Hola, don Mariano, soy Carlampio Cantalejo Ripiogordo, ¿me recuerda? Soy aquel que le escribió sobre eso de la reforma laboral, espero que al recibo de la presente se encuentre usted bien de salud, yo bien (G. a D.)
Le cuento don Mariano, resulta que acababa yo de ayudarle a mi sobrino el Julián, a encerrar las cabras en el corral, cuando veo llegar al Indalecio, el cartero, montado en su bicicleta y me ha entregado una carta que en el sobre pone Gobierno de España, Ministerio de Empleo y Seguridad Social según me dice mi sobrino el Julián, que él si sabe leer y escribir, he de decirle don Mariano que me ha impresionado y que la he abierto temblándome el pulso pues pensaba que era para decirme que tenía que pagar algo que debía al Gobierno, como ahora se habla tanto de eso de los impuestos la verdad es que uno está a la que salta. La carta va firmada por una señora llamada María Eugenia Martín Mendizábal, que casualidad tiene el mismo apellido, Martín, que el nombre de mi nieto el mayor, y encima del nombre ponía: La Directora General. Entiendo que debe ser alguna empleada de usted.
La carta dice lo que voy a cobrar de pensión a partir de este mes de febrero y como no entendemos, mi sobrino el Julián y yo, muy bien lo que dice me he permitido escribirle, bueno yo no, mi sobrino el Julián que es el que sabe, por cierto don Mariano, muy bien lo de irse a Inglaterra a reclamarle al inglés lo de Gibraltar, ha sido usted valiente, lo malo es que ahora nos saldrá el moro, el de Marruecos, con lo de Ceuta y Melilla, en fin don Mariano, a lo que vamos, no entendemos muy bien lo que dice y creo que alguno de sus empleados se ha equivocado al hacer los números, a lo mejor su empleada la directora general, la señora María Eugenia, pues resulta que en la paga del mes de enero yo cobré 12 euros con noventa céntimos más que el año pasado y ahora me dice en la carta que voy a cobrar a partir de febrero tres euros con doce céntimos menos que en el año 2011, dice el Nemesio, el tendero, que sabe mucho de números, que voy a perder 16 euros con dos céntimos, yo creo don Mariano, que deben de haberse equivocado, pues yo le oí decir a usted en la radio, en mi pueblo no tenemos televisión, que nos subía la pensión a todos los jubilados, dice el Julián que parece ser por la cosa del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas que dice que antes se llamaba Impuesto sobre el Rendimiento de Trabajo Personal, eso lo entiendo porque yo cuando trabajaba acababa rendido, así estoy, que no valgo un perro gordo, ahora que no trabajo dice el Julián que debo estar afectado por la renta no sé qué es eso pero mi sobrino el Julián dice que es porque tengo beneficios, no entiendo qué beneficios si la pensión apenas nos llega para comer la Simona y yo. La Simona no tiene pensión porque tuvo que criar a nuestros siete hijos y se dedicó a las tareas de la casa.
Yo le agradezco a usted don Mariano, sepa que le tengo a usted mucha fe, a usted y a esa señora llamada Fátima, el mismo nombre que el de la santa milagrera, y que lleva la cosa del trabajo, porque eso de subirnos la pensión a los viejos no lo hace todo el mundo, y por eso, por la confianza que le tengo, le he dicho al Julián de ponerle estas letras para que usted averigÁ¼e, si no es mucha molestia, que es lo que ha podido pasar, aunque yo estoy seguro de que se han equivocado al hacer los números, con eso de las máquinas de hacer cuentas tan modernas a lo mejor pueden pasar cosas raras. Digo yo, vamos.
Estoy seguro don Mariano, de que usted lo averiguará y ya me dirá lo que ha pasado y perdone, don Mariano, las molestias pero yo sé que cuando usted dice que los pensionistas vamos a cobrar más es porque es así, le tengo por un hombre de palabra. En esta espera se despide su servidor que lo es.
Carlanpio Cantelejo Ripiogordo
P.D. Si al final resulta que los números están bien hechos, le agradecería don Mariano que no me suba más la pensión. Mejor es dejar las cosas como están.