Hay esperanza de vida, aunque esa lacra hace esclavos y mata a todos aquellos que caen presos de la droga.
Lo planteo y veo que solo interesa a una minoría implicada en ello, porque han sido tocados por esa lacra.
A las organizaciones de ayuda, partidos políticos… ¿qué les importa? Cuando, probablemente, muchos de esos políticos se hagan sus rayas en la tapa del water, pensarán: «Qué bien me encuentro, qué gusto. Los demás, pobres desgraciados y yonkis, pobres diablos. Yo vivo bien y me permito estos, entre comillas, lujos». Claro, se dirán a ellos mismos el tan sabido «Yo controlo».
Siento náuseas por todo aquel que pueda esbozar una sonrisa y piense así de estos pobres diablos con sus vidas destrozadas. Ellos qué sabrán de droga. No se trata de saber, sino de concienciar ¡joder!, de luchar. Roba muchas vidas y arruina a muchas familias esta mierda que ha creado el hombre, y que es incapaz de acabar con ella. Es que «Don Dinero» manda mucho, demasiado…
Programas de mierda donde salen personajillos que sabemos todos que tienen problemas con la droga, pero crean audiencia y eso es morboso para esta sociedad basada en que la noticia es la miseria de los demás. Revistas de papel couché donde ensalzan a Don Fulano, adicto a la cocaína y no se qué más vicios indescriptibles. Noches de farándula vividas a golpe de pelotazo y borrachera. Y encima salen diciendo estos pobres chavales: «Mamá, mamá te quiero» con palabras que ni ellos mismos logran balbucear entre espumarajos de la boca.
¿Qué mierda de mundo es este, donde se matan unos a otros por controlar esta lacra, este gusano que nos come poco a poco? Siento odio y asco de mi mismo. Yo fui de ellos, y en algunos momentos siento deseos de volver a caer y tomar, tomar, tomar, y volver a ese círculo que no tiene fin y cuyo fin, quizás sea la muerte.
Alguien me dice que no hable tanto de la droga, ¡que coño, si pasé 15 años en ella! y quiero demostrar a todo el que lo desee, lo que esto acarrea.
Menos «meas culpas», salmos sacados de la Biblia, palabras de Apóstoles y Santos. Hay que luchar a pecho descubierto con esta miseria y mierda que tantas vidas se lleva.
Perdón si puedo entrar en temas religiosos, pero Dios puso al hombre y lo deja actuar a su manera. Solo unos pocos lo escuchan y de verdad le siguen, y luchan a brazo partido por salvar seres humanos, almas corrompidas por la droga y la miseria que trae. Esos que en sus púlpitos, con sus relojes de oro y sus grandes coches, que todos los domingos se hacen llamar pastores, a mi, particularmente a mi, no me valen. Más les valdría bajarse del pedestal y sentir la miseria y la frustración de los que viven sin esperanza, a expensas de un próximo chute que alivie el mono.
No me contestéis con parábolas y demás palabrerías. Yo si reconozco a los que de verdad creen en Á‰l y sufren por nosotros en silencio y ruegan a Dios por ellos. Los demás, marcharos a vuestras lujosas casas y dejad a Dios en paz, porque sois lobos disfrazados de corderos y lo que no sabéis, es que algunos de nosotros somos corderos disfrazados de lobos y os reconocemos.
¿No es bueno hablar tanto de la droga, hay que buscar el porqué y la razón que nos lleva a ello? Y los que están dentro, a esos que les parta un rayo… Algunos que escribís no tenéis ni la más mínima idea de lo que se sufre cuando se está preso de ella, porque, sí señores, el toxicómano también sufre o ¿qué pensábais? ¿que solo sufrían los de su alrededor? Ahora me toca mover muchas teclas. Miedo, pocas ayudas. Ya vendrán.
Yo no soy el único, soy uno más. Lo que si os digo es que no quiero ayuda de los que solo busquen medallas y enriquecerse a costa de las miserias de los demás. Tantas asociaciones que solo buscan ganar dinero a costa del desgraciado, yo las repudio desde aquí y no quiero verlas ni en pintura. Y las hay, hermanos, las hay y muchas.
Va a ser una lucha dura, pero difícil será tumbarme, y más difícil acabar conmigo.
Yo fui más lobo que muchos de los que hoy en día se disfrazan de corderos. Acordaros de Fernando Reyes, porque os va a sonar mucho.
Falsos profetas y profesionales de la palabra de Dios, yo estoy para dar mi vida a los que, como yo, un día no pudieron controlar.
Y de la vida sé mucho, mucho, os doy la vuelta a muchos y eso está a mi favor a la hora de ayudar.