El país está conmocionado por la sospechosa muerte del fiscal Alberto Nisman, quien presentó una denuncia penal y pedido de indagatoria contra la presidente Cristina Kirchner y otros funcionarios de su gobierno por encubrimiento en la causa AMIA.
El funcionario judicial apareció muerto cuando este lunes iba al Congreso a presentar más pruebas de sus denuncias. Millones de argentinos, trabajadores, jóvenes y demás sectores populares no creen en la versión “oficial” del suicido y miran hacia el principal sospechoso, que es el actual gobierno y sus servicios de inteligencia. Nos sumamos a esos millones que repudian lo que está pasando y exigimos investigación y castigo a los responsables.
El gobierno nacional no puede eludir su responsabilidad en el hecho. Porque ésta sospechosa muerte se da en el marco de una fuerte pelea entre el gobierno kirchnerista, sus camarillas y la oposición patronal, por el control de la justicia y otros sectores de poder. Ni el gobierno ni la oposición quieren la verdad sobre el atentado de la AMIA, ni piensan en los reclamos de las víctimas. Ninguno quiere la verdad. El gobierno, con su fallido pacto con Irán para cerrar el caso. Y Nisman, apoyado por los Macri, Massa y la UCR, que culpó a Irán -catalogándolo como “estado terrorista”-, tomando la versión de los servicios secretos de los EE.UU e Israel (la CIA y el Mossad). Sin que ninguno ubique el repudiable atentado a la AMIA en el contexto del conflicto de Medio Oriente y en el rol criminal del estado genocida de Israel.
Usan el caso AMIA para su pelea por el control judicial. El gobierno lleva meses queriendo imponer jueces y fiscales (plan de Gils Carbó de designar a dedo 16 fiscales kirchneristas) para salvarse de futuras condenas por corrupción o manejos ilegales (Boudou, Lázaro Báez, el lavado de dinero, el Hotel Hotesur, las cuentas en Suiza, los negociados de las obras públicas, etcétera). Y la oposición (los Macri, Massa, UCR), para cobrarse revancha en el futuro y seguir debilitando políticamente al gobierno en la campaña electoral. En este choque entró de lleno la denuncia de Nisman que toda la oposición pretendía utilizar.
En esta pelea despiadada en el que intervienen los servicios secretos y de Inteligencia, integrado por elementos que formaron siempre parte del aparato represivo del estado, empezando por el general genocida Milani, cualquier hipótesis de la muerte de Nisman puede ser factible, menos una depresión repentina y fulminante que lo llevó a quitarse la vida.
El gobierno es responsable directo o indirecto, porque bajo un supuesto discurso “nacional y popular” asumió cada vez más formas corruptas, autoritarias y represoras.
Como intenta poner jueces y fiscales que logren una total impunidad y lo salve de su corrupción, también criminaliza la protesta contra todo aquel que quiere reclamar o denunciar su política. Por eso el gobierno K siguió manteniendo los mismos espías de la época de la dictadura; por eso Cristina Kirchner nombró al general Milani, de Inteligencia del Ejército, acusado de crímenes bajo la dictadura, y a Berni, el represor de la Panamericana; por eso avaló el Proyecto X que instrumentó Gendarmería para espiar a las organizaciones sociales y de izquierda; por eso criminaliza la protesta social (hay más de 5 mil luchadores procesados), reprime la lucha de Lear o acusa a los trabajadores ferroviarios del Sarmiento de saboteadores.
Lo sucedido con el caso Nisman es muy peligroso para las libertades democráticas y, en especial, para las luchas del pueblo trabajador y la juventud. Muchos dicen: “Si esto le pasó a un fiscal qué queda para cualquiera de nosotros”. Todo lo sucedido está bajo sospecha, en especial, la actuación del gobierno y de sus funcionarios de seguridad. Aquí pudo haber actuado una banda criminal mafiosa, enquistada en los servicios de seguridad del estado y del gobierno.
Por eso los trabajadores y el pueblo deben salir a repudiar estos hechos y a reclamar castigo y basta de impunidad. Está cada día más claro que se necesita un cambio de fondo en el país, una salida obrera y socialista a la crisis política, económica y social, que es lo que venimos reclamando desde Izquierda Socialista y el FIT. En ese camino de cambio salgamos a exigir:
- Por el esclarecimiento del caso Nisman;
- Por la inmediata e irrestricta apertura de los archivos de la ex Side por el caso AMIA y por todos los casos que existan, y que se abran públicamente todos los archivos de la dictadura;
- Por la disolución de la ex Side y de todos los servicios de inteligencia, espionaje y represión;
- Por la inmediata destitución del general Milani.
- Basta de criminalización del protesta social. Abajo el Proyecto X. Desprocesamiento a los luchadores sindicales y sociales. No al desafuero sindical a los ferroviarios del Sarmiento.
- Basta de impunidad para los corruptos. Que los jueces sean elegidos por el voto popular y por la implementación de juicios por jurado.