En su viaje por las Américas y más concretamente en Brasil, el Papa Francisco ha critica la incoherencia de la Iglesia. La verdad es que no me he parado a leer el fondo de la información que da la prensa, pero si se me ha quedado grabado lo de la “incoherencia de la Iglesia” máxime cuando he leído las declaraciones del exarzobispo de Sevilla y miembro destacado de la Conferencia Episcopal Española, Carlos Amigo, que ha dicho que “si una mujer tira a su hija a la alcantarilla va a la cárcel, pero si aborta, no”. Creo que Carlos Amigo, sí es coherente con lo que dice es lo que piensa la Iglesia, pero hay algo en sus palabras que no cuadra y es que cuando una madre tira a su hijo por una alcantarilla este corre el riesgo de perder la vida, este ya es un ser vivo, pero cuando se trata de un aborto y este se lleva a cabo con los supuestos que marca la ley del aborto no se está cometiendo delito alguno ya que según la ciencia médica hay unos plazos que protegen la vida de las personas. Lo que no me parece tan coherente es que se esté por la vida de unos seres cuyas deformaciones o taras mentales precisen de por vida de la ayuda de sus progenitores y que desde luego cuantos estos padres dejen este mundo la Iglesia no se va a hacer cargo de ellas, eso seguro, a la vista está.
Lo que sí me parece incoherente es el hecho de que el Ministerio de Sanidad, con su ministra, la cegata Ana Mato, al frente del mismo siga los dictados de la Iglesia y pretenda, aunque dice que no, que las lesbianas y las mujeres solteras queden fuera de la reproducción asistida por medio de la sanidad pública, para a continuación añadir que siempre prevalecerá el criterio médico permitiéndose, a continuación, usar un tono irónico al decir que no cree “que la falta de varón sea un criterio médico”. Es decir, que según Ana Mato, el criterio médico sirve para la reproducción asistida pero no para el aborto. O sea que sobre esto habrá que preguntarle a la Iglesia si está o no está por la vida, porque tanto una lesbiana como una mujer soltera pueden dar vida y educar perfectamente a sus hijos y se pueden dar miles de ejemplos que así lo demuestran. La Iglesia aún está por aquellos tiempos lejanos, lejanísimos, en que la sociedad criticaba y castigaba y repudiaba muy duramente a las madres solteras y a las lesbianas, la sociedad ha evolucionado y ha desterrado aquellas aberrantes actitudes, pero la Iglesia aún sigue con las mismas y desde luego no se le vislumbra cambio alguno. Si el Papa Francisco se refería a la incoherencia de la Iglesia en el sentido de que debe evolucionar al mismo tiempo que la sociedad estoy totalmente de acuerdo con él, pero si esa incoherencia se refiere a que se están abandonando lo que marca, no la ley de Dios, sino la de los hombres, discrepo, porque los que han escrito la ley de Dios han sido los hombres, solo que estos andan bastante lejos de lo que hoy en día es una sociedad libre y sin dogma alguno a pesar de las creencias religiosas que pueda tener. Se puede ser seguidor de una religión pero nunca un sectario. Debería aclararnos la Iglesia si al estar por la vida, lo está también porque las mujeres lesbianas y las solteras puedan dar esa vida. Comprendo el trauma que sufren las mujeres estériles casadas y que ello influye mucho en su salud mental pero hay que comprender también que la misma causa puede afectar a las lesbianas y a las solteras, por tanto tienen el mismo derecho que las casadas estériles a ser atendidas por la Seguridad Social. Por cierto, buscando en mi archivo me encuentro una noticia publicada por un diario el 12-11-10 en la que la dirigente del PP catalán, Alicia Sánchez Camacho, negaba la adopción a los homosexuales alegando que “un niño necesita un padre y una madre” lo decía cuando ella, según el periódica, era madre soltera por inseminación artificial. ¿Fue “de paga”? o ¿Fue por la Seguridad Social? Que importa eso, lo que importa es el criterio médico que se tuvo en cuenta con la dirigente del PP aunque la ministra cegata dice que qué criterio médico puede haber cuando no existe la pareja, en este caso el hombre. Pero claro, el sol no sale para todos. Esto es cierto.