Por primera vez desde la transición democrática de nuestro país, tras vislumbrar (creyendo en una campaña electoral de promesas ilusionantes) un horizonte de salvación para 4 millones de náufragos, en estos momentos 6 millones parecen condenados a sumirse en el marasmo del ser y no ser. Las víctimas de este gigantesco naufragio son hombres, mujeres y niños que todos conocemos. Son esas personas que cuidaban a nuestros hijos y nuestros padres, quienes limpian nuestras calles, arreglan y mantienen las luces de nuestros barrios, quienes limpian las ropas en los hospitales, …a las que quieren hacer desaparecer. Son los casi 6 millones que existen y no existen para nuestros gobernantes, miles de fantasmas que fabrican cada día privatizando servicios públicos y obligando a aceptar contratos por horas, con su reforma laboral que lleva al borde de la exclusión social a casi 12 millones de personas y destruye las clases medias del país.
En el Parlamento los héroes están en la minoría y los ciegos y mudos en la mayoría. Una mayoría que no quiere escuchar ninguna propuesta que pueda mejorar la reforma laboral puesta en marcha por el Gobierno, aprobada por su mayoría Parlamentaria.
“Tiempo al tiempo”, nos dice la Ministra de Trabajo, pronto crearemos trabajo neto. No me parece que haya voluntad. La voluntad que se vislumbra es simple y sin vuelta de hoja, buscar la competitividad abaratando los costes salariales, lo que viene a ser lo mismo que el empobrecimiento del país. La media salarial ha pasado en poco tiempo de mil euristas a 700 euros.
La vorágine de la emigración no para, bromas de la vida.España recibía casi un 6% de emigrantes latinoamericanos. En estos momentos países como Ecuador están recibiendo la misma cantidad de españoles…
No escuchan a los economistas que dicen que al caer la población se empobrece el país por el envejecimiento demográfico, lo que nos lleva a tener problemas en la caja de pensiones y en la seguridad social al bajar las cotizaciones.
No sé muy bien cuál es la estrategia del Gobierno, sí que sé que no tiene nada que ver con sus promesas electorales.
Personas rebuscando comida entre los restos de los contenedores de los supermercadosY sobre todo: no me gustaría ver España como la India, un país que crece al 6% y sus trabajadores ganan una media de 270 dólares, viven en las aceras de las ciudades y los mayores comen de los contenedores.