Estimados padres y queridos hijos a quienes hemos abandonado a los placeres que destruyeron Sodoma y Gomorra.
No eran suficientes para vuestra autodestrucción el alcohol, las drogas y las continuas reformas de los planes de estudio, que os facilitamos un nuevo método.
Se os permitió, a mí también, el consumo de alcohol en la calle hasta el punto de crear “Botellódromos”, lugares en los que está permitido beber hasta entrar en coma, ejemplo de actividad a realizar en el menor tiempo posible.
Os regalamos preservativos en los institutos, cuando deberíamos haberos enseñado que hay otras muchas formas de entretenerse entre clase y clase.
Se os permitió abortar gratis bajo la excusa de falta de madurez para cuidar a un hijo, sin tener en cuenta, que esa misma madurez es la que os lleva a crear una vida.
No estoy a favor ni en contra, pero creo que los buenos ratos de algunos no deben ir con cargo a la Seguridad Social que pagamos todos.
Se os permite el menudeo y el consumo propio. Todos sabemos que no hablo de frutos secos.
Y como regalo, os permitimos comprar como si fueran caramelos para suavizar la garganta, píldoras abortivas sin prescripción médica y sin límite de edad, con una carga de contraindicaciones y efectos secundarios, los cuales sólo pueden ser mortales. Pero después de todo lo que se os ha permitido, estos efectos no tienen importancia.
¿Qué van a hacer lo políticos que han permitido los “Botellódromos”, el consumo de alcohol y de otras sustancias en la calle, cuando decidáis dar un paso más y a cambio de vuestros votos solicitéis formalmente “Follódromos”?
Se os permite todo menos tener obligaciones y ser responsables, y todo porque es más fácil excusarse en la falta de tiempo debido al trabajo o por la falta del mismo, que enfrentarse a la vida y educaros en valores.
Afortunadamente somos mortales.