Cinco mil quinientos doce. Estos son los madrileños que en las últimas tres semanas han avalado la candidatura del Partido de la Libertad Individual (P-Lib) para concurrir en las elecciones generales del 20 de noviembre próximo.
Cinco mil quinientos doce madrileños que reivindican de esta manera el derecho del P-Lib a presentarse a las generales. Cinco mil quinientos doce madrileños que creen honestamente en la libertad de sufragio sin trabas ni restricciones. Cinco mil quinientos doce madrileños que no se dejan intimidar por la partidocracia y realizan una acción de buena voluntad al ceder su firma al P-Lib en plena calle. Cinco mil quinientos doce madrileños que creen en la participación democrática sin obstáculos, por muy grande que sea la mayoría que apruebe esos obstáculos. Cinco mil quinientos doce madrileños que finalmente votarán o no al P-Lib el 20 de noviembre, pero que han sido sensibles a nuestro mensaje de libertad.
Hoy lunes el P-Lib presentó estos cinco mil quinientos doce avales de madrileños en la Junta Electoral Central, y completó el infame y humillante trámite de pedir permiso al régimen para ejercer la libertad de sufragio.
A estos cinco mil quinientos doce madrileños quisiera decirles que todo esto no debería haber sucedido. Que hoy, cuando fueron presentados sus avales en la Junta Electoral Central, se consumó uno de los episodios más tristes y lamentables de este régimen. Se consumó la mutilación de la libertad de sufragio, que a partir de ahora, estará controlada y tutelada vergonzantemente por el PP y el PSOE.
Este régimen ha venido actuando de manera arbitraria contra las minorías molestas, políticamente incorrectas, en todos los ámbitos de nuestra sociedad desde hace ya muchos años. El pensamiento único, la gran obra de ingeniería social del régimen, es la doctrina sobre la que han venido argumentando y legitimando los abusos y el atropello a la libertad individual.
Numerosos colectivos minoritarios de índole muy diversa llevan años sufriendo la marea de prohibicionismo y de poda de nuestras libertades, desplegada desde todos los niveles de la organización del estado. El régimen ha actuado contra todos ellos de manera preventiva en muchísimas ocasiones, con leyes de clara intencionalidad reguladora, promoviendo una normativización profusa de todos los aspectos de nuestro sistema de convivencia. Han suplantando el principio básico de cooperación voluntaria y libre entre los ciudadanos por la coerción y la arbitrariedad política.
No les regalemos nuestro futuro.
Muchos ciudadanos creemos que este proceso debe revertirse. Y el punto de inflexión debe marcarse el 20 de noviembre próximo. Ese día, por vez primera en muchos años de democracia, podremos votar libertad.