¿Qué es el amor? ¿Cómo se alimenta la llama de la pasión? ¿Cómo se diferencia el enamoramiento del sentimiento verdadero? Lo cierto es que son preguntas que no tienen una respuesta clara puesto que no es posible elaborar una ciencia exacta al más puro estilo matemático del campo de los sentimientos.
Está claro que el cariño no puede cuantificarse en gramos, los celos producen un enorme sufrimiento pese a que no se ven y el desamor produce tal sufrimiento que a veces parece una enfermedad. De hecho es así, el desamor es una enfermedad del alma que produce desilusión, amargura, tristeza y desmotivación.
El amor verdadero se muestra en el caso de aquellas parejas que han compartido toda una vida de buenos momentos, situaciones tristes, han superado crisis, se han perdonado una y mil veces… Personas que aprendieron a vivir juntas a pesar de ser diferentes pero la base del amor reside precisamente en encontrar el equilibrio más allá de las diferencias que son una fuente de riqueza.
Hoy día, según muestran las estadísticas, ha descendido el número de parejas que se casan por la iglesia y ha aumentado el número de divorcios aunque en un momento de crisis económica, el número de separaciones también desciende ante la imposibilidad de hacer frente a los gastos de una ruptura. A veces, el dinero y el amor están más unidos de lo que pensamos.
Pero más allá de los datos que muestran el lado más amargo del desamor, también existen muchas historias bonitas que aportan esperanza a las nuevas generaciones. ¿Qué historias son esas? Las de aquellas parejas que celebran con ilusión sus Bodas de oro. Cincuenta años de un destino que a veces pasa demasiado rápido puesto que la velocidad a la que se sucede la vida produce vértigo.
Celebrar las bodas de oro es un triunfo de uno mismo y también, una suerte del destino puesto que existen muchas personas que enviudaron en algún momento y no volvieron a rehacer su vida. Pero está claro que poder estar con la misma persona durante cincuenta años implica un sentido del amor entendido como renuncia, esfuerzo, trabajo, sacrificio y ayuda mutua. Términos que a veces dejamos de lado como consecuencia, en parte, del efecto que produce sobre la mente las películas de Hollywood que muestran historias perfectas e ideales, como por ejemplo, Pretty Woman o Titanic.
¿Has conocido a alguna pareja que ha tenido la suerte de celebrar las bodas de oro? En este 2011 que acaba de empezar, me gustaría dar la enhorabuena a todas aquellas parejas que a lo largo de estos doce meses volverán a rememorar el sí quiero con otra perspectiva. Es decir, con menos idealización del ser querido pero con mucho más cariño y agradecimiento.
Foto vía: Flickr-MrDos