El que juega con fuego acaba quemándose, aforismo inexorable que golpeó en el dÃa de ayer al Real Madrid, que venÃa varias semanas jugando con brasas ante equipos potentes, pero que ayer dio un paso más y empezó a jugar con la hoguera de la indolencia y con ella se quemó.
Porque durante los primeros 58 minutos de partido el Madrid decidió que jugarÃa andando, que ganarÃa por el peso de la inercia y que el tremendo talento de sus jugadores terminarÃa por decantar el partido a su favor, y no digo que no tuvieran razón, porque experiencias previas tienen para cargarse de argumentos, pero jugando de esa manera incrementaron el riesgo innecesariamente y ello provocó su empate final.
El planteamiento inicial era claro, Benzemá no sirve, y el cuadrado mágico de Luxemburgo, extrapolado a la plantilla de Mourinho, parecÃa una buena alternativa pero les faltó algo esencial en el fútbol, el dinamismo, y fundamental para este equipo, la intensidad. Con Di MarÃa desconectado, por cansancio o por aguardar momentos más importantes, y Cristiano chocando contra la bien colocada defensa almeriense, Kaká y Özil se perdieron sin un pase profundo que poder filtrar, y el equipo careció de toda profundidad. ¿Pudo haber marcado? Sin duda, pero no lo hizo.
Y sà lo hizo el AlmerÃa, en la única que tuvo, en la única vez que inquietó a Casillas durante todo el encuentro, con tanta precisión que parecÃa el Madrid, y lo hizo a través de Ulloa, que tiene hechuras de buen delantero.
A partir de ahà tocó arrebato, partido a 32 minutos, tras haber tirado 58 a la basura. Y ahà el Madrid volvió a ser el Madrid, Benzemá salió por Kaká, Granero por Marcelo y Carvalho por Albiol, el equipo se recompuso con tres defensas, llegó el empate en un zapatazo tremendo de Granero, a pase de Benzemá, sÃ, sÃ, Benzemá, que sigue demostrando que su única virtud es la asociativa, y tras él, la crispación.
El Madrid se perdió en choques inútiles contra la defensa andaluza, los almerienses empezaron a jugar su partido, su no partido, perdiendo tiempo de manera flagrante, de la misma forma que lo hubiera hecho Mourinho, si hubiera tenido oportunidad, asà que nada que achacar, se pidió algún penalti, y Ronaldo estrelló un balón en el larguero en el tiempo de descuento, un balón que bien valÃa una liga, o al menos la posibilidad de luchar por ella.
La Liga se complica, es cierto, pero en realidad no está tan lejos. Basta con que el Barcelona empate un partido de los próximos 18, y que, claro está, pierda en su visita al Bernabeu, algo que en los últimos años no está tan claro. Sin embargo, la otra condición necesaria es que el Madrid lo gane todo, y visto lo visto, es algo que no parece tan claro.
En definitiva, el Madrid despreció el encuentro de ayer jugando con indolencia y pagó las consecuencias, era un partido, tal vez, para haber dado descanso a jugadores que se notan cansados como Di MarÃa o Xabi Alonso, y que estarÃan mejor descansando en su casa que en el terreno de juego.
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