EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Ya tuvieron problemas estomacales cuando Zapatero remodeló su Gobierno y nombró a Alfredo Pérez Rubalcaba vicepresidente primero y portavoz del Gobierno. Destacados miembros del PP fueron “pillados” cuando formando un grupito en los pasillos del Congreso de los Diputados mostraba sus temores y reconocían que en el nuevo organigrama socialista había entrado gente de mucha valía política y carisma popular.
Ahora, y como consecuencia de la decisión de los órganos de gobierno del PSOE, han nombrado a Rubalcaba candidato a la presidencia en las próximas legislativas a celebrar en marzo de 2012, y esto les ha sentado peor aún que cuando lo del acceso de Rubalcaba a la vicepresidencia y a la portavocía. Ahora, y lo están demostrando cada vez que hablan, a los del PP les ha entrado canguelo, el miedo y el temor se han apoderado de ellos y no se les ha ocurrido otra cosa que hacer de Rubalcaba una víctima echándole más y más basura sobre él intentando menoscabar la credibilidad del ya candidato socialista ante miles y miles de ciudadanos. Hasta tal punto ha llegado la cosa que a ese perdedor nato, ya ha perdido tres elecciones en Andalucía, conocido con el nombre Javier Arenas Bocanegra, no se le ha ocurrido otra cosa mejor que decir que con la designación de Rubalcaba no se produce un cambio generacional en el PSOE. No sé a qué le llamará Arenas Bocanegra, “cambio generacional”, intuyo que se referirá a poner a alguien más joven que Rubalcaba, con lo cual en el PP tendrán que replantearse si es Rajoy el candidato o no ya que Rajoy pasa ya de los 56 años y Rubalcaba tiene 59, lo cual pone de manifiesto que Rajoy no es ningún efebo que digamos. En cualquier caso el pretender cuestionar la capacidad de una persona por su edad, en este caso una edad ideal en cuanto a experiencia se refiere y desde luego aún apta para desarrollar su trabajo con garantías de éxito, solo demuestra la total y absoluta falta de capacidad mental para objetar sobre los demás. Pero de Arenas Bocanegra, que se puede esperar.
Dicho esto le voy a contar, querido lector, una anécdota real, sobre lo que le ha ocurrido a un buen amigo con su nieto. Resulta que hace un par de días me encuentro a este amigo y después de los saludos y preguntas de rigor, ya se sabe, eso de “me alegro de verte” y “¿cómo estás?” me responde: “Estoy muy bien y muy contento, más que contento, contentísimo”. ¿Y eso? –le pregunto- “Pues se trata de mi nieto, el mayor de mi hijo Juan, hace unos días fue mi hijo al instituto a hablar con el tutor de mi nieto y este le dijo que acabaría el curso con una nota media de 3,6”. Me quedo un tanto sorprendido, pero reacciono inmediatamente y le digo: “¿Y eso es para estar contento?” respondiéndome: “¿Te parece poco? ¡Menudo carrerón lleva el muchacho!” “¿Carrerón, tú crees?” -le digo-. “Hombre, ¿te parece poco?” –me responde y continúa diciéndome- “Mi nieto va a ser algo grande, no tienes más que ver que los españoles le dan una media de valoración a Rajoy del 3,6, igual que la de mi nieto, y hay mucha gente que dice que Rajoy puede ser el próximo presidente del Gobierno. Así es que ya me dirás si no es para estar contento”. Me callo, le doy una palmadita en la espalda a modo de despedida a mi amigo y los dos seguimos nuestro camino. Yo lo hago pensando en si mi amigo me ha tomado el pelo, en hasta donde se puede llegar con un 3,6 de nota media y en el canguelo que les ha entrado a los del PP.