los Angeles y Atlanta.
Su Majestad la Reina ha expresado la «decepción» de la delegación española en Copenhague tras la elección de Río de Janeiro como sede de los Juegos Olímpicos de 2016. En todo caso, Doña Sofía ha dado la enhorabuena a los españoles por el trabajo realizado.
«Hay que dar la enhorabuena a Río, y también la enhorabuena al trabajo de los españoles, que ha sido excepcional», ha declarado la Reina a Televisión Española. «Hay que dar la enhorabuena a los españoles por lo que han hecho. Ha sido una decepción para nosotros», ha añadido. Foto: El gafe de la sonrisa ortopédica y el alcalde llorón.
Pero al fin y al cabo, Río de Janeiro contaba con la ventaja apabullante de ser la primera sede olímpica en Sudamérica – y con que es un país emergente puntero, con mucha gente guapa y caliente que baila mucha samba y es muy alegre. ¿Qué pinta ante un competidor de esta magnitud una ciudad de la Vieja Europa?
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