A pesar de la denuncia presentada por Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía contra la celebración de la consulta popular ante la Justicia por ser ésta ilegal al no ser competencia de los municipios ni de las comunidades autónomas de celebrar plebiscitos o consultas populares sobre cuestiones nacionales, ya que éstos sólo pueden ser convocados por el gobierno central o el Congreso, mientras que los demás partidos que se supone defienden la unidad nacional de España -PSOE, PP- no han movido ni un dedo ni han levantado la voz contra esta consulta popular ilegal, el ayuntamiento de dicha población catalana han seguido adelante con la votación sin encontrar ningún obstáculo.
Muy triste y lamentable ha sido que los únicos defensores de España hayan sido un grupo de exaltados falangistas, que dieron justamente la imagen que no se debe dar, quedando la defensa de España en un acto anecdótico y ridículo, cuando faltaba toda manifestación de partidos democráticos para reafirmar la unidad nacional y la defensa de la Constitución. Hasta me atrevería a decir que la aparición de falangistas fue un acto programado o incentivado por el mismo gobierno catalán para ridiculizar cualquier muestra de españolidad en el día de la consulta popular.
Al margen de esto, con un 41% la participación ha sido insuficiente. Del total de votos emitidos (2.671), 61 lo han hecho por el ‘No’, 29 han sido votos en blanco, 12 han sido nulos y 2.568 a favor de la independencia. Es de suponer que el 59% restante de los votantes pasó ampliamente de la votación, ya que no sólo era simbólica y propagandística, y hasta se puede aventurar que ese 59% es contrario a una secesión de Cataluña.
Los organizadores de la consulta ilegal, el Moviment Arenyenc per l’Autodeterminació, anunciaron los resultados en medio de centenares de personas que se han concentrado ante el Centre Moral de la localidad, lugar donde se ha realizado la consulta, en un ambiente de fiesta mayor, con cánticos y gritos a favor de la independencia.
Lo que considero una tergiversación de la realidad es calificar el alto porcentaje a favor de la independencia (96%) como un contraste con el 19% de catalanes a favor de la independencia que ofrecía el pasado mes de julio el último barómetro de opinión de la Generalitat, un porcentaje muy similar desde octubre de 2004. Hay que tener en cuenta que a juzgar por los resultados, en la consulta participaron casi exclusivamente los ciudadanos de Arenys de Munt que simpatizan con el separatismo. Además, como la consulta no es vinculante por ilegal e improcedente, muchos habrán votado a favor de la independencia por saber que no tiene consecuencias para sus vidas. En caso de un referéndum real, muchos se pensarán si esto interesa realmente teniendo en cuenta las consecuencias de una independencia de Cataluña. Reslta inverosímil extrapolar el voto de 2.600 sobre casi 7.000 ciudadanos con derecho a voto a toda una región como Cataluña.
Lo que sí es preocupante es la posible espiral de consultas populares ilegales que este acto consentido en Arenys deMunt puede provocar. Diferentes personalidades, como la senadora por CiU Montserrat Candini, el presidente de Esquerra, Joan Puigcercós, el responsable de Inmigración de CDC, Á€ngel Colom, el eurodiputado de ERC, Oriol Junqueras, así como también alcaldes de diferentes municipios de Cataluña entre los que cabe destacar el de Serós, Gabriel Pena, han estado presentes durante la jornada.
Como se ha podido leer en la prensa, son ya unos 60 municipios que han mostrado su intención de seguir el ejemplo de Arenys de Munt. Teniendo en cuenta la difusión mediática de esta consulta popular celebrada en Arenys de Munt en el exterior, es fácil imaginarse el efecto que pueden tener otras sesenta consultas ilegales similares, sobre todo si continúa la pasividad del gobierno y de la Justicia ante hechos que atentan contra la Constitución y la legalidad vigente. Tampoco S.M. el Rey parece preocuparse por la situación mientras recibe a dictadores autoinvitados. Da la impresión que hasta disfruta con ser insultado y humillado por separatistas catalanes y tiranos extranjeros que tienen en común hablar de colonialismo cuando se refieren a España. Esto puede ser el principio del fin de la España como la hemos conocido hasta ahora y a la que no defienden sus máximas instituciones.