*** Entrevista a Esther Vivas en radio La Colectiva
Sabores, aromas, semillas y comidas. Todo presente y bien mezclado pero sin recetas culinarias ni de las otras. Esther Vivas (*) relata la resistencia global y local campesina organizada frente a las ofertas de hambre de las multinacionales. Además, recorre propuestas de vida que apuntan a valores alejados del consumo, que privilegian a la tierra y sus habitantes.
Es mucho lo que tendría para preguntarte después de leer varios de tus artículos. ¿En que situación está hoy esta crisis alimentaria tan importante?
Esther Vivas – Sí. Por un lado hay una serie de causas coyunturales que generaron la crisis alimentaria del 2008 y que hicieron aumentar de forma muy importante el precio de los cereales básicos algunos de los cuales en un año aumentaron más del 100% su precio.
Estas causas coyunturales desde mi punto de vista básicamente son la inversión por un lado en agrocombustibles, el hecho que determinados gobiernos de la Unión Europea, Estados Unidos, Brasil empezaran apostar por la producción de combustible verde, el cual entró en competencia con la producción de alimentos y esto hizo encarecer el precio de estos cereales. Por otro lado la especulación financiera en materias primeras. Á‰stas fueron las dos causas coyunturales que generaron este aumento impresionante de los productos básicos. Pero por otro lado esta situación, estas causas, impactaron en un modelo agricoloalimentario extremadamente débil debido a las políticas neoliberales que se han venido implementando en los últimos treinta años y que han socavado el derecho a la alimentación de los pueblos.
En el 2000 también hubo una crisis y vos comentas que hubo un avance y que se comenzó a estabilizar y pudieron salir de esta crisis los países europeos o los del sur y ahora a estabilizar hasta el 2007- 2008 como y ahora de vuelta no estar preparados, como hicieron en ese periodo para salir adelante.
El problema es que a lo largo de estos últimos años, las políticas que se han venido implementando por parte de la Organización Mundial del Comercio, han venido liberalizando lo que son las políticas comerciales, tanto en los países del sur sobre todo y en los del norte las políticas agrícolas han apoyado, básicamente a la agroindustria. Esto ha hecho que a pesar que el sector agrícola pueda haber tenido distintas crisis las soluciones frente a esta situación han sido falsas soluciones. Así se ha apostado por una mayor liberalización comercial, se ha apostado por la nueva revolución verde, por mas transgénicos, por una agricultura intensiva y, en definitiva, crisis tras crisis las soluciones que se dan son las mismas políticas de siempre que nos conducen y profundizan en esta situación de grave crisis alimentaria y que vulneran los derechos de alimentación de amplias capas de la población.
Esto hace que hoy en día nos situemos en más de mil millones de personas que pasan hambre en el mundo, una de cada seis. Por lo tanto, el problema es que reiteradamente soluciones que se dan a la crisis no apuntan a las causas reales, se dan falsas soluciones que lo único que hacen es profundizar en el modelo actual que agrava cada día más las difíciles condiciones del campesinado familiar y vulnera también nuestro derecho a una alimentación sana y saludable.
Y cuales serian las propuestas, porque no se si es para salir de esta crisis, no se si se sale de la crisis. ¿Cual sería la propuesta para que no haya mil millones de personas pasando hambre?
Las alternativas están encima de la mesa y se han demostrado viables, lo que falta es voluntad política para llevarlas acabo.
La defensa del derecho a la soberanía alimentaria de los pueblos, que es la bandera que defiende y las políticas que defiende la Vía Campesina, se demuestra como la mejor alternativa para salir de la actual crisis agrícola y alimentaria. ¿Qué quiere decir la Soberanía Alimentaria? Pues que las políticas agrícolas y alimentarias estén en manos de los y las campesinas, estén en manos de las y los consumidores, que la tierra sea para quien la trabaja, que los campesinos tengan acceso a esta tierra, al agua, a las semillas que hoy están privatizadas. Que los consumidores podamos escoger consumir alimentos libres de transgénicos, que podamos consumir productos locales de calidad y de temporada, no como ahora pasa que muchos productos que consumimos viene de la otra punta del mundo, han recorrido miles de kilómetros antes de llegar a nuestro plato.
Por lo tanto hay políticas alternativas. La agricultura ecológica y campesina ha demostrado que puede ser tan productiva como la agricultura intensiva industrializada, a la vez que cuida del territorio, del medio ambiente y respeta los ciclos naturales de producción. Por lo tanto existen alternativas, lo que falta es voluntad política para llevarlas a cabo por que hay una gran connivencia entre élites políticas y económicas y las políticas que se están ejerciendo benefician más a la industria agroalimentaria, a los intereses corporativos y no tiene en cuenta nuestras necesidades alimenticias como personas y el respeto al medio ambiente.
Te agradezco la definición de Soberanía Alimentaria por que muchas veces uno encuentra a personajes políticos, la presidenta por ejemplo de la Argentina hablando de soberanía alimentaria y emparentándola con el derecho de que cada uno pueda comprar un kilo de arroz y tu definición nos saca de eso y nos pone en lo que es el concepto de soberanía alimentaria .
Lo que esta claro que el concepto de Soberanía Alimentaría va mas allá del concepto clásico de seguridad alimentaria, que quiere decir que todo el mundo pueda comer. En el año 93, cuando surgió el concepto de Soberanía Alimentaria, éste exige que todo el mundo pueda comer pero, al mismo tiempo, pone en cuestión cómo se elaboran estos alimentos, en manos de quién están los medios de producción y por lo tanto significa un paso más.
Es cierto lo que tu comentas, hay una voluntad de cooptación del concepto de la soberanía alimentaria, por este motivo es muy importante reconocer el papel del campesinado local y de estas políticas de autogestión y de auto-organización, la necesidad de reapropiarnos de estos medios de producción, que, en definitiva, el derecho a decidir sobre aquello que comemos lo debemos de tener nosotros los consumidores y las consumidoras, los campesinos y las campesinas.
¿Se comenzó en los orígenes de todo esto con la apropiación de los sabores?
Bueno, lo que ha habido en los últimos años es una creciente homogenización de aquello que comemos, una uniformización y una pérdida de biodiversidad, de agrodiversidad. Esto tiene un impacto muy negativo en lo que es la producción alimentaria tradicional y en la gran diversidad de cultivos tradicionales que tenían los pueblos originarios, las distintas comunidades. Se priorizan aquellos alimentos que son más fáciles de transportar, que se conservan durante más tiempo, que son más bonitos a los ojos de la gente y por lo tanto se van priorizando aquellos criterios mercantiles, aquellos criterios de comercialización a larga distancia para la agroexportacion y en cambio no se tienen en cuenta otros criterios más vinculados a la producción local a la preservación del medio ambiente y está claro que las políticas actuales, en lo que se refiere a la agricultura y a la alimentación, nos conducen a esta homogenización y a la consecuente pérdida de biodiversidad y agrodiversidad, con lo que esto conlleva de perdida de sabores, de variedades autóctonas, etc.
No sé si existe una pata educativa o de redescubrir sabores, digo dentro de la Vía Campesina, de las organizaciones, por que me parece que también eso es importante. Por que sino ¿cómo el consumidor va poder elegir? ¿entre Fanacoa y Hellmans? Antes podía elegir entre la mayonesa que hacia la abuela Juana y la que hacia la abuela Elida…
De echo es muy pertinente esta reflexión que tu haces y cuando hablamos de Soberanía Alimentaria no sólo nos debemos fijar o poner el énfasis en la producción o en el modelo de producción agrícola, sino también es fundamental la distribución y el consumo. Y cuando hablamos del consumo estos elementos que tu planteas son centrales. Tenemos que recuperar otro modelo de alimentación, una alimentación mucho más sana, mucho más en consonancia con el medio ambiente, recuperando productos que a lo mejor ya no se cosechan, por que las multinacionales consideran que ya no dan muchos beneficios. Y aquí es muy importante el trabajo que hacen muchas redes a nivel local, redes que trabajan en el marco de la agroecología, en la soberanía alimentaria, muchos productores locales que están produciendo variedades que se están dejando de producir y no sólo las están produciendo sino que están enseñando cómo se cocinan, cómo tenemos que comer estas otras variedades de productos que la gran industria ha abandonado porque no las consideraba rentables.
Desde este punto de vista el trabajado educacativo es fundamental. Aquí en el Estado español y en Italia por ejemplo, hay experiencias de comedores escolares, de comedores escolares ecológicos que buscan a través de esta educación no formal, en la hora de la comida, recuperar los modelos alimentarios tradicionales que era mucho más saludables que el Fast Food actual. Hoy en día parece que comer a la moda implica ir a un Mc Donalds, a una gran superficie, ir a comer en un restaurante en cadena, cuando comer bien implica otra cosa, implica comer tranquilamente, implica comer una comida saludable, una comida, pues, que aporte unos elementos de respeto al medioambiente pero también unos elementos sociales de producción local de pagar un precio justo a los campesinos…
Acá hemos generado redes de la economía social solidaria, algunos le llaman comercio justo. ¿Cuál es la definición para vos de comercio justo?
Para mi el comercio justo está muy vinculado a la soberanía alimentaria. Comercio justo implica unas prácticas comerciales de justicia, implica una comercialización local, de proximidad, que tenga en cuenta los ciclos naturales de la tierra. Por un lado está el comercio justo tradicional que consiste en la importación de aquellos productos que no tenemos aquí, como el café o el cacao, yque se comercializan con unos criterios de justicia social. Importamos estos productos. Pero más allá de este comercio justo internacional, consideramos que el comercio justo debe ser local. Que debemos de comer productos de proximidad, elaborados por el campesinado autóctono. Que respete al medio ambiente. Y este comercio justo local, debe ser norte-norte y sur-sur y que por lo tanto este comercio justo está íntimamente ligado a la soberanía alimentaria. Sin soberanía alimentaria y sin la perspectiva política de la soberanía alimentaria, del control en los modelos de producción, de alimentación, el comercio justo no tiene sentido.
Lo que si es verdad es que cada día más estamos asistiendo a una creciente cooptación del término de “comercio justo”. Wal-Mart, Carrefour, Nestlé, intentan producir y elaborar productos bajo la etiqueta de comercio justo. Pero desde nuestro punto de vista esto no es comercio justo, esto es marketing empresarial, estas empresas utilizan estos conceptos para básicamente lavarse la imagen. Por lo tanto, es necesario distinguir entre comercio justo vinculado a la soberanía alimentaria y ese comercio justo que sólo busca vender café y busca lavar la imagen a los supermercados o a las grandes multinacionales de turno.
Nosotros participamos de una red que es la de distribución de los productos (NdeR: Nos referimos a la Cooperativa Puente del Sur) y lo que vemos son las dificultades para traer a lo largo de todo el país, los productos del campesinado, porque al vivir en una ciudad, es bastante problemático eso. ¿Hay alguna forma de generar redes más amplias sin que sea tan importante el traslado de los alimentos?
Lo que también está surgiendo en muchas ciudades y grandes urbes son huertos urbanos. Porque frente a estas necesidades alimenticias y el aumento del precio de los productos en la gran distribución y la dificultad para acceder a los mismos, cada vez más en distintos países se ven experiencias locales como los huertos urbanos. Lo que está claro es que habrá siempre dificultades para tener una amplia oferta y una variedad de productos y habrá algunos de éstos que podremos consumir de proximidad y otros que, a lo mejor, tendrán que recorrer una cierta distancia.
Es importante señalar que el concepto de soberanía alimentaria no está en contra del comercio internacional. Lo que dice es que se debe priorizar en la medida de las posibilidades, el comercio local y la capacidad de ser soberanos a nivel nacional en lo que implica de definición de las políticas agrícolas y alimentarias. Pero tenemos también que ser concientes que tendrá que haber un cierto traslado y comercialización internacional de algunos productos. Aquí en el norte es evidente. Hay productos como el café, el azúcar y el cacao a los que estamos muy habituados y que no producimos aquí. Por lo tanto es necesario, pues, fomentar el consumo de proximidad, pero siendo concientes que para determinados productos es necesario determinado comercio internacional… pero esto no tiene nada que ver con el actual modelo de alimentación kilométrico, descentralizado, que privilegia la agroexportación y que rige hoy en día.
Esta necesidad de comercio internacional ¿nos pone necesariamente en la órbita de la Organización Mundial de Comercio?
La Organización Mundial de Comercio, las políticas que ha llevado a cabo son claras. Se trata de políticas que básicamente responden a los intereses de las grandes corporaciones, de las grandes multinacionales de la industria agro-alimentaria, que priman que estas multinacionales sigan ganando grandes beneficios a costa de nuestro derecho a la alimentación. Por lo tanto, debemos de acabar con las políticas impulsadas por la OMC, el Banco Mundial, el FMI que son políticas de expolio y que son políticas de hambre. Y las demandas que se plantean desde movimientos sociales, como la Vía Campesina, o el movimiento de los Sin Tierra en Brasil u otros que se enmarcan en esa filosofía, es devolver la capacidad de decidir a los pueblos y a las comunidades. Porque esta capacidad de decidir ha sido totalmente arrebatada por parte de la OMC y las grandes multinacionales de la industria agro-alimentaria. Nosotros defendemos otras políticas que son la antítesis de las que hoy rigen la OMC.
Cómo se llega más masivamente a todos los que no entienden todavía este tipo de consumo.
Nos han vendido la moto de que el modelo actual agrícola y alimentario, industrial, intensivo, las grandes superficie es el mejor modelo posible. Pero si miramos los datos vemos que este modelo nos ha llevado a una crisis de la agricultura, del campesinado y de la alimentación, sin precedentes (…) Por lo tanto se tiene que desmontar el mito de que el modelo de agricultura actual, de esta agricultura dependiente de los pesticidas, dependiente del petróleo, que viajan miles de kilómetros antes de llegar a nuestro plato, que esta agricultura no satisface nuestro derecho a la alimentación. Todo lo contrario.
Por lo tanto debemos defender otras políticas agrícolas y alimentarias que tengan en su centro nuestro derecho a la alimentación, que podamos alimentarnos bien, alimentarnos con productos de calidad y de proximidad. No es casualidad que hoy en el mundo haya millones de personas desnutridas y a la vez millones de personas con sobrepeso. Esto es resultado de este modelo de alimentación actual que sobre todo impacta en los sectores populares, especialmente en los países del sur. Pero también aquí en el norte, de hecho en EEUU también hay muchas personas que pasan hambre y tenemos que empezar a construir alternativas desde lo local y alternativas desde la autorganización y la autogestión de los sectores populares.
En la última reunión de la que nosotros tenemos noticia, que terminó el 4 de marzo en México, allí pudimos acceder a una serie de cosas en las cuales uno se termina preguntando ¿no hay final para las propuestas de los grandes capitales? Descubrimos que pretenden plantar semillas tóxicas…
El objetivo final siempre es conseguir el máximo beneficio a costa de los derechos sociales, derechos laborales, derechos medioambientales. Esto lo vemos claramente en el contexto actual de crisis sistémica del capitalismo en la cual la propia crisis del capitalismo demuestra que es un sistema totalmente incompatible con la cobertura de las necesidades básicas de las personas, con el respeto a la naturaleza y el medioambiente. De hecho, las soluciones que se plantean frente al cambio climático y a la crisis climática y energética son soluciones tecnológicas que lo único que harán será profundizar aún más en la vulnerabilidad climática y social del planeta.
Cuando nos dicen que las nucleares son la solución, que los agrocombustibles son la solución, esto es totalmente falso. En la agricultura y en la alimentación pasa lo mismo. Nos dicen que los transgénicos acabarán con el hambre en el mundo, que una nueva revolución verde acabará con el hambre en el mundo, cuando a lo largo de las últimas décadas se ha visto claramente que estas políticas no acaban con el hambre en el mundo sino todo lo contrario, agudizan el hambre en el mundo.
¿Cómo nos oponemos, cómo se opone la Vía Campesina? Más allá de toda la propuesta que se entiende que es una propuesta educativa, cultural de producción, desde muchos lugares, además ¿cómo se le pone el cuerpo?
La Vía Campesina actúa en distintos frentes. Por un lado en cada país hay organizaciones miembros de la Vía Campesina que impulsan movilizaciones contra estas políticas agrícolas y alimentarias que expulsan a los campesinos del campo y que fomentan un modelo de agricultura y alimentación industrializado, intensivo e irracional. Pero más allá de este trabajo en los distintos países, hay un trabajo internacional de presión y de movilización cuando se llevan a cabo las cumbres de la OMC y de la FAO.
Y más allá de esta movilización y de esta protesta lo que está claro y lo que se lleva realizando en los distintos ámbitos y localidades son alternativas, pues, que se plantean desde lo local frente a estas políticas de hambre. Alternativas vinculadas a la producción agroecológica, alternativas vinculadas a la recuperación de las semillas, alternativas vinculadas a la organización de grupos y cooperativas de consumo que generan vínculos entre el productor local y el consumidor generando una ida y vuelta entre el campo y la ciudad más necesaria hoy que nunca.
Muchas Gracias Esther Vivas.
Muy bien, muy amables y seguimos en contacto.