Han cambiado los procedimientos, pero la intencionalidad continúa siempre siendo la misma: destrucción de pruebas presuntamente incriminatorias. Tiempo atrás se quemaban documentos, posteriormente se borraban cintas y actualmente se borran, destruyen o desaparecen los discos duros de los ordenadores.
Si la dirección del PP, tras analizar el contenido de los citados discos duros, concluyesen que su contenido era inocuo o que incluso les pudiese favorecer, habrían entregado los dos ordenadores de Bárcenas en la Audiencia Nacional sin haber efectuado la más mínima manipulación pero no fué así. Uno de los discos estaba totalmente borrado y el otro desaparecido. Como justificación ante tan fraudulento comportamiento, alegaron burdamente acogerse a la Ley de Protección de Datos, cuando lo correcto por parte de la dirección del partido, habría sido informar al juez del contenido de ambos soportes informáticos e incluso efectuar una copia de seguridad, previendo el posible y trascendental contenido político y judicial de los mismos.
Nadie dotado con el más elemental sentido común podría entender que la formación conservadora pretendiera eliminar datos que pudiesen ser utilizados para demostrar las fechorías delictivas sospechosamente cometidas por su ex tesorero. Todo parece indicar que en este caso concreto, el PP, no ha demostrado gran interés en colaborar con la justicia, lo que induce a sospechar que los susodichos discos podrían contener información sobre la contabilidad del partido y otros aspectos que enrarecerán y dificultarán las explicaciones que sin duda continuará demandando el Juez Ruz.
La oposición al completo y con toda la razón, reaccionó indignada contra el Gobierno, por entender que su descarado procedimiento de ocultar información es inadmisible y constituye un insulto a la ciudadanía, más propio de una organización mafiosa, que de un partido político que ganó las pasadas elecciones generales con mayoría absoluta, presumiendo de ser paradigma de la honradez y martillo de corruptos. Sencillamente repugnante.
Cuanto más se empeñen en Génova en limitar las apariciones públicas de Rajoy que rocen el «caso Bárcenas», mayor interés despertará entre los españoles por conocer las verdades. medias verdades y descaradas mentiras del ex gerente, tesorero y senador que continua en la cárcel. Las dudas sin resolver son un incordio permanente que minan el débil liderazgo del presidente, tendente a mantenerse en ese permanente oscurantismo que tanto defiende su eterno asesor Arriola.
La secretaria general del partido, Dolores Cospedal, en su irreprimible deseo de protagonismo, continua arrojando toda la porquería que puede sobre el «caso Bárcenas». Se inventó la figura de la «indemnización en diferido» cuando la intención era una clara compra de voluntades, confundiendo igualmente el concepto de custodiar ordenadores con destruir pruebas.
Mire don Mariano; vd. sabe que faltando a la verdad crece el descrédito y desaparecen los votos, lo mismo que ha sucedido con el incumplimiento de las promesas electorales tal como están reflejando las encuestas. No cuente más milongas buscando la foto y el aplauso fácil en terreno abonado. La crisis comienza a superarse gracias al esfuerzo titánico de nuestros empresarios, autónomos y el coraje de los trabajadores, pero nunca motivado exclusivamente por las reformas gubernamentales, eludiendo por cobardía la más necesaria consistente en la reducción del sector público.
Las merecidas vacaciones de los políticos, algunos diputados y senadores estaban francamente agotados, se iniciaron con financiaciones irregulares, sobresueldos, contabilidad «B», etc., y a su regreso más de lo mismo, aderezado con ciertas irregularidades aparecidas en facturas de la UGT cargadas indebidamente a la Junta de Andalucía, caso Bárcenas que no ha perdido ni un ápice de popularidad en contra de lo preconizado por ciertos medios, unido al interés de algunos miembros del PP en que Javier Arenas abandone el partido; tarea nada fácil…¡¡Tiempo al tiempo!!