Economía

Agencias de rating, juez y parte

La prima de riesgo de la deuda española llegó a 508 puntos y España pagará 6,5% de interés por bonos a diez años. La prima es la diferencia entre ese interés y el del bono alemán. Esa prima reflejaría la confianza de los especuladores en la solvencia de un país. Una “confianza” que mangonean las agencias de rating.

También influye especular con seguros contra el impago de deuda (CDS en siglas inglesas). Comprar CDS es como comprar un seguro del hogar para la casa de otro, pero cobra el comprador del seguro si pasa algo. Ingeniería financiera le llaman, pero es pura especulación. Los especuladores compran y acaparan CDS para que suban de precio y venderlos. Especular con CDS aumenta las primas de riesgo, pero las agencias de rating crean antes el escenario para ese estraperlo con sus dudosas calificaciones de solvencia. E influyen en los tipos de interés a pagar por los estados. Mayor interés cuanto más baja sea la calificación. Más beneficio para colegas, aliados y accionistas de las agencias.

Hay más de setenta agencias de rating, pero el sector está controlado por tres que acaparan el 90% del mercado: Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch. Las calificaciones de las agencias condicionan la confianza de los especuladores, pero ¿qué crédito merecen esas agencias?

William Harrington, que trabajó en Moody’s durante años, denunció por escrito que se “incentivaba”» a los analistas para que dieran a los clientes las calificaciones que querían. Yuri Yoshizawa, directivo de agencia de rating, reconoció ante el Senado de Estados Unidos que se compraban calificaciones de solvencia. El informe final de la investigación senatorial concluyó que “no sorprende que las agencias de rating actúen muchas veces bajo presión de los bancos de inversión y acuerden con estos la calificación de solvencia”.

Esas grandes agencias también intentan captar clientes presionando con bajas calificaciones a empresas. Moody’s publicó una calificación no solicitada de Hannover Rick, al tiempo que le enviaba una carta indicando que “esperaba el día en que Hannover esté dispuesta a pagar”. Hannover se negó y Moody’s rebajó la calificación de Hannover durante años.

Pero además las agencias de rating son incompetentes, cuando no algo peor. Ninguna de las tres grandes vio venir la crisis. Y antes cometieron errores tremendos. Como los casos Enron y Worldcom en Estados Unidos o Parmalat en Italia, empresas a las que dieron la máxima solvencia cuatro días antes de quebrar. Y es notorio el caso de Lehman Brothers a la que dieron la máxima calificación de solvencia el mismo día de su hundimiento. Pero no sólo no vieron venir la crisis; contribuyeron a que estallara.

El banco ABN Amro quería vender títulos financieros con interés superior al de los bonos de Estados Unidos y con su misma seguridad. Y necesitaba una agencia de rating que los calificara con la máxima confianza. ABN mantuvo conversaciones con Standard & Poor’s durante meses para afinar el nuevo producto. ¿Y Standard & Poor’s no vio en ese tiempo que esos títulos incluían hipotecas basura que nunca se cobrarían? Claudi Pérez denunció entonces que las agencias de rating fueron protagonistas del estallido de la crisis financiera, porque convirtieron las hipotecas basura en una trampa mortal al darles la máxima calificación de solvencia.

¿Y la presunta independencia de esas agencias? Standard & Poor’s es filial de un holding de ¡empresas de análisis financiero! El principal accionista de Fitch es una corporación de empresas. Y los principales accionistas de Moody’s son compañías aseguradoras. Más otros accionistas, que también lo son de bancos que especulan con deuda pública, cuyos beneficios dependen de las calificaciones de agencias de rating. ¿Hay o no conflicto de intereses? Las agencias son juez y parte.

La crisis de Europa es responsabilidad de sus gobiernos, Comisión Europea y BCE, pero las agencias de rating han contribuido y contribuyen a agravarla. No son fiables. No garantizan neutralidad y objetividad; no son transparentes.

Un ministro alemán pidió a la Unión Europea (UE) que creara una agencia de calificación; lamentablemente ni Comisión Europea ni otra institución de la UE han hecho nada al respecto. Ni lo harán mientras estén al servicio del poder financiero. Pero parece buena alternativa: una agencia de calificación crediticia europea pública, bajo supervisión y control democráticos. Que no se conseguirá en tanto no se mine y reduzca el poder financiero. Y eso solo lo puede hacer la ciudadanía. Aunque sea un largo camino.

Xavier Caño Tamayo

Periodista y escritor

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.