EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Resulta curioso el comprobar cómo a través del transcurrir del tiempo, de los siglos mejor dicho, las vidas de Cristóbal Colón y de José María Aznar podrían resultar paralelas. Será por aquello del paisanaje, ya que tanto Colón como Aznar son genoveses.
Son sabidas las peripecias de Colón por “colocarle” a algunos reyes o a gente adinerada su idea de que había otra ruta para encontrar un camino más corto para llegar a las indias. El hombre fue con sus mapas de acá para allá, primero intentando convencer al rey Juan II de Portugal para que le financiera la empresa, pero el monarca portugués rechazó la petición. Después lo intentó con el duque de Medina Sidonia, pero no tuvo suerte. Finalmente probó con los Reyes Católicos que también lo rechazaron. Pero Colón, fue perseverante y al final convenció a Isabel II y esta, por aquello del “tanto, monta, monta tanto”, persuadió al rey don Fernando y el genovés obtuvo lo que tanto deseaba.
Algo parecido le está ocurriendo al otro “genovés”, a Aznar. El hombre anda de la Ceca a la Meca mostrando unos libros escritos por él en los que dice que él tiene la solución para acabar con la crisis. El Gobierno de España no le hace el menor caso y él intenta, una y otra vez, convencer al Ejecutivo para que alguien le escuche y asuma sus ideas. Es digno de encomio el esfuerzo que está haciendo Aznar, pero al igual que su paisano, el otro genovés, Cristóbal Colón, parece ser que tampoco es profeta en su tierra. No obstante creo que Aznar tiene una ventaja que no tenía Colón, esta no es otra que, en el caso del navegante, nadie quería meter dinero en algo que parecía el sueño de una noche de verano, pero Aznar lo tiene mejor y además el campo de actuación para “vender” su idea es mucho más amplio. La crisis no ha dejado títere con cabeza y todos, todos los países se hallan afectados. Aquí en Europa aparte de España, están Francia, Italia, Reino Unido y Alemania, entre otras naciones de “menor” porte. No es muy difícil para Aznar el “colocarle” sus ideas a alguno de ellos ya que el hambre obliga, en muchas ocasione, a recurrir hasta a lo más indeseado para intentar remediarla. Puede empezar por Sarkozy, por Berlusconi, por Ángela Merkel, o por Gordon Brown, seguro que alguno de ellos
le hará caso. Es cuestión de, como en el caso de Colón, perseverar y no darse por vencido. Ahí es donde Aznar puede demostrar que por sus venas corre sangre genovesa.