Después de compartir absurdos, modestos e insignificantes escritos de un humilde servidor, y de compartir y engrandecerme con artículos de muchos de ustedes, vosotros, lo que me deja cierto sabor amargo hasta que seguro os comparta por otro/s medio/s, después de unos dos años y quizás bastnates más de un centenar de escritos, como cité en mi último [La presunción de inocencia y los hechos consumados de los “DRAGÁnes»], por dignidad, no puedo compartir lugar con cierta persona que no voy a ponerle ya adjetivo alguno más.
Ya sabeis dónde seguiré escribiendo.
Un abrazo, salud y libertad de expresión y pensamiento a tod@s.
Javier