Hechos 21:17 Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con gozo.
18 Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos;
19 a los cuales, después de haberles saludado, les contó una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por su ministerio.
20 Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley.
21 Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres.
22 ¿Qué hay, pues? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido.
23 Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto.
24 Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza;(C) y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley.
25 Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación.(D)
26 Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos.
27 Pero cuando estaban para cumplirse los siete días, unos judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a toda la multitud y le echaron mano,
28 dando voces: !!Varones israelitas, ayudad! Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, la ley y este lugar; y además de esto, ha metido a griegos en el templo, y ha profanado este santo lugar.
29 Porque antes habían visto con él en la ciudad a Trófimo,(E) de Efeso, a quien pensaban que Pablo había metido en el templo.
30 Así que toda la ciudad se conmovió, y se agolpó el pueblo; y apoderándose de Pablo, le arrastraron fuera del templo, e inmediatamente cerraron las puertas.
31 Y procurando ellos matarle, se le avisó al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada.
32 Este, tomando luego soldados y centuriones, corrió a ellos. Y cuando ellos vieron al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo.
33 Entonces, llegando el tribuno, le prendió y le mandó atar con dos cadenas, y preguntó quién era y qué había hecho.
34 Pero entre la multitud, unos gritaban una cosa, y otros otra; y como no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, le mandó llevar a la fortaleza.
35 Al llegar a las gradas, aconteció que era llevado en peso por los soldados a causa de la violencia de la multitud;
36 porque la muchedumbre del pueblo venía detrás, gritando: !!Muera!
Entre otras enseñanzas y datos históricos, en este pasaje quiero destacar el “celo” que tenían y tienen los “judíos” en referencia o en contra de los que no comulgan con su fe o, de alguna manera, la ponen en entredicho como inválida como lo hacemos los cristianos con nuestras prácticas.
Ellos fueron los depositarios del viejo pacto de Dios con los hombres y ahora, los cristianos, somos los depositarios del Nuevo Pacto en el Nuevo Testamento porque Dios los desechó a ellos a partir de Cristo resucitado. Los “judíos” no creen ni en el Nuevo Pacto, ni en el Nuevo Testamento ni mucho menos en Cristo; su teología y todas sus concepciones mundanas (incluido el dominio del mundo) la basan en el viejo pacto del Antiguo Testamento y hay quienes los ayudan, con creces, a conseguir sus fines.
Si el tribuno de la compañía del imperio Romano, a la sazón gobernando Israel, no hubiera llegado con los soldados y centuriones a rescatar a Pablo, ciertamente los “judíos” lo hubieran matado en el propio templo porque, las creencias de los cristianos, no les conviene en absoluto porque les disuelve su pretensión de creerse el “pueblo de Dios”, hasta hoy. De manera que no es de extrañar que, esos mismos “judíos”, hoy, quieran gobernar el mundo para implantar su propio régimen eliminando a todos quienes los contradigan.
Han sido muy efectivos ya que una gran parte de “cristianos” han desviado su teología cristocéntrica para someterla a la “reivindicación de Israel” y aprueban las tropelías de Israel en contra de Palestina a quienes acosan hasta la muerte.
Lo que más les duele a los “judíos” no es el haber sido desechados por Dios sino no haber podido reconstruir su templo después de su destrucción, profetizada por Cristo; la cual sucedió 70 años después de dicha profecía. Actualmente se encuentra en el mismo lugar la Mezquita de Al-Aqsa de los musulmanes y es considerada por ellos como el tercer lugar más sagrado de las creencias del Islam; enemigos acérrimos de los “judíos”. Actualmente, Israel no sabe cómo encontrar una justificación para destruir dicha mezquita y reconstruir su el templo de Salomón y dichas justificaciones son tan profundas y fundamentales que cada vez están más cerca de hacerlo, virtualmente, sin que medie ninguna justificación.
Los cristianos hemos sido liberados de semejantes contingencias porque hemos sido constituidos como el Israel espiritual de Dios, el verdadero pueblo de Dios con leyes grabadas en nuestros corazones hasta el punto de morir por ellas sin necesidad de matar por las mismas, Dios nos libre. Hemos sido constituidos como hijos de Dios por la sangre de Cristo que fue derramada por los “judíos” quienes no le recibieron ni antes ni después de su muerte, a pesar que lo vieron resucitar y ascender a los cielos. Tampoco le creerán cuando lo vean venir en las nubes con todo poder a juzgar a los vivos y a los muertos, ni cuando lo vean descender del cielo la Jerusalén de Dios. Este privilegio, de ser verdaderos hijos de Dios, está abierto para todo el mundo, inclusive para los “judíos”, musulmanes, o “cristianos” que aun no viven como Cristo ejemplificó…….