Dr. Belisario Rodríguez Garibaldo
Jurista, Periodista, Sociólogo, Analista Político, Profesor y Escritor
Miembro del Partido Revolucionario Democrático (PRD, Panamá, Centroizquierda)
E-mail: brodgari@hotmail.com
Web: http://www.pa/secciones/escritores/rodriguez_belisario.html
Al plantearnos que los latinoamericanos somos hijos subdesarrollados del pensamiento occidental, hacemos referencia a dos premisas fundamentales: primero, que América Latina es consecuencia del pensamiento y cultura de occidente, sin descartar a la hibridación del mestizaje que nos caracterizo históricamente; segundo, que América Latina es una región que se puede clasificar como subdesarrollada o en vías de desarrollo.
No negamos que las razones históricas del subdesarrollo latinoamericano tiene sus orígenes en el proceso de colonialismo, vasallaje y esclavitud que dio origen a los virreinatos de España y Portugal en nuestro sub-continente entre los siglos XV-XIX, que al mismo tiempo provoco a la emergencia de la independencia de nuestras Republicas.
Tampoco se puede negar que una nueva relación de dominio neo-colonial de Estados Unidos hacia América Latina en el siglo XX condiciono al desarrollo de nuestras Republicas en el conciertos de naciones libres del mundo. También se puede considerar que las nuevas clases de la elite político-económica criolla que gobierna a las nuevas Republicas latinoamericanas se han demarcado mediante una visión occidental hacia los parámetros de desarrollo, capitalismo y democracia en las instituciones republicanas.
Tales aspectos son valorados por la ‘Teoría de la Dependencia’ que durante los años 60 intenta explicar a los condicionamientos y causas del subdesarrollo y dependencia económica (del primer mundo desarrollado) en América Latina, tal como anoto en su momento uno de sus exponentes, Fernando Henrique Cardoso (ex presidente de Brasil) en su obra ‘Dependencia y Subdesarrollo en América Latina’, entre otros autores e investigadores, valiendo anotar como una miríada histórica a la obra de Eduardo Galeano ‘Las Venas Abiertas de América Latina’.
En especial concordamos con la ‘Teoría del Desarrollo’ que desde los años 60-70 alguna vez fue promovida en América Latina por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) de las Naciones Unidas y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), enfocados en planteamientos teóricos metodológicos basados en las teorías económicas neo-keynesianas, que además de explicar a las causas estructurales del subdesarrollo en el tercer mundo, propone un conjunto de métodos estructurales, institucionales y sociales mediante marcos macroeconómicos y micro-económicos aunados a políticas publicas, económicas y sociales de Estado en aras de minimizar a las causas del subdesarrollo para impulsar el potencial de alcanzar niveles óptimos de consolidación de las instituciones democráticas republicanas con el desarrollo económico en bienestar social.
Las diversas ‘Teorías de la Economía del Desarrollo’ se enfocan en modelos diversos en múltiples enfoques teóricos metodológicos e ideológicos (así sean marxistas, keynesianos, monetaristas ó neo-clásicos / comunistas, progresistas, conservadores ó liberales) por lo cual afirmar como incierta a una categoría de explicación de los problemas socioeconómicos o políticos, así como de los métodos institucionales para su resolución, es a todas luces apresurado, toda vez que la necesaria pluralidad de diferencias fundamentales entre las diversas fuerzas políticas enmarcaran a su vez a los diversos métodos de gobierno.
En el Estado, se entiende que la necesidad de la definición de ideologías-doctrinarias de los partidos políticos, es en virtud de que las mismas se traducen en diversos programas de planes de gobiernos, donde los ciudadanos tienen diversas propuestas electorales de donde escoger para la solución de sus problemas, pero luego estas propuestas se terminan convirtiendo en las políticas publicas, económicas y sociales de un determinado gobierno electo por la ciudadanía.
Otra cosa son las políticas de Estado, establecidas por consenso político mediante leyes permanentes que no deberían variar en cada gobierno: salud, educación, cultura, seguridad social, orden público, infraestructuras, servicios públicos, dependencias públicas, etc. La diferencia democrática entre las diversas fuerzas políticas (ideológicas-programáticas) radica en cual es el método mejor para alcanzar este fin. He allí a la madre del cordero, el fundamento sobre el método de gobierno. Así debe ser en un Estado democrático moderno.
Para alcanzar a la modernidad del Estado se debe tener constante superávit del presupuesto público, teniendo mayores recursos públicos para una modernización continua de la administración pública en el ejercicio eficaz de las funciones públicas. Empero en los Estados modernos un alto presupuesto público sólo se logra con el desarrollo económico, porque cuando existe pujanza económica, inversión y empleo, el Estado recauda impuestos que se traducen en políticas públicas, económicas y sociales (seguridad social, servicios públicos, infraestructuras, seguridad pública y defensa nacional, políticas sociales, etc).
Es decir que el desarrollo económico garantiza el bienestar social, consolidando a las instituciones y la democracia. Cuando nuestros países subdesarrollados de Latinoamérica alcancen al desarrollo económico y social, deberán a su vez irse consolidando a las instituciones y la democracia. He allí la finalidad en la correcta administración de un Estado ó Republica. He allí a la madre del cordero, el fundamento sobre el método del buen gobierno.