A lo largo de una temporada de fútbol se suelen sobrevalorar las victorias y las derrotas, y no te digo los empates, como si cada resultado particular fuera el fin del viejo mundo o el comienzo del nuevo, pero en competiciones tan largas solo los resultados de la primavera logran alcanzar este cariz de dramatismo litúrgico.
El resto del tiempo se trata de calibrar las inercias y las sensaciones porque son las que finalmente determinarán los éxitos o los fracasos al final de año.
El Madrid de Benítez no tenía malos resultados pero la inercia era negativa, en gran parte por culpa de los jugadores en otra por parte del propio entrenador, mientras que este nuevo Madrid de Zidane ofrece una cara totalmente distinta, de sensaciones positivas.
Hay que reconocer que se dejó comer el pan durante los primeros veinte minutos de partido, sorprendido por la presión alta del conjunto verdiblanco y sin un plan b que llevarse a la boca, en el debe del entrenador francés, pero no fueron momentos de sufrimiento más allá del golazo increíble de Cejudo, que ya tiene un vídeo por el que presumir toda su vida, y bien que debería de hacerlo.
A partir de ese momento, el Madrid comenzó a asentarse y a desarrollar un juego aseado, por momentos brillante y generando ocasiones de gol de manera asidua, unas ocasiones que se iban al limbo por las intervenciones de Adán o por el desacierto de los delanteros madridistas, casi siempre Ronaldo, que se sigue reservando para los partidos intrascendentales.
Durante esos instantes asistimos a la presentación de la tesis doctoral «Fútbol, esa cosa tan sencilla» desarrollada por Modric ante el catedrático emérito Zidane. El croata dio una auténtica lección de como se juega a este deporte y fue el motor del equipo en todo momento, una auténtica maravilla que debería de ser enseñada en las escuelas de formación a los chavales, ésto es fútbol y el resto postureo.
Isco y Kroos acompañaron con su buen juego el papel estelar del croata mientras que James justificó sus suplencias reiterativas, aunque siempre tendrá la excusa de la falta de ritmo. Atrás, todos bien salvo Danilo, que fue ampliamente mejorado por Carvajal cuando el madrileño salió en la segunda mitad. Danilo pide permiso para tocar el balón, Carvajal se lo quiere llevar a su casa, la diferencia entre los que han nacido para jugar en el Madrid y los que son excelentes jugadores de equipos mediocres.
Pero la imagen del partido, la conclusión que todos debemos de sacar es la evidente unión del equipo, la lucha codo con codo por un objetivo final, que al final no se consiguió, es cierto, pero que no debería de ser tan importante si todos siguen remando en la misma dirección. Como bien demostró el BarÁ§a el año pasado ésto no es como empieza, sino como termina, y todavía queda mucho para que los títulos comiencen a decidirse. Es cierto que los culés han tomado una clara ventaja, pero también la llegó a tener el Madrid hace ahora un año.
En definitiva, el Madrid ha vuelto en su mejor versión y ahora habrá que aguardar hasta el próximo domingo para comprobar si todo ha sido un mero accidente deportivo o si el barco ha quedado hundido. Yo mientras tanto he comenzado ya a contar los minutos para volver a ver jugar a Modric, ¡qué jugador!