Sociopolítica

Carnaval

 carnavales

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Carnaval desde la AntigÁ¼edad.

 

La palabra “Carnaval” es una palabra compuesta que se deriva de los términos “Carne” – “Baal” (ó “Carne para Baal”), que es una fiesta pagana del antigua Asia menor (Babilonia y Sumeria) que le rendía culto al dios o ídolo llamado “Baal”, en donde se realizaban orgía sexuales publicas, en una festividad en donde todo vale, y en donde además las familias sacrificaban en el fuego a sus primogénitos, es decir al primer hijo varón. De igual forma se vincula al festividades de civilizaciones antiguas del oriente próximo que se realizaban en honor de la deidad de Apis (Buey) en el antiguo Egipto faraónico.

 

Carnaval de Origen Pagano.

 

De igual forma deriva de “Carna”, que es la diosa Celta de las habas y el tocino. Además estará vinculado con fiestas de culturas indo-europeas, dedicadas al dios Karna (que en el Mahabhárata aparece como un ser humano, hermano mayor de los Pándavas, hijo del dios del Sol y la reina Kuntí). De esta forma, el Carnaval es una festividad de origen «Pagano», que con el pasar de los años, y decurso de las distintas culturas, se han modificado con diversas características similares del mismo, pero que recaen todos los carnavales (dependiendo de la región) en el mismo origen.

 

Carnaval en Culturas Greco-Latinas.

 

El carnaval tiene su origen común en las fiestas paganas que se realizaban hace más de 5.000 años en Sumeria y Egipto, así como en las saturnales del Imperio Romano, que veneraban a Saturno, señor de la cosecha. Eran ritos de purificación, celebrados en el mes de febrero y que daban cuenta del pasaje de un año a otro en el que se producía la renovación del cosmos. En esos festejos los romanos se entregaban a los designios de una deidad de la mitología griega, Momo, dios de la burla y la locura, famoso por divertir a los dioses del Olimpo con sus críticas agudas y mímica grotesca. En las culturas greco-latinas existe el trasfondo, en que se rinde culto al llamado «Rey Momo», deidad de la mitología griega, que era el dios de la burla y la locura, como una especie de bufón de los dioses del Olimpo, pero que consiste en realidad en la costumbre de «rendirle culto al dios Momo».

 

En la cultura griega esta misma festividad se asociaba a la celebración del dios llamado “Baco” (ó “Dionisio” en Roma), dios griego de la vid, el vino y la cosecha, cuya festividad se celebraba durante el tiempo de vendimia del jugo de la vid (el vino),  celebrando culto a “Baco” en gratitud por las buenas cosechas; de ahí el termino derivado en bacanales, cuya significación alude a “Baco” durante las fiestas, vinculada al disfrute de comida, vino, baile y placer. Se acostumbraba el uso de antifaz (mascaras) en estas festividades griegas en honor el dios “Baco”, dios del vino y la vendimia, que correspondía en el tiempo al culto de la diosa “Cibeles”, diosa de la fertilidad y de la tierra.

 

Carnaval del Medioevo.

 

A comienzos de la Edad Media, la Iglesia Católica propuso una etimología de carnaval: del latín vulgar “Carne-Levare”, que significa “abandonar la carne” (lo cual era la prescripción obligatoria para todo el pueblo durante todos los viernes de la Cuaresma, antes de Semana Santa). Otra etimología en el ámbito popular deriva de la palabra italiana “Carnevale”, que significaba el fin de la veda en el tiempo durante la cual se podía comer.

 

Actualmente el carnaval se ha convertido en una fiesta popular y de carácter lúdico. El término “Carnaval” se aplica también a otros tipos de festividades simultaneas que están situadas en el tiempo de las “Carnestolendas” (tiempo previo a la cuaresma), y que comparten elementos similares, tales como los desfiles de comparsas. La acepción más reciente que es aceptada universalmente sobre la procedencia de la palabra «Carnaval» proviene de su raíz latina “Carna Valetudinem” (Carne Vale) en contraposición al tiempo de la Cuaresma Católica – Cristiana.

 

En la Edad Media, se mantuvo la costumbre greco-latina en las llamadas “Fiestas de la locura” en que la vulgo se divertía con bromas en lugares públicos ocultados detrás de un disfraz. La Iglesia Católica intentó limitar el desenfreno, sin mucho éxito. Los carnavales fueron incorporados al calendario cristiano gregoriano, concebidos como un período de excesos permitido antes de la abstinencia de la Cuaresma. Los festejos duraban hasta tres días antes del Miércoles de Ceniza. Estas costumbres se difundieron desde Roma hacia Europa, y más tarde llegaron a América, por la navegación europea que produjo la conquista, la colonización y la evangelización de América.

 

Carnaval «Cristiano»

 

La celebración del Carnaval es una de las fiestas más populares. Se celebra en los países que tienen tradición cristiana, precediendo a la cuaresma. Por lo general, en muchos lugares se celebra durante tres días, y se los designa con el nombre de “Carnestolendas”, y son los tres días anteriores al Miércoles de Ceniza, que es el día en que comienza la Cuaresma en el Calendario Cristiano antes de Semana Santa. Así el término carnaval proviene del latín medieval “Carne-Levarium”, que significaba “quitar la carne” y que se refería a la prohibición religiosa de consumo de carne durante los cuarenta días que dura la Cuaresma.

 

Hay países en que se comienza la celebración del carnaval en distintas fechas, como en algunos lugares de Alemania en que se inicia el 11 del 11 a las 11 horas con 11 minutos. En otros países se le comienza no bien termina la Epifanía (Adoración de los Reyes Magos al niño Jesús), el 6 de enero. En gran parte de los países es tradicional comenzar el jueves anterior al Miércoles de Ceniza, y se le denominan Jueves Graso, como sucede en Italia.  También hay muchos países en que el Carnaval está muy arraigado como celebración popular, alejado de su significado religiosa, alargándose los festejos a los fines de semana del mes de febrero o a veces el primer fin de semana de marzo.

 

Carnaval Medieval – Colonial.

 

En la Edad media, que era tan inflexible en los ayunos, abstinencias y cuaresmas, con duras represiones y persecuciones a quienes no respetaban las normas religiosas, sin embargo, renació el carnaval, continuando la tradición hasta la actualidad en muchos lugares del mundo. En esta época, se celebraba con juegos, banquetes, bailes y diversiones en general, con mucha comida y mucha bebida, con el objeto de enfrentar la abstinencia cuaresmal con el cuerpo bien fortalecido y preparado.

 

En la época de la Conquista de España y la Colonia en América, era costumbre durante el reinado de los Reyes Católicos disfrazarse en determinados días con el fin de gastar bromas en los lugares públicos. Más tarde, en 1523, Carlos I dictó una ley prohibiendo las máscaras y enmascarados. Del mismo modo, Felipe II también llevó a cabo una prohibición sobre máscaras. Fue Felipe IV, quien restauró el esplendor festivo, las máscaras, las tunas musicales y las comparsas.

 

Carnaval en los Tiempos Modernos

 

Hoy en día, hay lugares célebres por sus festejos tradicionales y espectaculares, que atraen al turista o al amante de las costumbres de cada sitio, como lo son el Carnaval de Río de Janeiro en Brasil, el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife en España, el Carnaval de Barranquilla en Colombia, el Carnaval de Oruro en Bolivia, el Carnaval de Corrientes en Argentina y el Carnaval de Santo Domingo en República Dominicana.

 

Se celebra en los distintos lugares de formas similares, pues siempre se presencian desfiles de carrozas, con comparsas formadas por grupos de máscaras o bailarines vestidos con un mismo estilo, que caracteriza a cada una de ellas, con máscaras que representa a distintos personajes reales o alegóricos, así como bailes de disfraces y diversión tumultuaria con bebidas y comidas, típica de estas fechas.

 

En algunos lugares se estila que los enmascarados persigan a los paseantes con artilugios que se utilizan para asustan, dar golpes – no demasiado fuertes – o hacer reír; en otros lugares es típico el uso de serpentinas, papel picado, espuma molesta, y hasta mojar con agua, en pomos, globos y recipientes.  Como critica moral se le vincula al desenfreno de sexo y promiscuidad, depravación y perversiones, vicios de drogas, licor y tabaco, como igual es asumido generalmente a la natural tendencia humana al hedonismo, el placer y el entretenimiento, sin mayor interés común por su procedencia original.

 

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.