La solución a la crisis económica pasa por romper el cÃrculo vicioso que inicia con un endeudamiento que quiere resolverse a base de polÃticas de austeridad que determinan un descenso de la actividad económica y de los ingresos al Estado, lo cual lleva a pedir prestado más dinero y a endeudarse. Este cÃrculo vicioso es lo que está llevando la Eurozona al desastre.
Lo que tiene que hacerse es dejar de endeudarse, renegociando una deuda que ha beneficiado a la banca y a sus accionistas, pero a nadie más. No se puede avanzar con un sistema financiero que funciona para tan pocos a costa del sacrificio de tantos. La banca privada ya ha perdido su función social, que es la de proveer crédito. Si no ofrece crédito, no tiene lógica su existencia. El tamaño del sector financiero en una economÃa debe por lo tanto reducirse sustancialmente mediante toda una serie de medidas, que incluyen desde una carga impositiva mucho más elevada a la banca (sin afectar los ahorros del ciudadano normal y corriente), gravando principalmente a los grandes depósitos, las largas transacciones y las actividades especulativas. Otras medidas deberÃan incluir su nacionalización, con pleno intervencionismo del Estado para garantizar la disponibilidad de crédito razonable y accesible. No puede permitirse que la banca privada sea el aparato sanguÃneo del cuerpo económico.
Por otra parte, los Estados deben dejar de depender tanto de los préstamos externos, observación que es especialmente relevante para los paÃses llamados en la terminologÃa anglosajona PIGS (o GIPSI si se incluye Italia). Cada uno de estos Estados (cuyos ingresos al Estado son excesivamente bajos) debe incrementar sustancialmente sus ingresos públicos. Si España tuviera la carga fiscal de Suecia, el Estado español ingresarÃa 200.000 millones de euros más al año. En Italia, según el Banco de Italia, la riqueza existente en el paÃs, altamente concentrada (que podrÃa y deberÃa general fondos al Estado), representa 8.600.000 millones de euros, que es más de cuatro veces los 2.000.000 millones de euros de deuda pública que tiene su Estado. Si tal riqueza concentrada, como sugiere Tom Gill en su artÃculo “Europe is Revolting†(CounterPunch, Septiembre de 2012) se la gravara con un 2% de la riqueza poseÃda por el 50% más rico de los propietarios, se generarÃan 100.000 millones de euros más al año para las arcas del Estado.
Un tanto semejante en Portugal, donde el gobierno propuso recientemente unos recortes de 4.900 millones de euros (que tuvo que retirar debido a la oposición de la ciudadanÃa). Los sindicatos portugueses propusieron como alternativas un aumento del gravamen de un 0,25% en las transacciones bancarias (consiguiendo asà 2.000 millones), de un 10% en las ganancias en la propiedad de los mayores accionistas del paÃs (consiguiendo 1.700 millones de euros), un incremento del impuesto de sociedades para las empresas que facturan a partir de 1.2 millones de euros al año (1.200 millones de euros), y una disminución del fraude fiscal (1.200 millones de euros). Todas estas medidas afectarÃan sólo al 1% de la población: los súper ricos. Todas estas propuestas son altamente populares.
Otras propuestas también altamente populares es la reducción del gasto en las Fuerzas Armadas. Gran parte de tales fuerzas militares hacen funciones policiales y de represión interna, caso claro en España, donde se asigna a tales fuerzas armadas la garantÃa de “la unidad de Españaâ€, función que expresa el carácter policial y de represión interna del paÃs, defendiendo en la práctica un centralismo que inhibe la expresión de la riqueza de España que deberÃa basarse en la expresión de su plurinacionalidad. Ni que decir tiene que estas propuestas alternativas, populares a nivel de calle, son inmensamente impopulares en los establishments que gobiernan a los paÃses de la Eurozona, que están imponiendo polÃticas opuestas, altamente impopulares. Hoy existen unas instituciones que no han sido elegidas por la población, que gobiernan e imponen lo que favorece a sus intereses particulares, a costa de los intereses generales. Las fuerzas auténticamente democráticas deberÃan coordinarse a nivel europeo, incluyendo una huelga general a nivel de toda la Eurozona para indicar que las clases populares están diciendo basta ya de esta dictadura financiera que está llevando a todos los paÃses al desastre.
Vicenç Navarro
Catedrático de PolÃticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra