En febrero de 2002, Gaspar Zarrías (PSOE), presentaba en el Palacio de San Telmo, con todas las ínfulas propias del acontecimiento, la campaña ANDALUCÁA IMPARABLE, tendente a reforzar y potenciar la imagen de la Junta de Andalucía.
Nadie, en aquellos momentos de júbilo podía pensar que en marzo de 2012, 10 años más tarde, el calificativo “imparable”, podría significar, muy posiblemente, el fin del Gobierno socialista en Andalucía tras la celebración de las elecciones autonómicas el 25-M.
Toda una década negando acusaciones, ocultando evidencias, comprando voluntades y ejerciendo el nepotismo y la corrupción en grado sumo, es muy posible que represente para los socialistas el fin de su hegemonía ejercida durante más de 30 años en la Comunidad Andaluza. La degradación política en la región ha alcanzado cotas inimaginables en cualquier país democrático. Resulta grotesco que un Gobierno Autonómico pueda mantener como director general de Empleo y Seguridad Social, durante nueve años, a un individuo, que toma decisiones a golpe de gin-tonics y dopado con farlopa (cocaina), hasta las trancas. Droga comprada con dinero público a razón de 25.000 euros mensuales. No obstante, reconociendo el deleznable comportamiento de este dirigente de la Junta de Andalucía, actualmente en prisión, lo que resulta alucinante es la impunidad con que este truhán ha manejado ingentes cantidades de fondos públicos sin más mínimo control de sus superiores. O al menos ese es el mensaje que está transmitiendo la Junta a los ciudadanos, ya que según el Sr. Griñan no tiene la más remota idea de lo que ha ocurrido.
Referido a los próximos comicios del 25-M, llama poderosamente la atención el que, una vez más, Rubalcaba se vea obligado a recurrir a su amigo Felipe González para que le acompañe como figura estelar, en el cierre de las campañas electorales en Andalucía y Asturias. Lo realmente triste es que en todo el partido no dispongan de otros directivos con suficiente prestigio para colaborar en estos menesteres y tratar de arañar algún voto más. El tener que apelar nuevamente al histórico González, dice poco en favor del PSOE, si bien, dentro de la propia formación, son perfectamente conscientes que a estas alturas el panorama es desolador y la derrota insalvable.
Fuentes de la dirección del partido están tratando de restarle importancia a la presencia de F. González y eso es inútil. Lo gracioso del caso es que no se escucha ni una sola voz, proponiendo la colaboración del expresidentes Zapatero, que ya ni se sabe donde está ni a que se dedica .Según algunos se encuentra aprendiendo a pescar en León con la caña que le regalaron sus ministros en una de esa comidas de compromiso-despedida.
Según cuentan, más desafortunada resultó la convocatoria por parte de Alfonso Guerra, que solo consiguió reunir a unas cien personas mal contadas, absteniéndose de citar en su parlamento ni una sola vez al candidato José-Antonio Griñan; prueba evidente de que las relaciones no pueden ser más cordiales.
El PSOE andaluz está roto, destrozado y desprestigiado. Recuperar imagen y prestigio va a costarles muchos años, algo que jamás podrán lograr con políticos como Zapatero, Rubalcaba, Chaves y Griñan, que son la negación y lo menos indicado para la necesaria regeneración de la institución y recobrar la confianza de sus votantes, militantes y simpatizantes. España, como nación democrática, necesita una oposición fuerte, seria y organizada.