Sociopolítica

Cárceles y reos

La palabra reo en su acepción referida al hombre, el diccionario de la RAE, la define así: Persona que por haber cometido una culpa merece castigo”.Más claro y contundente no lo creo posible; ¿pero qué ocurre en la realidad española actual? Pues que el condenado por el delito que sea, es recluido y salvo el “castigo” de la reclusión… la condena parece ser que se traduce a… “no hacer nada”; lo que puede ser terrible para algunos, pero bastante cómodo para otros, puesto que mientras están encarcelados, sus problemas se acaban… por el contrario para el que está fuera de la cárcel y no ha delinquido en su vida, el problema es cada día que amanece, puesto que ha de pensar en si podrá cubrirlo con lo que gana, si encontrará trabajo, si podrá ser atendido en sus necesidades más perentorias, etc. etc… en lo que el preso le gana, puesto que incluso después de la condena, “me han dicho que recibe un subsidio como si hubiese estado trabajando en una empresa y esta hubiese cotizado por él”; puesto que lo que impera es la reinserción… ¿pero se reinsertan o la mayoría de los condenados y ya habituados a delinquir, al salir siguen delinquiendo, puesto que en la cárcel igual han aprendido muchas más cosas del oficio?

 

Le realidad es que la población carcelaria ha ido aumentando en los últimos lustros de forma alarmante y así sigue; puesto que desde 1995 a 2010, prácticamente se ha duplicado y en la actualidad estaremos próximos a los ochenta mil presos, reclusos, penados, o como se quiera denominar. Si vamos retrocediendo en el tiempo y nos situamos en 1975/80; las cifras son enormemente más bajas (en 1980 había 18.500: lo que demuestra el que se han cuadruplicado en 30 años y con similar población) Todo ello nos demuestra que… “eso de la reinserción es más un buen deseo que otra cosa”.

 

Y como “los castigos” son prácticamente de nombre; pues el delincuente habitual, ya cuenta con “esas vacaciones”, si es que lo pillan o cogen; que esa es otra, puesto que hay muchas formas de no entrar o de salir de la cárcel; y a todo lo publicado en prensa me remito… “las leyes en Españistán son puros coladeros y  por los que se cuelan peces de todos los tamaños y de todos los delitos”.

 

Quizá, si los castigos fuesen tales… “a lo mejor muchos se lo pensaban antes de entrar en la profesión de delincuente y mucho más si es que nunca habían delinquido”: Veamos lo que hacen en un Estado de la nación en que se nos quiere reflejar todo… “por lo democrática, justa, liberal y todas esas mandangas”.

 

“Joe Arpaio, que es el sheriff  del Condado de Maricopa, en Arizona (USA), y sigue siendo reelegido período tras período. Ha organizado a los presos de la siguiente forma: Creó el campamento de carpas carcelario para evitar que Arizona gastara decenas de millones de dólares en la construcción de otro complejo carcelario. Ha bajado el costo de la vianda a 30 centavos y les cobra a los presos por su comida. Ha prohibido fumar y mirar revistas pornográficas en las cárceles, ha retirado los aparatos de entrenamiento y levantamiento de pesas, y ha cortado todo espectáculo cinematográfico, exceptuando películas clase ‘G’. Dice: ‘Están en la cárcel para pagar una deuda con la sociedad, no para criar músculos y asaltar a gente inocente cuando dejen la prisión’. Inició cuadrillas encadenadas para que los internos realicen trabajos en proyectos del condado y la ciudad, ahorrándole dinero al contribuyente; y de las que no se libran las mujeres, “para que no le acusen de discriminación”. Cortó el café porque tiene cero valor nutritivo y es por eso un derroche del dinero de los contribuyentes. Cuando los internos protestaron, les dijo: ‘Esto no es el Ritz Carlton. Si no les gusta, no vuelvan‘. Joe Arpaio, que obliga a sus presos a vestir de rosado y comer sándwiches de mortadela, no es condescendiente en absoluto: ‘Los criminales deberían ser castigados por sus crímenes, no vivir a todo lujo hasta que les llegue la libertad condicional, sólo para que salgan a cometer más crímenes y volver para vivir a costas del contribuyente y disfrutar de cosas que los mismos contribuyentes no pueden afrontar para sí”.

 

En Noruega por el contrario, las cárceles son establecimientos mucho mejor dotados que muchos de los hoteles modernos españoles; y ello lo resumen estas palabras: “La prisión de Halden Fengsel, inaugurada hace un año, es una de las más espectaculares del mundo. Sin barrotes, sin guardias armados, con muebles de diseño… es casi un hotel de lujo”… Imaginen todo lo que quieran sobre muchas más “regalías”, pero vean el reportaje, con profusión de fotos que publica XLSEMANAL del 18-09-2011 y luego opinen como mejor crean o entiendan… “yo no entiendo nada”; pero ya el 24 de julio, escribí un artículo, para comentar el asesino noruego, que ha masacrado con toda la frialdad y premeditación habida y por haber a casi cien personas y ya vaticiné lo que sigue.

 

“Y no, no quería escribir de este terrible e incomprensible hecho; que (“metámosnolo en lo más profundo de nuestro caletre”) ocurre, dentro de la sociedad, más envidiable de todas las que hoy puede mostrar el planeta… puesto que sus habitantes, lo tienen todo, todo… por tener, tienen… “hasta petróleo de sobras”; y sin embargo en esa sociedad aparece “un bicho como éste” (ni digo el nombre puesto que pienso que si no hubiera nacido sería mejor) que además y después de todo lo que ha hecho (con toda la premeditación y alevosía inimaginable) cuando lo condenen, lo van a condenar como máximo a veintiún años de prisión; prisión que en Noruega, debe ser algo así, como vivir en un hotel de tres estrellas de España o Portugal… “con baño cerca de la cama y otras muchas comodidades”.

 

Me equivoqué en la categoría hotelera… el reportaje le asigna dos estrellas más.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.