Estoy totalmente impactado. Me he quedado lívido. Vamos, que me pinchan y no sangro. Desde que me enteré soy una sombra. No camino, deambulo. Soy una caricatura de mí mismo, vaya. Estoy en una zozobra permanente. Me he quedado como la vaca mirando al coche que le acaba de dar las largas. Es que no me entra en la cabeza que cosas así puedan llegar a suceder. Hay veces que resulta increíble que no se haya encontrado una explicación plausible a determinadas cosas. Situaciones que, por lo triviales que nos parecen, hacen más risible su explicación.
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La sensación que tengo es como cuando te levantas diciendo: «Anda ¿pero dónde he puesto mis gafas?» y empiezas a buscarlas en los lugares más insospechados. Miras ansioso debajo del sofá; detrás del inodoro; entre las sábanas; en la bañera; dentro de la fabada que has estado preparando; en unos zapatos usados. Hasta que, sin pensarlo, te ajustas las gafas al puente de tu nariz con el dedo. ¡Las tenía puestas! Miras a ambos lados para comprobar que nadie se ha percatado de tu estupidez. Pero, aún así, te acercas al espejo, por si tu sentido del tacto se ha visto alterado por el nerviosismo de no encontrar tus gafas, y certificas que, efectivamente, las gafas están en su sitio: puestas sobre tu nariz.
Resulta que la comunidad científica ha encontrado un planeta de un tamaño sesenta veces mayor a la tierra
Llevo varios días así. Desde que vi la noticia en un diario digital. Me ha impactado. Realmente me parece algo increíble y alucinante. Cada vez que me acuerdo miro a un compañero de trabajo y sonrío. Miro hacia el cielo por la ventana y vuelvo a sonreír. Creo que me ha afectado más de lo que creía. Igual es ignorancia por mi parte, y lo más seguro es que así sea, pero que me ha dejado sin palabras y alucinando también es cierto.
Resulta que la comunidad científica ha encontrado un planeta de un tamaño sesenta veces mayor a la tierra. Lo que me da más seguridad que ver al niño dar la bofetada a Rajoy en Galicia con un grado cuatro de alerta. Pero aún es más curioso que no es que lo hayan visto porque, según comentaba en la televisión el sonriente y orgulloso científico, han hecho un estudio matemático para calcular dónde tiene que haber un planeta de semejante tamaño.
A mi todo esto me recuerda a un chiste. Un tipo va conduciendo un coche deportivo precioso. Pero al adelantar a un camión cargado con vigas tiene un accidente y queda en la cuneta. El conductor del camión frena más adelante y corre a socorrerlo. El herido con gesto airado le dice: Podría usted haber puesto un pañuelo rojo en las vigas. A lo que el conductor le responde: No ha visto usted el camión como para ver el pañuelo.
Desde entonces estoy anonadado y no puedo dejar de sonreír.