Tierra del fuego o de la Patagonia comprende el territorio de los Yámana y de los Selknam, pueblos originarios, hoy extintos.
La construcción de la carretera austral complementó la red de caminos de tierra y ripio, mejorando las condiciones de transporte y de comunicaciones conectando a Aysen con las ciudades más importantes de Chile; como consecuencia directa, se ha potenciando el turismo, pues hoy los visitantes acuden en busca de los maravillosos paisajes de Coyhaique, Puerto Aisén, Laguna San Rafael, y Glaciares del campo de hielo Patagónico Norte, entre otros.
La Patagonia, además, posee una de las mayores reservas forestales de bosque nativo del país y ríos de abundante caudal: Aysen, Palena, Simpson, Cisnes, Huemules, Baker, Bravo y Pascua; caudales en el horizonte económico de una de las mas importantes y cuestionadas transnacionales “Hidroaysen”.
Al parecer, el poder de los capitales concentrados en Hidroaysen puede más que el poder de la CONAMA para proteger al medioambiente y a sus ecosistemas. Hidroaysen, ha logrado comprar las simpatías de los lugareños financiando sueños que luego deberán abandonar al momento en que el “tsunami de las represas” ahogue a los paisajes, a la tierra, y a la historia de su gente.
CONAMA necesitará, algo más que mano de hierro, para declarar inadmisibles a los proyectos de centrales hidroeléctricas, como ya sucedió con el proyecto Central Maqueo, que pretendía estar operativo en 2013 generando 400 MW de electricidad mediante estanques de regulación con ocho bocatomas capaces de inundar 114 hectáreas. Maqueo es el mayor de los cuatro complejos hiroeléctricos de Trayenko en la Región de los Ríos, que además tiene en carpeta otras inversiones cercanas a los lagos Panguipulli y Calafquén.
Continuando en el tema de la obtención de energía a costo de destruir ecosistemas y biodiversidad únicos, está también, la Termoeléctrica Castilla en Copiapó, que no presentó todos los detalles del proyecto a CONAMA, como el que considera el uso del carbón como combustible, depósito de cenizas de 125 há, y la construcción de un terminal portuario para abastecer de “carbón” a la industria, la opción más contaminante que existe para generar energía, debido a los desechos altamente tóxicos que produce, cuya magnitud en este caso resultaría catastrófica para la zona en Punta de Cachos.
Y en la misma Región donde se pretende emplazar a la Termoeléctrica Castilla, tenemos a Pascua Lama, proyecto minero que trasciende la frontera chilena, manteniendo enfrentados a grupos ciudadanos con la empresa Barrick Gold, tanto en Chile como en Argentina, por el posible derretimiento de los glaciares de los valles de Copiapó y Huasco; la medida del gobierno, en tanto, fue instalar dos refugios para “monitorear” a los glaciares, en lugar de generar y fortalecer políticas para protegerlos y así evitar su inminente derretimiento.
No sólo los ambientalistas debieran estar preocupados por estos “ataques” a la biodiversidad a lo largo de Chile, similares a varias bombas atómicas cayendo al mismo tiempo, también nuestros legisladores, CONAMA, el gobierno, y todos los chilenos, porque riqueza no es sólo lo que podemos cuantificar en pesos o en dólares, riqueza no se limita al crecimiento económico, o a la expansión física de las Empresas; riqueza es el árbol milenario cuyos ojos han visto renacer una y otra vez entre los humedales altoandinos como de la araucanía, riqueza son los pocos cisnes que sobreviven a la contaminación de las plantas de celulosa, los lobos marinos de la costanera de Valdivia; y el alerce, la araucaria, el espino y el copihue, al borde de la extinción ya sea por incendios forestales, podas mal realizadas, o por proyectos de inversión mal enfocados por descuido e ignorancia.
Para preservar y proteger al medio ambiente de Chile, debiera considerarse la posibilidad de obtener energía a través de paneles fotovoltaicos, una energía limpia, amable, y respetuosa del medio ambiente. Y no sólo los Chilenos, a nivel mundial debiéramos tener responsabilidad ambiental y conciencia de que “todo” es vulnerable, que si somos frágiles nosotros que nos preciamos de tener el más alto grado evolutivo, cuánto más frágiles son nuestra flora y fauna, nuestros paisajes, que si se incendian o se contaminan o desaparecen, no pueden correr para salvarse… no pueden.