- Nelson Mandela – Prisionero 466-64, encarcelado en la prisión de Roben Island a cadena perpetua; estuvo 27 años recluido. Al salir dirigió como presidente electo de Sudáfrica al consenso nacional de los acuerdos de una transición democrática que puso fin el régimen de segregación racial.
Dr. Belisario Rodríguez Garibaldo
Abogado, Sociólogo, Periodista, Analista Político, Profesor y Escritor
E-mail: brodgari@hotmail.com
Web: http://www.pa/secciones/escritores/rodriguez_belisario.html
Nelson Mandela
http://es.wikipedia.org/wiki/Nelson_Mandela
Nelson Mandela, sus dos amores
http://www.youtube.com/watch?v=ffPzPvIuzIo
«En diciembre de 1999, en medio de la efervescencia optimista del siglo que comienza, de manera asombrosa, todos hemos sido condenado a muerte por la Inquisición. Aquellos que piensan, ilusorios militantes del progreso, que esa laboriosa y execrable Institución ya no existe, que es apenas una referencia cruel a la noche medieval, otra febril pesadilla de la historia, lastimosamente se equivocan. La macabra institución renace una y otra vez, regresa de las tumbas provisorias donde se la entierra, afilados sus cuchillos, redoblada su ira santa y henchida su obcecada estupidez. Porque la inquisición no es una sola, sino más bien una máscara que, de tiempo en tiempo, ponen en su rostro los agentes más siniestros: una vez se llama Ku-klux-klan y otra vez stalinismo, una vez levanta campos de concentración a nombre de los nazis y otra vez erige la franja de Gazza, para hostigar al pueblo árabe, con la venia de los antiguos mártires, ahora transmutados en verdugos; en momentos actuales que América establece a una ley patriótica para vigilar toda acción humana del ciudadano común en nombre de la lucha global contra el terror y la defensa democrática del pensamiento único de la libertad del mercado. Esta feroz invención humana, que nunca descansa porque en el infierno no existe el séptimo día, amenaza siempre a la existencia de todos los seres de la tierra, que en cualquier época, se pueden encontrar de repente rodeados, hostigados, vilmente acorralado por un ejército invisible y ominoso del totalitarismo, que como un ave fénix, siempre resurge de las cenizas de la historia.» – Daniel Baremboim (músico y director de orquesta argentino – judío, nacionalizado palestino).
En reflexión sobre las condiciones carcelarias del sistema penitenciario nacional panameño, es importante establecer que no se puede ir en contra de la moderna ciencia penitenciaria. La idea del derecho penal vengativo es de origen religioso (y muy típica en USA). En la actualidad la ciencia penitenciaria moderna y la actual criminología contemporánea busca resocializar al recluso (educación, aprender un oficio, condiciones sanas en la cárcel, deporte, religión, etc.), para así poder minimizar la tasa de criminalidad, a la vez que el Estado debe trazar políticas publicas y económicas que vayan en mejorar a las condiciones de vida de todos los ciudadanos en general por medio del desarrollo económico – social del estado de bienestar social.
La islas Penales (Coiba era una mala imitación de Alcatraz y San Quintín en USA; el presidente cubano Fidel Castro estuvo recluido en Isla de Pinos, que hoy es la Universidad de Isla de la Juventud), así como las antiguas cárceles ‘modelos’ son herencias penitenciaria del siglo 19 (islas penales) y principios del siglo 20 (cárceles modelos). La pena de muerte (y la tortura) es una herencia del oscurantista medioevo inquisidor, en los países que se contempla (USA, China, etc.) no se ha reducido la criminalidad (mas bien va en aumento), pues están basado en una equivocada y antigua concepción religiosa del derecho penal como vengador. Los países modernos tiene cárceles modernas, que intenta métodos de resocialización para minimizar las tasas de criminalidad.
En Panamá, El Renacer, La Joya y La Joyita intentan sin éxito imitarles, pero con un bajo presupuesto, propio de un país subdesarrollado. Son cárceles que deben tener acceso a educación, aprender un oficio, actividad cultural, acceso a salud, áreas deportivas (el ocio solo genera vicios), comida sana, vestido digno, amplias celdas con baños para no mas de cuatro (en Panamá el hacinamiento incluyen doce en una celda sin baño), visita conyugal y asistencia religiosa. Cuando estudiaba la carrera de Derecho en la Universidad de Panamá, durante el curso de Criminología, visitamos las cárceles: Cárcel Modelo (clausurada en 1990), Cárcel de Mujeres, Tutelar de Menores, El Renacer, La Joya, La Joyita, Cárcel de Colon y Isla Penal de Coiba (clausurada en 1995, hoy Centro de Estudios de la Biodiversidad de Especies). La indignidad dantesca que allí acontece, es en si misma un acto criminal, pues además de violar elementales derechos humanos, también se violan normas del Código Penal y de la Ley Penitenciaria.
Como una clara demostración de que la resocialización es posible, esta el ejemplo del escritor costarricense José León Sánchez, ex recluso de la Isla Penal de San Lucas (Costa Rica), que se convirtió en abogado (educación a distancia por la Universidad de Costa Rica), reconocido escritor (el libro ‘La Isla de los Hombres Solos’ narra su difícil experiencia carcelaria), pastor evangelista y miembro del Partido Liberación Nacional, que le nombro durante el primer gobierno del presidente Oscar Arias en los años 80, como Director del Sistema Penitenciario de Costa Rica. La Isla Penal de San Lucas fue clausurada en 1991, por ser contraproducente para minimizar a la criminalidad.
Sin duda que las causas de la criminalidad son múltiples, pero la principal causa de la criminalidad es la pobreza y marginación social, por lo cual el Estado debe trazar políticas publicas en aras del desarrollo económico y bienestar social, tal como promover inversiones, creación de empresas, pleno empleo, salarios adecuados al costo de la vida, educación de calidad, vivienda social, salud de calidad y amplia seguridad social, infraestructura publicas, transporte de calidad, garantizar servicios públicos básicos (agua, electricidad, telecomunicación, etc), es decir condiciones que permitan a todos los ciudadanos el debido bienestar social.