El sentido del voluntariado social se empobrece cuando todo se reduce a la acción concreta del voluntario, que debe considerar su labor como un compromiso de responsabilidad social. No nos podemos plantear el “ser buenos dos horas o tres a la semana” y el resto del tiempo ignorar los problemas medioambientales, las guerras, el hambre y la marginación.
El voluntariado busca una transformación social hacia la justicia que se manifiesta en una acción voluntaria; o, en otras palabras, una acción solidaria con personas necesitadas que se convierte en un símbolo de búsqueda de justicia y de oportunidades para todos. Por activa o por pasiva, el voluntario necesita una coherencia como tendencia humana natural, sin complejos de culpa y sin rigorismos innecesarios.
Dentro de la coherencia de un voluntario se encuentra la importancia de cuidar los recursos materiales de la organización, muy limitados y provenientes de subvenciones públicas, de donaciones privadas y de los socios. A quienes los utilizan, tanto profesionales como voluntarios, les toca ahorrar y velar para que cumplan su función con la mayor eficacia posible. Aquí es válido aplicar el criterio de la eficiencia, porque es una forma de respetar tanto a los beneficiarios de los programas como la voluntad de quienes los financian.
Otra virtud importante es el sentido común. El voluntario puede sentir muchas carencias en su formación a la hora de enfrentarse a un grupo de personas con características diferentes a las suyas. De hecho, muchas veces no es una mayor formación lo que necesita para realizar bien su trabajo. En esos momentos, necesita un sexto sentido que hace que lo aprendido en cursos, conferencias o en libros se aplique a una relación humana.
Si tenemos dudas de la importancia del sentido común para el voluntario, pensemos en qué recursos utilizamos en nuestra vida diaria. No siempre se manifiesta de una manera espontánea ni podemos dejarlo todo al sentido común, pero multiplica la eficacia de cualquier formación que recibamos. El sentido común se manifiesta así, sin saber cómo, pero es mejor que se le ayude previamente con formación, estudio, reflexión y experiencia.