Con esta primera nota, la cual por supuesto no será la última daré inicio a un nuevo y revitalizado trabajo y aventura intelectual y teórica. Son notas transitorias que en el camino serán reescritas, reexaminadas y reeditadas, ya que son concebidas y escritas con urgencia y necesidad, producto de la difícil y crítica situación que vivimos. No es un trabajo ambicioso de análisis o estudio de cada momento o coyuntura histórica, política o ideológica que ha tenido el país, por ahora es o pretende ser una posición general de cara a la situación política del ayer y del hoy. El que pretenda hacer política sin pensar o teorizar, desconociendo la historia, está condenado al fracaso, seguirá cometiendo y perpetuando los errores y desaciertos del pasado en el presente.
No podemos ni debemos seguir escribiendo y enseñando la historia de las ideas políticas de nuestro país en base a políticos que están en pedestales y en constructos míticos o mitificados. A propósito de está situación se han relegado a seres humanos que a lo largo de nuestra compleja y contradictoria historia han aportado desde el pensamiento, la acción, la tribuna, el aula de clases, la industria y el campo a la construcción y edificación del Estado-Nación panameña. Hacer una lista sería harto larga escribirla en esta breve nota. En otra nota comenzaremos a hacerlo no sólo como tributo o reconocimiento sino para posicionarlos en el debate. En Panamá se han elevado idearios políticos o estílos de conducción política a rango de ideologías. Me refiero específicamente al Panameñismo y el Torrijismo. Dichos idearios o estilos no superaron nuestras fronteras en cuanto a influencia o incidencia decisiva y permanente en el espacio/ tiempo, a nivel internacional y regional, salvo raras y contadas excepciones o momentos.
En el caso del Panameñismo su lucha junto a la Alianza Democrática de Oposición mejor conocida como la ADO-Civilista contra el militarismo (Fuerzas de Defensa FF.DD.) y el General Manuel Antonio Noriega Comandante en Jefe de las FF.DD. sobre todo en el período de 1984-1989 por la vuelta a las libertades, los derechos y la democracia y en el caso del PRD y los militares el apoyo a la Revolución Popular Sandinista y el pueblo de Nicaragua para el derrocamiento del Dictador Anastasio Somoza Debayle y la Guardia Nacional, el 19 de julio de 1979 con el triunfo del Frente Sandinista de Liberación Nacional FSLN, a la pacificación de la región centroamericana a través de los Acuerdos de Contadora y la lucha contra la presencia militar norteamericana y la reversión del canal y las áreas de la denominada Zona del Canal, que fue un proceso de descolonización basado en los principios de soberanía, independencia, autodeterminación e integridad territorial por la eliminación de lo que se denomino la quinta frontera. Esto se logró en gran medida con la firma de los Tratados Torrijos-Carter, el 7 de septiembre de 1977, aunque quedamos bajo el paraguas imperial con el Tratado de Neutralidad Permanente. Aquí debo hacer un alto y un paréntesis obligatorio y necesario. Ambos partidos y sus seguidores han tejido mitos alrededor de la figura política de ambos líderes.
En el caso de Arias Madrid es que a través de la Constitución Política del 2 de enero de 1941 se concedió el voto a la mujer. En dicha constitución si se concedió dicho voto, pero no era universal sino condicionado. La mujer para poderlo hacer efectivo tenia que tener 21 años y un título universitario. La mujer pudo efectivamente ejercer el derecho al voto y ocupar cargos de diputadas a la Asamblea Constituyente fue en 1946, la cual discutio, redacto y aprobo la Constitución Política del 1 de marzo de 1946. En el caso de Torrijos Herrera es ser máximo representante de la lucha por la descolonización. Anterior a Torrijos existieron varias generaciones de panameños y panameñas que lucharon y dejaron hitos de lucha escritos con sudor, lágrimas y sangre en las páginas de la historia.
Vale la pena mencionar el rechazo popular, social y gremial contra los Tratados Filós-Hines o Convenio de Bases frente a la Asamblea de Diputados, el 22 de diciembre de 1947 donde se queria prolongar en dicho convenio la presencia de más de 150 sitios o bases de defensa norteamericana en todo el país, algunas de las cuales habian sido establecidas en la Segunda Guerra Mundial; la Operación Soberanía que fue la siembra de banderas en la denominada Zona del Canal, el 2 de mayo de 1958; la Marcha realizada por la Unión de Estudiantes Universitarios UEU en la avenida 4 de julio hoy de los Mártires, el 3 de noviembre de 1959 y la Gesta Heroica, Patriótica y Nacionalista del 9, 10, 11 y 12 de enero de 1964, entre otros múltiples análisis, estudios, alegatos, denuncias, acciones y luchas que fueron realizadas a partir de 1904. Está última gesta abrió el período abrogacionista y dejó atrás el período revisionista de los tratados canaleros. Perseguidos, arrestados, lisiados, heridos y muertos, héroes y mártires son testimonio de dicha lucha. Los gobiernos panameñistas o torrijistas tampoco replicaron como modelos políticos que hayan sido instaurados en otras latitudes. Han carecido de método de análisis, metodología, originalidad y universalidad.
Sus partidos y dirigentes herederos se han desdibujado y diluido política e ideológicamente con tal de presentarse como opciones político-electorales que tengan el apoyo y favor de la élite oligárquica del país en un principio, pero indudablemente con el paso del tiempo la conducción política y la gran mayoría de sus dirigentes son inclusive de la misma élite. Solo como referencia histórica el origen del Dr. Arnulfo Arias Madrid es de la clase media rural penonomeña y del General Omar Torrijos Herrera de la clase baja del campo veragÁ¼ense, al igual que la extracción y composición de clase trabajadora, campesina y media de los distintos partidos herederos del Panameñismo iniciando con el Partido Nacional Revolucionario en 1936 y del Partido Revolucionario Democrático PRD en 1979. En la actualidad son opciones político-electorales oportunistas, clientelistas, corruptas y demagógicas, «light», incoloras e insaboras, que son «ni chicha, ni limonada», huecas de fondo, llenas de meros clichés y trillados lemas de campaña. A parte de perder todo contenido programático, axiológico, social o hasta progresista que en algún momento tuvieron, son actualmente meras caricaturas del pasado.
Ambos partidos han expresado y sostenido el modelo político y económico neoliberal (en el caso del PRD y los militares desde la administración del Presidente Nicolás Ardito Barletta en 1984 a través de los denominados Planes de Ajuste Estructural PAE y en el caso de los Panameñistas junto al Partido Demócrata Cristiano PDC y el Movimiento Liberal Republicano Nacionalista MOLIRENA desde la administración del Presidente Guillermo Endara Galimany (Q.E.P.D.) en 1990 con la firma de las Cartas de Intención para la Privatización de las principales instituciones públicas de servicio como el Instituto de Recursos Hidráulicos y Electrificación IRHE, del Instituto Nacional de Telecomunicaciones INTEL, de la Autoridad Portuaria Nacional APN, del Ferrocarril de Panamá, de los Cítricos de Chiriquí, de Cemento Bayano, del Hotel de Taboga, de los Ingenios, entre otros para el desembolso de ayudas económicas por causa de la invasión).
Este modelo en estos 20 años post-invasión imperial norteamericana ha instaurado las privatizaciones, desregulación de la economía, eliminación del control de precios, precarización y pauperización, flexibilización del código laboral, reducción del Estado, despido de funcionarios públicos, persecución, represión, detención y asesinatos de simpatizantes, militantes, cuadros y dirigentes del movimiento popular, social, sindical, campesino, estudiantil, pobreza, miseria, falta de acceso a educación, salud y vivienda, insostenibilidad ambiental, depredación de bosques, ríos y montañas, exclusión y explotación, entre otras cosas más. Todo esto a pesar que sus máximos dirigentes y fundadores en vida, Arias Madrid y Torrijos Herrera, en un principio abogaron por un Estado Fuerte interventor en la economía, algo más o menos parecido a un Estado de Bienestar (con sus matices y diferencias en el fondo y forma con respecto a cada gestión) y promovieron un gobierno de tipo populista, nacionalista, estatista y desarrollista que no rompía con el modelo capitalista y mucho menos aspiraba y buscaba reemplazarlo.
Al final dichos partidos han hecho lo que denomino la política de los cementerios. Resucitan a seres humanos como si fueran santos o santas en procesión y sus obras que ya no están o que deliberadamente fueron eliminadas o desmontadas, inclusive por sus propios partidos y seguidores. Cada período sacan al muerto con tal de revivir el otrora «glorioso pasado» para buscar los réditos electorales. Se apela al carisma del muerto por parte del candidato o candidata presidencial de turno para tener algo del «halo de santidad» del difunto. Se hace política anclado a un pasado que tuvo sin lugar a dudas obras buenas, positivas y correctas, igualmente malas, negativas e incorrectas, pero que ya no existe en la actualidad.
Para concluir, toca hacer la política el arte de lo posible en el presente, sembrando poco a poco para el mañana. Construir y desarrollar la opción político-electoral que dispute el poder a la élite oligárquica. Edificar la comunidad justa socialmente, igualitaria, fraterna, libre, independiente y sostenible. Que el pueblo sea el que escriba y sea protagonista de su propia historia. La Utopía es posible. Estamos Venciendo.