La combinación de tejidos de diferentes especies de yuca puede conducir a un nuevo método para mejorar ese alimento básico de 800 millones de personas alrededor del mundo, según investigadores brasileños.
En artículo presentado a la revista HortScience, los científicos muestran que la hibridación entre una especie silvestre y otra cultivada puede resultar en una nueva variedad que combina los mejores rasgos de las dos especies parentales y aumenta su productividad hasta cinco veces.
Los investigadores combinaron los tejidos de la Manihot fortalezensis —una variedad silvestre, resistente a la sequía y bien adaptada a las plagas como la del barrenador de la yuca en su ambiente nativo en Brasil— con la variedad cultivada, M. esculenta UnB 201, más nutritiva, pero de bajo rendimiento y susceptible a la sequía y al barrenador.
La variedad resultante de esa hibridación, conocida como quimera, tuvo entre siete y ocho raíces comestibles de 10 a 12 kilogramos, comparada con la M. esculenta UnB 201 —que producía solo entre cuatro y cinco raíces comestibles de dos a tres kilos en total— y con la M. fortalezensis, que no producía raíces comestibles.
Las quimeras cuentan con profundas raíces fibrosas, como su parental silvestre, lo que según los investigadores indica que pueden capturar agua en grandes profundidades y ser resistentes a sequías. Las plantas también han demostrado “un crecimiento vigoroso extremo comparado con sus parentales”, y crece mucho más que ellas.
Sin embargo, los investigadores han producido solo 18 plantas y las han estudiado hasta completar un año de edad. Además, las quimeras exhalaban un olor similar a un ácido conocido como cianuro de hidrógeno (HCN), que puede ser tóxico cuando la yuca no se procesa debidamente.
Nagib Nassar, principal autor del estudio e investigador en la Universidad de Brasilia, Brasil, dijo que la nueva variedad usa el injerto, una herramienta de botánica muy simple (la combinación del tejido de dos plantas distintas) y, por lo tanto, no ofrece riesgo a la salud humana o al medio ambiente, como puede ser el caso de las variedades modificadas genéticamente.
[Por pertenecer] al mismo género (Manihot), los tejidos de ambas especies pueden crecer y vivir juntos en un [solo] organismo”, dijo a SciDev.Net. Eso significa que los tejidos derivados de las especies parentales pueden “coexistir armoniosamente” en una misma planta sin la utilización de herramientas de mejoramiento genético, agregó.María Teresa Bertoldo Pacheco, investigadora del Instituto de Tecnología Alimenticia de Sao Paulo, Brasil, dijo que los resultados del estudio pueden conducir a un cultivo de yuca más robusto y resistente.
Pero, dijo a SciDev.Net, “para [asegurar] que esa variedad sea comestible, es esencial realizar estudios adicionales enfocados en las composiciones químicas, nutricionales y toxicológicas.
Mário Takahashi, investigador en el Instituto Agronómico del Paraná, Brasil, cuestionó el aspecto costo-efectivo de la técnica utilizada en el estudio y se preguntó si es posible que algún día llegue a los agricultores.
“Muchos estudios ya han sido realizados en el cultivo de la yuca, pero casi ninguno de ellos ha llegado a los agricultores”, dijo a SciDev.Net.
Sin embargo, Nassar dijo que esta variedad de yuca puede ser fácilmente cultivada en gran escala y distribuida para los agricultores, y que el propósito principal del estudio inicial fue dar a conocer la técnica a la comunidad científica a fin de que pueda ser reproducida y explorada.
Rodrigo de Oliveira Andrade / SciDev.Net