Cuando más eufórico estaba el Ejecutivo Popular, con una perversión inaudita del lenguaje, intentando desvirtuar la verdad de la situación del país, reaparece el Ex Presidente Aznar para meter en cintura a su Partido. Muy posiblemente se siente culpable de haber apadrinado como líder del mismo a un hombre que él sabía que nunca tuvo un ápice de liderazgo, ya que durante el periodo de su mandato en la Presidencia del país, el Sr. Rajoy recorrió multitud de Ministerios que tenía que abandonar a los pocos meses, incapaz de dirigirlos. Queda en la memoria de todos cuando se hizo cargo del chapapote del ‘Prestige’: dos meses después de la catástrofe todavía se encontraban afectadas 409 playas, con unos responsables políticos incapaces de darle solución. Tuvieron que ser los miles de voluntarios quienes limpiaran los efectos de la catástrofe.
El ex presidente José María Aznar reaparece en la presentación de un libro y aprovecha para criticar la política del actual Gobierno y su manera de afrontar tanto la política económica, como la crisis, los ajustes, la subida de impuestos, la política autonómica, y su falta de liderazgo frente al desafío Catalán, la unidad nacional, o la crisis institucional y política, en las que está sumido el país.
La respuesta del Ejecutivo, no se hace esperar, falseando la verdad con datos inventados, criminalizando a los parados (posiblemente con algún perverso fin, como posibles luchas entre quienes cobran y quienes han perdido la prestación)… y nos hablan de 520.000 parados que defraudaban a la Seguridad Social, con afirmaciones contundentes de la Vicepresidenta del Gobierno, cuando en realidad se confirma que no llegaban a 5.000. Preguntada en la Cámara por las cifras expuestas, en vez de responder, presenta un nuevo dato falso sobre su predecesor en el Ministerio de Trabajo. Descubrimos su falsedad leyendo el artículo presentado… y se marcha para no escuchar las respuestas de los aludidos. ¿Hasta dónde puede llegar la perversidad engañosa del actual Ejecutivo?
Posiblemente debería el Sr. Aznar advertir a su Partido de la peligrosidad de la perversión del lenguaje, la mentira que puede conducir al pueblo a situaciones parecidas a las vistas en Grecia hasta hace pocos meses: desorden y peleas en calles y plazas de toda España.