EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
No creo que la gente se haya creído que la propuesta o decisión de Rodrigo Rato, máximo ejecutivo de Caja Madrid, de suprimir los bonus de 25 millones de euros a repartir entre diez ejecutivos ha sido fruto de un planteamiento ético, dados los tiempos que corren y máxime cuando en España no hay dinero para seguir dándoles ese “premio de consolación” a los parados que no cobren el subsidio de paro, me refiero a la decisión gubernamental de no seguir dando esa paga de 426 euros mensuales, lo que si se podría afirmar es que ha sido un planteamiento estético porque estaría muy feo que una entidad, Caja Madrid y las otras seis cajas asociadas con ella han recibido 4,465 millones de ayudas públicas a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) pata “apuntalar” sus niveles de solvencia. No creo que el atrezo, el decorado, hubiera quedado muy estético si a esos diez ejecutivos se les da un “aguinaldo” de 25 millones a repartir entre ellos cuando a la entidad que les gratifica tan espléndida como opíparamente se le han inyectado 4,465 millones provenientes del erario público, del bolsillo de todos los españoles, mientras a otros se les retira, por falta de dinero, un mal remedo de lo que debe ser una paga, la de los 426 euros mensuales, que no dan ni para “ir tirando”. La no supresión de este bonus a esos 10 ejecutivos hubiera supuesto un verdadero escándalo, que no hubiera sido más que una segunda parte del que ya se dio cuando Miguel Blesa, al que sustituyó Rodrigo Rato al frente de Caja Madrid, recibió 2,8 millones de euros; el antiguo director de Comunicación, Juan Astorqui, cobró otros 1,4 millones de euros de finiquito y Ricardo Morado, responsable de sistemas 1,8 millones. Vamos, que los tres se pusieron como el apellido del responsable de sistemas: “Moraos”. No he intentado hacer una gracieta, ni tratar en tono peyorativo un apellido, sino simplemente expresar en términos coloquiales como se “pusieron” los tres con tan suculentos como “llamativos” finiquitos.
Creo que todos tenemos presente que en los seguros del ramo del automóvil existe eso que se llama bonus- malus mediante los cuales se gratifica o penaliza al buen o mal conductor. Yo creo que a la inmensa mayoría de los ejecutivos de las entidades bancarias, cajas incluidas, se les debería haber aplicado la condición de malus porque, a la vista está, no han sido buenos conductores dado lo cual no procede el gratificarles sino más bien sancionarles.
En el PP se muestran muy satisfechos por esta decisión de Rato, pero se olvidan que a su antecesor en el cargo, Miguel Blesa, lo puso el Partido Popular, recordemos las disputas entre las distintas facciones del PP por “colocar al suyo” para presidir Caja Madrid, y fue Miguel Blesa quien dio luz verde a esto de los bonus de 25 millones. Lo que en el PP deberían haber hecho en su día es evitar que estos bonus se instauraran. Me he quedado de una pieza cuando he leído que el consejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid, Francisco Granados, ha dicho que espera que el Gobierno “no caiga en la tentación” de vender Caja Madrid “a un amigo”. Tranquilo, eso ya lo hará el PP si algún día gobierna en España.