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           He querido escribir una elegÃa en prosa (puedo hacerlo en poesÃa pero no la leerÃa nadie) a un ser humano; que como muchÃsimos otros, nació y murió en su propio lar o pueblo, y a los que nadie les ha dedicado un centenario jamás; pero yo lo hago hoy pensando en el que me promueve esta conmemoración, pero también en el resto de los que como él, fueron lo suficientemente Ãntegros, para sostenerse de las tentaciones que a otros dominan y pervierten; que no pretendieron nunca otra cosa que trabajar… para sà mismos y sus familias, pero también para su pueblo y para otros pueblos, siendo honrados consigo mismo y para los demás, por los que murieron.
           Pienso que murió equivocado; engañado por otros; manipulado y explotado miserablemente, puesto que él, como tantos otros idealistas, pensaba que luchaba, por algo digno de arriesgar hasta el propio pellejo (“que se llevaron los vientos malditosâ€); puesto que él (iluso) creyó que el siglo veinte y las primeras convulsiones que acabaron con imperios (que sustituyeron otros nuevos) era el momento, la época en que el hombre habÃa llegado a ser verdaderamente hombre (igualmente la mujer) y que era el momento que fuese establecido, lo que él resumÃa en pocas palabras.
           “A cada cual según sus merecimientos mediante el trabajo y al que no pueda trabajar, lo suficiente para que viva sin temores y con cierta dignidadâ€.
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           Fueron los tiempos en que se creÃa que habÃa madurado un socialismo, que luego engendró a un comunismo y que hoy cuando escribo; yacen inútiles y acabados, bajo los más sucios suelos, cenizas, fangos y sangre derramada que nadie podÃa imaginar… y él mucho menos que la mayorÃa… reitero, era un idealista y de alma, si no pura… pero indudablemente “mucho más blanca que la de la inmensa mayorÃa  incluso que la de las masas, por las que él creyó trabajar. “Las masas fueron y siguen siendo borregos… y lo serán por aún ni se puede predecir cuantos siglos másâ€.
           Muy joven se alistó en las filas de las juventudes socialistas… después pasarÃa al comunismo y adquirió cierta relevancia entre las gentes de su pueblo y de su provincia; era un dirigente natural y no luchaba por… “la panza y el bolsilloâ€; que son los dos componentes que destruyen cualquier idealismo y sea del tipo que sea; lo que por otra parte es la constante realidad a lo largo de la triste historia, de ésta especie de mamÃferos bÃpedos a la que yo también pertenezco.
           Tan idealista fue, que incluso controlando aquellas “requisas†de oro, plata, joyas y piedras preciosas en su zona; todo lo fue reenviando a los jefes que decÃan gobernar a España y que preconizaban, que era todo para ganar aquella horrible guerra… “y libertar al pueblo… a los pueblosâ€.
           No se quedó ni con una sola moneda (otros sà que guardaron para el porvenir y luego se vieron salir “prosperidades†inusitadas, de done nunca hubo casi ni “un duroâ€) y… “cuando se lo llevaron los vientosâ€; a la joven viuda… sólo le quedó, el trabajar como entonces se trabajaba; y que solo lo saben los campesinos jornaleros que vivieron la mayor parte de ese terrible siglo veinte… considerado por mi, como el más terrible y sanguinario que haya sufrido la humanidad desde que existe.
           Aquella mujer, viuda a los veinte años y con una criatura dándole el pecho… sólo pudo hacer aquello… también pudo meterse a puta (como tantas lo hicieron simplemente para vivir y que vivieran sus hijos o la familia)… pero optó por el otro camino, que igualmente era difÃcil, puesto que “puteados†fuimos millones y millones…
¡Ay del vencido! Dijo Breno a las puertas de roma, colocando su pesada espada, en la parte de la balanza, donde se encontraban las pesas, para exigir más oro a Roma, para no entrar él y sus huestes, a saquearla y arrasarla… y es claro que los vencidos romanos, pagaron hasta el último grano (o gramo) de oro, que aquel caudillo exigió.
           Aquel idealista y como es fácil ya saber; nació pegado a la tierra y de una familia de campesinos sin tierra, braceros andaluces, que aún peor que los siervos de la gleba, vivÃan por aquellos entonces…corrÃa 1911 en su mes de junio; y precisamente, en ese mismo mes y 28 años después… “vinieron los vientos de la guerra†y se lo llevaron una madrugada; esta fue la felicitación onomástica que recibiera aquel idealista; pues se lo llevaron el dÃa de San Pedro de 1939… “ya habÃa acabado la guerra, dijeron los vencedores  pero no fue asà y ya he escrito mucho sobre ello; y está publicado.
           SÃ… fue una felicitación “muy ardienteâ€; se la dieron en forma de ni sé cuantas balas de fusil y puede que alguna de pistola, como “tiro de graciaâ€; nunca lo supimos; sus restos yacen en una fosa común y allà descansan.
           Por otra parte, nada anormal en esta anormal España en la que nacimos y que a tantos “Pedros y MarÃasâ€, exterminó o condenó a estas miserias; puesto que hechos asà o peores, los hubo en ambos bandos de “hunos†(según Unamuno) y estoy totalmente seguro, que de haber ganado la guerra, “los otros hunosâ€; las cosas hubieran ocurrido igual o similares… “ambos hunos fueron paridos por madres españolas†y ya se sabe lo que es España y que yo califiqué hace mucho tiempo… “como un queso de muchas lechesâ€; al parecer (y lo digo hoy) la mayorÃa “malas lechesâ€.
           Es por lo que España seguirá siendo el culo de Europa y de otras tierras más. Ojalá que me equivoque… pero si cambia, yo entonces ya también estaré muerto y afortunadamente… puesto que entonces ya habré descansado y no tendré que pensar y escribir más, sobre tantas miserias… “espero que en el otro mundo me encomienden otros trabajos más placenterosâ€; de éste me iré muy cansado… puede que agotado.
Antonio GarcÃa Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen.ciudad.org (allà mucho más)