Si las declaraciones ante el juez Ruz por parte del diputado Nasarre y el senador García-Escudero, ambos del PP, son consideradas de total transparencia al haber reconocido cobrar sobresueldos por pertenecer a la dirección del partido, ¿Cómo habría que llamar a los que también han trincado y siguen ocultos momentáneamente? De no aclararse totalmente la entrega de 70.000 euros al citado Nasarre, para una fundación de la cual era patrono, por parte del tesorero Lapuerta y en presencia de Bárcenas, en sobres con distintas cantidades de dinero, en una caja «marrón» y sin firma alguna, la situación se complicará todavía más, debiendo admitirse que no parece una forma muy ortodoxa de proceder por parte de la administración de un partido político.
Para cualquier ciudadano que haya leído o escuchado esta noticia, en base al más elemental sentido común, habrá juzgado tal comportamiento como irregular o muy raro… y a continuación se formulará preguntas tales como: ¿por qué tanto ocultismo?, ¿es correcto pagar una cantidad tan elevada en metálico?, ¿podría tratarse de algo ilegal?, ¿de dónde procedía el dinero?, ¿quedaría reflejado en la contabilidad del partido?, ¿en concepto de qué se entregó tal cantidad a una fundación?, ¿por qué se registró como donación anónima?, ¿era práctica habitual actuar de tal manera en el partido?, ¿existe una caja “B” en el partido para atender este tipo de pagos?, etc. etc.
Militancia y cuadros inferiores del partido pueden entender que en tiempos de crisis, las estrecheces deben ser para todos, pero jamás asumirían que un senador, concretamente Pío García-Escudero, actual presidente del Senado, entre 1999 y 2003, estuviese cobrando del partido un sobresueldo, complemento o gratificación, al margen de su propia retribución por el cargo, la nada despreciable cantidad de 4.200 euros mensuales, como reconoció ante el juez Ruz, por sus gestiones de coordinador de área, sin duda algo muy complejo para recibir tan voluminosa regalía.
En función de lo anterior, cabría opinar lo desafortunado que resultó, contemplado actualmente, la intervención de Rajoy ante la cúpula del partido el pasado 2 de febrero, cuando afirmó categóricamente que en el PP “no se pagan cantidades que no hayan sido registradas en la contabilidad del partido, ni que de cualquier otra manera resulten físicamente opacas”. Lo problemático del caso es que sean un diputado y un senador los que han reconocido haber admitido cantidades, presuntamente irregulares, que no figuran en los controles y auditorias realizados sobre las cuentas del PP. Sin la menor duda, el escuchar por boca del presidente la pulcritud y rigor con que se actúa en el partido, produciría en más de uno de los asistentes un tremendo escalofrío recordando sus propios casos muy parecidos a los descritos, y como no, en Bárcenas, una sonora carcajada al evocar lo ocurrido a lo largo de su dilatada permanencia en el partido como conocedor de excepción en todo lo que afecta a las finanzas, sobres, recibís, etc.
Siguiendo con el tema pero cambiando de personaje, no se entendió muy bien lo que pretendía comunicar la secretaria general del PP, Dolores Cospedal, al solicitar que lo de las cuentas de su partido y los papeles de Barcenas se “ventile con normalidad”. La duda ofende puesto que toda la porquería que pueda existir y existe va a ser aireada hasta la saciedad. Lo que ya no parece tan compresible es el empleo del término “normalidad”, cuando lo que está ocurriendo y apareciendo podrá ser considerado de mil formas menos con “normalidad”, y mucho menos a tenor de las declaraciones efectuadas al respecto por el jefe del Ejecutivo. La Sra. Cospedal, tan rotunda siempre en sus manifestaciones públicas debería hacerse mirar lo oportuno de sus aplastantes seguridades. Algo de moderación le vendría de perlas.
Son muy pocos los ciudadanos que a estas alturas se cuestionan el que tanto en el PP como en otros partidos, se han pagado y se pagan sustanciosos sobresueldos a unos cuantos privilegiados, que nada tienen que ver con votantes, militancia y cuadros medios del partido Popular, totalmente ausentes de estas maniobras.
No hay que preocuparse porque con el juez Ruz a cargo del caso, un serio e incómodo grano para la formación conservadora, se encargará de que todo quede perfectamente esclarecido y reconocido por parte de los responsables. Su eficacia está más que probada y cuando muerde, no suelta la presa. Seguirá citando a nuevos trincones que igualmente confesaran.
Sobre la participación del ex tesorero en el reparto del botín, sería suficiente con recordar el viejo refrán de “el que parte y reparte, se queda…..”, pero en el fondo, lo que más nos fastidia es que una vez más pretendan tomarnos por idiotas. Son muchos los arrepentidos de haber regalado una inmerecida mayoría absoluta al PP y ya no tiene solución, si bien, mirando hacia otro lado, la situación todavía es peor…, véase el desmoronamiento total del PSOE.
En fin, no perdamos la esperanza de que algún día, nadie sabe quién ni de qué Partido, surja el verdadero líder a quien otorgarle nuestra confianza y sea capaz de pagarnos con la misma moneda. Por el momento, si algo tenemos meridianamente claro es que ese adalid no se llama Mariano Rajoy Brey, quien ayer, tras escuchar las declaraciones de José María Aznar, desconocemos si durmió tan tranquilo como asegura hacer….¡¡Que decepción Presidente!!