EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Siempre se ha dicho que la mejor defensa es un buen ataque. El Partido Popular, ante la que se le viene encima por el “caso GÁ¼rtel” ha pedido, y el juez se lo ha concedido, el que se pueda personar en la causa como acusación. O sea que, de momento, el PP va entender en todas las diligencias en calidad de acusación. Digo de momento porque ya veremos si a medida que van aflorando hechos, fechas, cantidades, nombres y personas el partido de la derecha se puede mantener como acusador o puede pasar a ser imputado y acusado. Entre ambas figuras, en muchos casos, solo hay una delgada línea roja.
Ahora bien, lo bonito de todo esto es que cuando el juez Garzón comenzó a investigar e instruir lo que conocemos como el “caso GÁ¼rtel” en el que al parecer se aprecian supuestos hechos que puedan llevar a la conclusión de que, entre otras cosas, nos podemos hallar ante una financiación irregular del PP, los prebostes populares comenzaron a llamarle de todo al magistrado, cuando en realidad deberían mostrarse agradecidos ya que gracias a la diligencia de este juez en el PP “han caído en la cuenta” de que seguramente han sido “estafados” por las empresas dirigidas por Correa y sus hombres de confianza, de ahí su deseo de presentarse como acusación en este proceso. Si no es por Baltasar Garzón, aún estaría siendo “maltratado” el PP por estos supuestos infractores.
Pero en todo esto hay algo que me llama la atención. Sabido es que varios cargos públicos y orgánicos del Partido Popular han sido imputados en este caso por el magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, Antonio Pedreira, y que a alguno de ellos les ha impuesto fianzas cercanas al millón de euros. Ante esto me preguntó: ¿Mantendrá el Partido Popular su posición acusadora ante y en contra de sus cargos públicos y orgánicos imputados por el juez Pedreira?
Si así lo hace, demostrará que en el PP están porque resplandezca la verdad, si por el contrario no actúan del mismo modo ante todos los supuestos implicados en esta trama quedarán muy mal ante la opinión pública y mucha gente podrá pensar que se han personado como acusación para poder seguir el proceso desde dentro. Es decir, “meterse” en la cocina para ver como se cuece todo y poder evitar quemarse las entrañas al tener que ingerir lo que se guise sin saber su grado de ebullición.