Sociopolítica

AYER COMO HOY LOS PARÁSITOS HAY QUE ELIMINARLOS

Cuándo esto escribo, en el Parlamento discuten Rajoy y Zapatero; el primero le dice al segundo que o toma medidas y se deja ya de «regalías» o España se va al garete y además el Gobierno no aguanta ni seis meses. Zapatero y con esa cara ya característica y en su empecinamiento irresponsable; le dice que solucione sus problemas que él sabrá solucionar los suyos. Han empleado otras palabras pero el extracto es el que digo y se puede constatar en las anotaciones de los taquígrafos de la sesión del 18-03-2009.

¿Pero qué es lo que ocurre en España? Para mí es fácil denunciarlo aunque no sirva para nada, pero el resumen es que España se ha convertido en un país, nación, o lo que esto sea ya… inundado hasta el máximo, de parásitos de todo tipo y como ningún gobernante (y el nefasto y devastador Zapatero menos que ninguno) tomaron medidas drásticas para sanear «el cuerpo nacional», pues los recursos nacionales han ido mermando, mermando; y ya debemos (nacionalmente hablando) cuasi hasta «el aire que vamos a respirar un mañana muy lejano» y los que vivan entonces; los viejos y afortunadamente ya estaremos muertos; puesto que estos inútiles han acumulado una deuda que dudo la puedan pagar nuestros nietos o biznietos. De forma similar ocurre en otros muchos países del mundo.

Y es que gobernar, si de verdad se quiere gobernar, hay que ser duro y más cuando la realidad apremia para tomar medidas drásticas, que como no son convenientes para el político de turno; siguen mareando la perdiz y mintiendo más que hablan, mientras la penuria avanza, puesto que las realidades económicas y sociales se van mostrando y cada vez más preocupantes.

Para sanear una situación precaria en economía; sólo hay una salida y ello lo sabe el más tonto de los administradores familiares. Puesto que… ¿qué es lo que se hace en una economía familiar cuando el agua va llegando al pecho? Simplemente, eliminar todo lo superfluo, tratar de trabajar más (todos) aunque sea dentro de casa y ahorrar todo lo que se pueda para ir tirando y esperar la coyuntura favorable que les permita vivir mejor. Pues bien un Estado no es otra cosa que una asociación enorme de familias. Y he empleado la metáfora señalando «el pecho»; pero la realidad de España me temo que está ya mucho más arriba «del cuello»; y se lo ha dicho directamente a Zapatero, nada menos que Paul Krugman, Premio Nóbel de economía 2008, que ha estado recientemente en España; y lo ha manifestado igualmente, en una nutrida reunión de empresarios andaluces, en la ciudad de Sevilla; donde aseguró que España tiene un futuro «muy doloroso» y que aquí aún no se ha hecho nada por corregirlo.

Lo del milagro del «pan y los peces» es un cuento más de los muchos que contiene la Biblia; si allí comieron los que comieron y sobró como dice el relato, es por que los que allí se reunieron, tenían pan y peces de sobra.

Tomo prestadas las palabras que una gran figura de la antigÁ¼edad, pronuncia en el Senado y que podría pronunciar hoy cualquier otro abogado, o político, que de verdad quisiera gobernar.

«El presupuesto debe equilibrarse, el Tesoro debe ser reaprovisionado, la
Deuda Pública debe ser disminuida, la arrogancia de los funcionarios
Públicos debe ser moderada y controlada, y la ayuda a otros países debe
eliminarse para que Roma no vaya a la bancarrota. La gente debe aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa del Estado.»

Lo dijo Cicerón, 55 años antes de que apareciera Cristo. Pero es claro que si el Imperio Romano llegó tan lejos y duró más de dos milenios; es por que en la mayor parte del tiempo, allí trabajaban hasta los legionarios en épocas de paz, no digamos los presos; que por cierto en España ya pasan de setenta mil; por tanto si de verdad se quiere progresar, habrá que legislar de forma que sea parecida a la que ordenó nada menos que San Pablo, a las comunidades cristianas de su tiempo… ¡Que el que no trabaje que no coma!

Ya está bien de parásitos y de que unos pocos trabajen, estén asados a impuestos, además indefensos ante el propio Gobierno y de los ejércitos de delincuentes comunes y «menos comunes»; y que al final, vayan sucumbiendo pese a sus deseos de seguir trabajando. ¿Para qué queremos gobiernos que no saben gobernar? No queremos gobiernos parásitos, si no saben gobernar que se vayan y entren otros, dispuestos a legislar medidas no necesarias sino imprescindibles ya.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.