A los casi dos meses de las elecciones generales italianas, el paÃs sigue inmerso en un caos indescriptible y, a pocos dÃas de terminar su mandato, el Presidente de la República ni tan siquiera sabe si se podrá elegir un nuevo Presidente, ya que en Italia el Presidente de la República no se elige por sufragio universal, sino por el voto diferido a la representación popular: las Cámaras son las que lo eligen.
Las propuestas de democratización de la vida polÃtica italiana, que tanto ilusionaron a los demócratas de toda Europa, se han quedado en palabrerÃa barata de un clown que no se ha dado cuenta de que el Poder Legislativo no puede ser confundido con el Poder Ejecutivo: El Poder Legislativo legisla y el Poder Ejecutivo ejecuta las órdenes de las Leyes que le vienen del Parlamento.
Es muy bonito decir ‘Un Gobierno del Pueblo’, donde las propuestas del Pueblo puedan ser elevadas al Parlamento y presentadas en forma de Leyes, pero alguien debe ejecutar esas Leyes para que den sus frutos en beneficio del Pueblo.
Las propuestas de Beppe Grillo van en el sentido de que sea el Parlamento quien dirija el Estado, y al mismo tiempo no quiere poner a la cabeza del Estado a ningún polÃtico tradicional: a nadie que hasta ahora haya vivido de la polÃtica (algo en lo que tiene razón por la sinvergonzonerÃa que tienen los polÃticos italianos). Pero no debe olvidar que Berlusconi tiene un clientelismo polÃtico que lo ha llevado a ser la segunda fuerza más votada… El PD (Partido democrático de Izquierdas) también tiene sus adeptos, conseguidos tras muchos años defendiendo la democracia;  y el M5E (Movimiento 5 Estrellas) es la tercera fuerza más votada… Ya se habla de nuevas elecciones por el caos creado, que tampoco resolverÃan nada, ya que por mucho que quiera Beppe Grillo, nunca conseguirá la suficiente mayorÃa como para Gobernar como quisiera, que vendrÃa a ser una Dictadura Popular (algo parecido al caos anarquista)  al no tener estudiada la manera de desarrollar la parte Ejecutiva del Estado.
PodrÃa haber hecho muchas cosas, como por ejemplo quitarle al Poder Ejecutivo la capacidad de Gobernar por decreto;  obligar a que el Ejecutivo tenga que presentar a Referéndum Popular todas las cuestiones de interés general;  pero en la PolÃtica, como en todas las cosas de la vida, no se puede ser radicales, y se deben conocer los lÃmites que nos impone la vida.