Poner freno a las armas
Cada año se produce casi tanta munición como para matar a todas las personas del planeta dos veces, según cifras de la ONG Oxfam. La proliferación de armas está aún lejos de controlarse a pesar de los tratados internacionales. Sólo en España, las exportaciones de armas se han duplicado en el año 2011. Desde la campaña ¡Armas Bajo Control! (Greenpeace, Intermón Oxfam, Amnistía Internacional y Fundación para la Paz) alertan del temor de que la crisis se convierta en una excusa para que aumenten las ventas de armas y se incumplan las leyes sobre comercio de armas.
Una mina terrestre cuesta tres dólares. Con ese dinero se pagaría el desayuno de seis personas. Sin embargo, el gasto mundial en armamento no para de aumentar. Cada día se realizan transacciones comerciales de contenedores de armamento, responsables del 90% de las víctimas mortales en los conflictos armados actuales. Las guerras y los conflictos bélicos activos causan la muerte de 1.300 personas cada día, una persona por minuto, cerca de 600.000 personas al año.
Las organizaciones de ¡Armas Bajo Control! temen que la comunidad internacional baje la guardia y el control de armas se quede en papel mojado. “A pesar de los tratados y las leyes de comercio de armas, desde nuestro punto de vista, siguen produciéndose exportaciones que difícilmente cumplen los criterios”, explican las organizaciones. El año 2011, ha sido especialmente virulento. La “primavera árabe” en los países del Norte de África, conflicto en Costa de Marfil, entre Sudán y Sudán del Sur, graves conflictos internos en Siria, Yemen… La realidad es que vivimos en una realidad convulsa y países, como España, han vendido armas por valor de más de 2.500 millones de euros. Así, se convierte en el décimo país del mundo exportador de armas. Aunque lejos de Estados Unidos, que el responsable de más del 70% del comercio mundial de armamento
Desde ¡Armas Bajo Control!, denuncian que muchas de estas ventas, en el caso de España, pueden estar haciéndose a países con fines de represión interna o en lugares donde se violan los derechos humanos, que está prohibido por la Ley de Comercio de Armas de este país. Así, en “entredicho” están los 14 millones de euros en proyectiles y aeronaves vendidos a Arabia Saudí, los más de seis millones de euros en armas vendidos a Bahréin, las ventas a Colombia, Egipto, Ghana, México, Pakistán o Israel.
La mitad de los países que tienen los presupuestos de defensa más altos son los que se encuentran a la cola en materia de desarrollo humano y social. Por ejemplo, un país como Eritrea invierte más de un 20% de su PIB en presupuesto militar. Pakistán, gasta un tercio de su PIB en armas y aumenta a un 50% si se incluye el pago de las deudas que contrae por la compra de armamento a países extranjeros. Varios estudios de organizaciones y organismos internacionales ponen de manifiesto que con la cuarta parte de lo que se gasta en armamento en el mundo, se erradicaría la pobreza en 10 años.
Generaciones enteras sufren las consecuencias de las guerras que asolan el planeta. Miles de recursos humanos y medioambientales son destruidos por causa de los conflictos armados. La proliferación de armas y el abuso de su uso destruyen los medios de vida necesarios, aumentan la pobreza y dificultan el desarrollo de los pueblos. Tenemos que trabajar para mejorar en la transparencia y control público del comercio y la fabricación de armas. . No hay tiempo que perder, cada minuto se ponen a la venta 15 armas más en algún punto del planeta.
Ana Muñoz Álvarez
Periodista