EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Me va a perdonar usted, querido lector, por mi atrevimiento al intentar explicar como veo yo todo esto de ayudar a los bancos. Estoy seguro que voy a pecar de ignorante y de atrevido, seguro, pero a mi me han enseñado que uno tiene que decir lo que piensa haciendo uso de su mayor o menor capacidad en lo referente al conocimiento de las palabras. Mi vocabulario no es muy amplio, soy consciente de ello, pero yo me apaño con lo poco que se. Al menos lo intento.
Con esta decisión de los gobiernos, a nivel de los países más ricos y desarrollados, de insuflar dinero a los grandes bancos a mi me da la sensación de que todo el dinero del mundo mundial se ha puesto en manos de estos: Hasta ahora han manejado solamente el dinero de los ciudadanos y en el futuro van a manejar el dinero de las reservas del Estado. Resulta como poco, sorprendente que un sector, el de la banca, que dicen que está en crisis, pase a controlar todo el dinero: el circulante, el depositado y el de las reservas estatales.
Pero a mi lo que más me preocupa es el deseo de algunos gobernantes de propiciar los cauces para poder llegar a la fusión de los bancos. Esto a la larga no va a ser bueno para los usuarios, para los ciudadanos, pues se puede correr el riesgo de que el dinero lo manejen unos pocos y que se pueda establecer ¿por qué no? una especie de «entente cordiale», un oligopolio, entre ellos y que por ello los que precisan del crédito bancario y los que depositan su dinero en los bancos puedan salir perjudicados. A mi eso de que los intereses los marca, a nivel europeo, en Banco Central Europeo no me merece confianza. La imaginación de los bancos para cobrar más intereses por los créditos que conceden y para pagar intereses por los depósitos, es ya de sobra conocida. Los bancos son únicos a la hora de inventarse conceptos para cobrar más.
Ya no se, si es bueno o no que haya grandes bancos, lo que si se es que son los grandes bancos, mayormente en los EEUU, los que han creado serios quebradores de cabeza a los gobiernos que se han visto obligados a desplegar todos los medios económicos a su alcance para evitar una debacle. Cuando un elefante de pronto se viene al suelo arma mucho ruido y puede deteriorar todo lo que hay a su alrededor, sin embargo si eso le ocurre a un animal de mucho menor porte, el ruido y los daños son mínimos.
Lo dicho, querido lector, perdone mi atrevimiento por ponerme a hablar sobre estas cosas de la economía, pero así es como yo lo veo. Dicen los expertos, los que dicen entender, que los ciudadanos no entendemos de economía. ¡Que burros son los que esto afirman! Si tanto saben y tanto entienden ellos ¿por qué nos vemos hoy así?