La infelicidad es fría y pegajosa. Cuando nos abraza, a menudo se queda, escarchando nuestros instantes que asustados se apiñan en cualquier rutina. Al fondo de la vida, casi inédita, se encuentra la felicidad, hoy quiero hablarte, no de ella si no permitir que ella misma, de cuerpo entero se dirija a ti. Ella parece estar tranquila, pensativa, quizá sin comprender por qué la infelicidad está de moda….
“Con frecuencia tengo ganas de decirte, mientras te observo por las ranuras de tu tiempo ajado por la insatisfacción, decirte por ejemplo, no creas los rumores que gotean, por las grietas del presente. La vida siempre continúa adelante, indetenible, ella no lleva ningún inventario de la calidad de tus instantes. Otras veces he visto trepar miedos, por las paredes de tu vida, intentando paralizar tus sueños, he visto también encaramarse por el techo de tu existencia, muchas necesidades innecesarias y todo eso, porque no aprendiste oportunamente a vivir.
¿Quizá te estés preguntando, pero quién me habla?… soy tu felicidad, esa actitud pendiente , soy ese faro que permanece apagado, y quiero recordarte que el tiempo transcurre, con independencia de como te encuentres. te he visto andar lentamente, ignorando tu misión, ocupado a tiempo completo en tu trabajo, atravesar fatigado tus fines de semana, consumiendo productos recreativos, quizá apara evadir tu propio vacío existencial.
Soy tu felicidad pendiente y vine para decirte que en realidad es más fácil encontrarte conmigo, solo tienes que armarte de valor, recoger toda tu voluntad, usar el escudo del valor y reencontrarte conmigo, recuerda soy natural, pero mi puerta solo se abre desde adentro. ¿Sabías que los infelices inventaron el mito de que yo no existo? ¿Y que la infelicidad es ir a la deriva por el camino al infierno?
Anoche cuando te acostaste, llevabas varios días sin mí. La infelicidad a la que te estás acostumbrando, ha delineado para tu vida, jornadas de desesperanza y pesimismo, ausencia de entusiasmo y una rutina intacta. Estoy convencido que la infelicidad es una estupidez aceptada, que empequeñece al hombre, quizá lo peor sea, que ella termine siendo aceptada.
Convéncete: soy posible, estoy disponible, no hace falta que me busques, solo tienes que elegirme, declárate feliz, porque de tu capacidad de ser feliz, dependerá tu habilidad de vivir bien, recuerda que yo no estoy en la cima de la montaña, sino en el disfrute de todo el trayecto.
Y es verdad que soy efímera, no te preocupes por ello, si todos estamos de paso. Estoy dentro de ti, al fondo, entreabre mi puerta, deja la oscuridad de la infelicidad, cruza todos tus temores, ábrete paso entre rumores y prejuicios, deja también los malos recuerdos y danza conmigo hasta convertirte en lo que haces, y cuando seamos lo mismo, constatarás que la vida era otra cosa y que soy y seré, imprescindible para ti. ¿Te atreves?