El ser humano a veces tiende a ocultar sus sentimientos por temor a sentirse vulnerable ante el otro. En términos psicológicos, los expertos expresan que estamos más acostumbrados a la crítica negativa. Decimos al otro antes algo que nos ha molestado, incomodado o enfadado que algo bonito: un piropo o una expresión de cariño. ¿No te parece contradictorio? En cierto sentido, sí resulta paradójico porque todos nos sentimos mejor ante el cariño que ante la crítica. Por eso, podríamos aprender a tratar a los demás del mismo modo que nos gustaría que nos tratasen a nosotros.
Las caricias positivas son un término psicológico que podría entenderse como una caricia para el alma. Un alimento emocional constructivo. El año pasado, una de mis alumnas de inteligencia emocional de la Universidad para Mayores Francisco Ynduráin, me dio una entrevista que había encontrado en un periódico para que la comentásemos todos en clase. La entrevista, me encantó porque muestra una experiencia profundamente humana. En ella, una empleada de una empresa contaba su experiencia. Cansada y demotivada por no obtener un reconocimiento en su trabajo había decidido hablar con su jefe y decirle que se marchaba después de más de veinte años de una labor eficaz y profesional. En aquel entonces, su jefe le dijo. ¿Por qué te vas si eres una empleada ejemplar y estoy muy contento con la labor que realizas? En ese instante, la empleada se quedó sorprendida porque nunca le había dicho esas palabras. Esas palabras que tanto necesitaba escuchar y que le hacían sentirse poco importante e incluso insignificante.
Este comportamiento también es propio de las relaciones interpersonales propias de un vínculo más cercano. No acostumbramos a decirle a un amigo o a la pareja palabras bonitas de agradecimiento o reconocimiento. Y lo cierto es que la vida no sería lo mismo si no tuviésemos a gente cercana con la que compartir el cariño. Testigos de vida que son verdaderos aliados en esta aventura que recorremos con dignidad cada día.
Entre los sentimientos que más cuesta expresar tenemos el amor. Resulta sorprendente a nivel psicológico, pensar en cuánto cuesta decir te quiero. Una expresión que debería formar parte de nuestro diccionario cotidiano en lugar de convertirse en algo extraordinario. Esperar a decir te quiero cuando ya es demasiado tarde no tiene tanto sentido como expresarlo de forma natural en cualquier momento.
En relación con esta cuestión, os recomiendo ver una película estupenda titulada “Posdata te quiero”. La protagonista recibe cartas de amor que tal vez te sirven como punto de reflexión a nivel humano. Es bonito decirle a alguien un mensaje de forma escrita. Tal vez, ese regalo es mejor que cualquier objeto material. ¿No te parece?
Expresar un mensaje bonito motiva a la otra persona. Mientras que cuando continuamente utilizamos la crítica, lo que hacemos es alejar al otro de nosotros mismos.