La suerte de estudiar una maestría fuera del país, te hace adquirir nuevos conocimientos y afrontar nuevas experiencias. Egresado de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá (UP), con la licenciatura en Geografía e Historia, pensaba que lo sabía y lo entendía todo. Pensar de esa manera (con soberbia), sería mí peor error. En el inicio de las clases pensaba que sería como ir a cualquier otro día como las experimentadas en la UP. Otro error, aún peor.
Primero las lecturas y sus autores, con términos y conceptos que no dominaba, y sí pensaba conocer los términos y conceptos, no era lo que yo interpretaba. Es decir, no sabía ¡nada de nada!
Hoy día, estoy satisfecho haber tomado una decisión apresurada (pero que fue sabia al final), aplicar para la beca de estudio de la Maestría Centroamericana de FLACSO (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales), en Ciencias Sociales. No fui el mejor estudiante en las clases, pero no me rendí y al final me esforcé. Lo resultados fueron bien positivos, lo cual agradezco el apoyo de todos los que me ayudaron y los que conocí, y me dieron la fuerza para este gran logro.
No obstante, regreso a Panamá con el orgullo y satisfacción de mí propio éxito. Al final, te encuentras que no es fácil, ya que el campo que se estudia se encuentra dominado por otros intelectuales de una generación anterior o por otros que se dedican desvirtuar la realidad de nuestro país, legitimando políticas fracasadas del Estado. Problema que se añade a mi escasez de un buen capital social, y al poco desarrollo en Panamá de las Ciencias Sociales.
Otros, tratando de analizar el contexto en una teoría lineal que no dice nada; y cuando uno saca a relucir mínimamente su conocimiento es titulado de reformista, y desunionista; cuando lo que uno busca como investigador social es explicar la verdadera realidad del país. Abriendo el pensamiento de las personas, para que no caigan en ser unos fans thinking (como alguna vez me catalogaron antes de obtener un buen capital cultural).
La verdad, es que el problema en Panamá esta evidenciado y no solo proviene del gobierno; también, de la sociedad que no termina por comprender como realmente se direcciona el mundo y afecta a nuestro país. El problema, también es de todos los que manejamos un mínimo conocimiento y no lo utilizamos como una herramienta para mejorar nuestra sociedad y nuestro país en general.
Las discusiones y debates por separados no resuelven nada, y menos sí los resultados son con los mismos actores. Existen muchas personas valiosas en este país que tienen algo que decir; y no lo hacen por temor a ser estigmatizados o por que se les cierre muchas puertas. Al final, no se dice nada por no querer sentirse antagonistas frente a los pensamientos de los otros. Pero de hecho, de eso se trata tener diferencias de pensamientos, para llegar a un consenso, eso es parte de la democracia.
El desarrollo del conocimiento en Panamá, ha sido manipulado muchas veces, y no se hace nada por rescatarlo y encausarlo correctamente. Estamos permitiendo cada día que nuestra sociedad en general este ciega ante los avatares que afronta el país, perfilándolo como una situación ya normativa. Mientras que en otros países las discusiones de temas sociales son más adelantadas, donde Panamá todavía se encuentra atrasada recogiendo las sobras de esas discusiones superadas.
Fue evidente cuando la SENACYT, lanzó los números del desarrollo de las investigaciones en artículos y libros; lo cual fue relacionado con el avance de políticas que resuelvan los problemas sociales del país. Según la SENACYT con respecto a lo anterior, Panamá se encuentra en la posición 53; mientras Uruguay y Costa Rica, se encuentran entre los 10 primeros.
Claro, eso no les interesa realmente al gobierno, y al parecer, tampoco a algunos intelectuales ya reconocidos. El primero, interesado en el avance económico con énfasis en el servicio y granero de minerales para otros países; y los segundos, en mantenerse como pueda sin desarrollar mucho conocimiento, y cerrando las puertas a los otros.