Los gobiernos deciden si hacen o no hacen algo, hacer o no hacer es una polÃtica pública. Es decir la acción u omisión reflejan la tendencia del gobierno y hacia donde ha dirigido su capacidad de hacer, en respuesta a problemas públicos o no públicos, pues debemos reconocer que hay gobiernos que invaden las esferas privadas, negativa o positivamente, con sus polÃticas públicas.  Veamos casos de gobiernos autoritarios en Latinoamérica que invaden la privacidad en consonancia con sus llamadas polÃticas se seguridad Nacional.  O Los Estados Unidos de América que invaden la Privacidad de sus ciudadanos o ciudadanos extranjeros, organismos internacionales desde los grandes ataques terroristas del 11 de septiembre. O el caso del Gobierno español, cuyas dudas sobre su honorabilidad resquebrajaron su credibilidad y frente a la opinión ciudadana no tiene el poder moral de orientar polÃticas públicas para España, y ese paÃs a pesar de tener un gobierno legÃtimo electoralmente, carece de la legitimidad moral para ser eficiente en los resultados de sus polÃticas públicas.
Y ahà donde se manifiestan las polÃticas públicas hay asuntos que provocan reflexión, sorpresa, indignación, temor. Menos una amable indiferencia.
Debemos considerar que los asuntos de polÃticas publicas llevan siempre una tremenda carga ideológica y es este artÃculo se pretende ver la polÃtica publica sólo como una manifestación de gobierno que asombra o rompe paradigmas.
No hay aun consensos sobre polÃticas públicas. Dror (1970), al respecto dice: “Cualquier conjunto de paradigmas que se proponga, por tanto, refleja más la opinión de un autor que un consenso establecido entre académicoâ€. Intuimos, entonces que debemos ir recogiendo materiales sueltos sobre polÃticas públicas. Aquà es donde podemos encontrar algunas ideas que rompen el paradigma, provocando “herejÃas†que vayan descubriendo algunos “cosas†que a la fecha se consideran verdades absolutas, casi sacras, por ello, seguimos con entusiasmo a Dror, que considera básico para el desarrollo de las Ciencias de la PolÃtica (1970) “Arreglos institucionales para estimular la «herejÃa» y para considerar asuntos de polÃtica tabú como las posibilidades de avance humano de largo alcance a través de polÃticas genéticas y de cambios en las instituciones sociales básicas, tales como la familiaâ€.
Lo que significa un cambio radical de la adoración de las verdades absolutas, si consideramos que en las ciencias, las verdades absolutas son una afrenta, sino a la ciencia, si a los cientÃficos.
Asà que, debemos correr el velo del valor absoluto y darle esa relatividad que explota de tiempo en tiempo para dar pasos hacia adelante en la ciencia y la tecnologÃa.
Subyace en este caso, la cuestión, que plantea la discusión, e iremos dando vueltas sobre temas y discurriendo paso a paso.
Seguramente estas provocaciones no tendrán que agotarse, incluso las argumentaciones podrán ser débiles, pero para los cientistas sociales o expertos en Ciencias de la polÃtica, podrá parecer una provocación sin sentido, pero en absoluto tiene ese propósito, sino la idea de golpear a un lado para que sea objeto, al menos de meditación.
Veamos, entonces, algunos casos de afirmaciones provocadoras acerca de PolÃticas Públicas:
1.      Los gobiernos locales, actualmente, en lugar de ser soluciones, son problemas.
Hoy la autonomÃa y la llamada descentralización o desconcentración –que no sabemos si se aplica, pero nos defendemos con que ahora no hay consenso y por ello, nos disculpa de llamarle de cualquier forma.
Veamos, si un paÃs tiene, digamos 100 gobiernos locales, autónomos, regidos por leyes propias, se pueden plantear algunas dudas poderosas:
a.       ¿Están en sintonÃa con la modernidad hacendaria, crecimiento en infraestructura, desarrollo educativo y visión general de futuro?
A veces, ninguna de estas interrogantes se puede contestar afirmativamente. Dado que se vuelven cacicazgos localistas, feudos aislados, territorios tomados por grupos que ni siquiera se ubican en una visión de paÃs.
No tienen futuro, van a desaparecer por el caos, están condenados a desaparecer por su propia ineptitud.
b.      Un funcionario local, aun en grandes municipios puede causar graves problemas de crecimiento o desarrollo. Nada impide que una medida administrativa tan sencilla como poner un semáforo para contener el transito en una vÃa de ingreso –o salida-; la imposición de un requisito burocrático –como una solvencia de multa- puede llevar la intención de causarle daño a personas por la simple vecindad en otro.
La enemistad de dos jefes locales puede llevar al caos provocada por esa patética idea que perjudicar a los residentes del otro municipio destruye a su enemigo.
c.       Las diferencias, ni siquiera ideológicas, sino de matices, puede provocar una guerra entre municipios cercanos o lejanos.
2.      ¿Es suficiente la legitimidad electoral para que las decisiones en forma de polÃticas públicas sean eficaces?
En principio, pocos sistemas polÃticos pueden considerarse legitimizantes de los resultados electorales.  Ahora es la excepción la votación que guarda relación con la legitimidad de la nueva autoridad local o nacional.
Y si suponemos que hay legitimidad, ésta puede ser suficiente para darle eficacia directiva a sus polÃticas.
Eficacia y eficiencia son términos, donde la eficacia resulta de la eficiencia y no al revés; pero en polÃticas públicas la eficiencia económica, entendida como los mejores resultados al menor costo económico, no siempre es eficiente socialmente.
En su origen, la visión de los cientÃficos de la polÃtica pretenden resolver un problema que para ellos –viendo, estudiando o determinando-, casi dependiendo de su estilo, es importante resolver y para ello establecen una polÃtica pública, pero la polÃtica pública no tiene que ser eficiente económicamente para ser eficiente socialmente, es decir resultado económicos. Pero por definición son costos ineficientes.  No resolvieron los problemas.
3.      El autor Aguilar Villanueva afirmaba que no existen las llamadas polÃticas de Estado. Explicaba que eso no tiene existencia, dado que los Estados se rigen por leyes, son los gobiernos los que tienen polÃticas.
Una nota muy importante para provocar a todos los periodistas, polÃticos e investigadores que tienden a manejar el término de polÃticas de Estado como una muletilla interminable para sugerir aquellas polÃticas que tienen seguimiento por el gobierno.
Particular importancia tiene la discusión, pues los que tienen la tendencia a repetir el término, se refieren exactamente a las leyes que rigen a un Estado, llegando a reiterar que por definición son polÃticas de Estado a los preceptos constitucionales que son mandatos aseverativos tales como “El Estado promoverá…â€, “Estado velará por…â€. Aguilar Villanueva tiene razón y aquellos solo tendrán que considerar la aclaración para ser más exactos en su definición.
4.      ¿Gobernabilidad o Gobernanza?Â
Dado a manejarse mucho, y siguiendo la herejÃa de Dror, hay actualmente una tendencia diferente a las del siglo pasado: En el siglo XX, en la década de los 70 se hablaba de gobernabilidad dado que el actor principal es el Estado. Este era un Estado robusto y pocos aspectos tenÃa que concertar con la llamada sociedad civil y la sociedad económica. Pero en algunos temas lo tenÃa que hacer.
Actualmente, quizá desde 1990 se implementado el termino gobernanza. Y los autores reiteran que el Estado en temas medulares como el crecimiento económico, desarrollo sustentable, desarrollo social. –digamos que el gobierno es insuficiente- y por ello debe compartir la responsabilidad con la sociedad civil y la sociedad económica, dada la amplitud del campo de aplicación, para lo cual el Estado resultó insuficiente.
5.      Representatividad
Al sentarnos con interlocutores siempre se plantea la cuestión: ¿Tienen estas personas representatividad? ¿Qué determina la representatividad para que tenga validez nuestras conclusiones? ¿Falta alguna persona u organización que represente efectivamente al Estado, a la sociedad civil o la sociedad económica?
La representación no necesariamente resulta de una elección –como se ve en AL, la representación tiene que ver con la acción responsibilidad (sic) –capacidad de respuesta- La representación es permanente.
Y resulta inquietante por ejemplo discutir si de un gobierno ilegitimo, no legitimado electoralmente, pueden promover polÃticas públicas. Pensemos en la búsqueda de legitimidad de varios gobiernos: citemos algunos gobiernos actuales ¿Qué acciones deben generar los gobiernos como Siria, Irak y Egipto para legitimarse bajo el caos actual de esos paÃses.
Siguiendo con algunos ejemplos: ¿Se legitimó en Guatemala el gobierno de Colom después del vÃdeo de Rosenberg?  Cuando se ha discutido la legitimidad electoral de un presidente: Bush por los votos de Miami –¿Era legÃtimo o no?, o la legitimidad en México por el supuesto fraude del ahora ex Presidente Calderón, etc. ¿Se ha logrado legitimar? ¿Y con qué acciones? ¿Y a esas acciones podemos llamarlas polÃticas públicas?
Y otro caso actual de legitimidad: Rajoy tiene legitimidad electoral, pero ¿tiene legitimidad ante la población como para tomar decisiones importantes sobre polÃticas públicas?, o hace falta esa sablazo desconocido –o ficticio jurÃdicamente o socialmente- hasta ahora, donde se puede cuestionar si legitimarse es una acción de mercadeo o asunto publicitario, o sencillamente una aventura que puede resultar con un gobierno aclamado victorioso en las calles o con funcionarios colgados públicamente a lo largo de una avenida principal?
6.      ¿El tema de las polÃticas públicas permite darle vida al Estado en relación a la doctrina de su reducción al mÃnimo posible?
Probablemente el tema del Estado desde los años 70 en el siglo pasado ha tenido una larga discusión sobre su existencia, trascendencia u oficio. Regularmente a un sector ubicado en la izquierda del espectro polÃtico le permite vislumbrar un Estado poderoso que puede ser el motor de los cambios sociales, polÃticos y económicos en una sociedad.
A la gran derecha, ubicada en el extremo, le interesa un poderoso Estado que permita hacer los grandes cambios desde el Estado y favorecer asà una sociedad dirigida al estricto estilo nazi.
Desde el consenso de Washington, en los 90, la idea sobre el Estado era su reducción, dado que permitÃa la liberación de la economÃa, si se evalúan las directrices básicas varias de ellas van directamente en lÃnea con las polÃticas públicas, por ejemplo la exigencia en la disciplina presupuestaria con la exigencia de no contar con déficit y el reordenamiento de las prioridades del gasto público, entre otros. Y esto, el presupuesto y el diseño del gasto público es el alma de las polÃticas públicas.
Y ahora, con los Estados de Bienestar quebrados –pues se basaron en una enorme deuda pública-; Los Estados nórdicos de amplio bienestar basados en tasas impositivas altas, y presupuestos orientados a la atención con calidad de sus ciudadanos, infraestructura de primer nivel, cabe presentar alternativas para América Latina: Se sigue el modelo propuesto desde el consenso de Washington con toda sus ventajas y desventajas; se reflexiona y se trabaja por un Estado con mejores presupuestos y organización para, basado en polÃticas públicas, ser el brazo que haga el equilibrio de oportunidades y mejore el balance para abrir brechas que incorporen a la economÃa y el bienestar a los desposeÃdos preservando las ventajas de una economÃa abierta, basadas en tasas impositivas de estándar internacional -15 a 20 % del PIB-.
Al parecer, se vislumbra que esta discusión sobre las teorÃas de las polÃticas públicas abre nuevas luces: Aguilar Villanueva en el cuestionamiento en FLACSO-México y los puntos de vista en Israel por Dror. Ambos coinciden en el equilibrio que el Estado debe dar para motivar sociedades más abiertas, justas, equilibradas y basadas en el buen gobierno: transparencia, rendición de cuentas, eficiencia e impacto social positivo.
Los libertarios, esa extrema derecha dogmatica, podrÃa ceder en su sacra idea del Estado reducido si al menos se tuviera la idea básica de implementar algo que unos autores burlonamente mencionan: hay términos como transparencia y rendición de cuentas que no tienen traducción en América Latina.
Quizá ahora ya encontremos los diccionarios adecuados con polÃticas públicas que se basen en esos intraducibles términos.
7.      Las PolÃticas Públicas en este mundo globalizado dependen de la autonomÃa de cada paÃs o hay una tendencia a vivir interdependientemente relacionados, dado lugar a que paÃses con suficiente poder geopolÃtico, comercial, económico, bélico pueda influir en otro para que sus polÃticas publicas tengan cierta orientación.Â
Por ejemplo ¿Hasta dónde han influido en las polÃticas de seguridad Nacional en los paÃses productores o de tránsito de drogas la influencia de los Estados Unidos de América?
O los paraÃsos fiscales ¿Cómo han disminuido por las presiones de instituciones internacionales como la OCDE, ONU, BM y otros?
Es indudable que nos encontramos en un mundo que ha superado las fronteras nacionales y vamos observando un mundo más abierto, pero donde siguen dándose las relaciones geopolÃticas por el poder, cualquier tipo de poder.
BibliografÃa citada:
Dror, Yehezkel
Prolegómenos para las ciencias de polÃticas
Publicado originalmente con el tÃtulo de «Prolegomena to Policy Sciences», en Policy
Sciences, numo 1, 1970, pp. 135-150. Traducción al español de Jonathan Molinet.
Las polÃticas Públicas de la Nueva Gobernanza democrática 3/3 Cuestionando a Luis Aguilar Villanueva