Durante los estudios universitarios de Psicología los estudidiantes somos formados para que mantengamos distancia entre el quehacer psicológico y la actividad política. Con esta actitud me mantuve hasta el año 1999 cuando observé que las empresas a las que asesoraba arrojaron pérdidas y no ganancias a pesar de una eficiente administración de recursos. Se trataba de empresas de actividades diversas, como por ejemplo, organizaciones relacionadas con la producción de energía, cemento y productos alimenticios, y otras vinculadas a las actividades metalúrgicas, de la construcción y de servicios. Algunas de ellas poseían inversionistas internacionales, en tanto otras eran de capitales argentinos. Dada mi actividad de diagnóstico organizacional puedo decir que se trataba de empresas sanas en términos sociológicos. Mi conclusión fue entonces que la pérdida se originaba en el sistema que las englobaba, el financiero. Incursioné entonces en las lecturas de Lyndon Larouche quien allá por el 2000 ya anticipaba la crisis financiera que hoy vivimos. Este economista estadounidense explica que la economía es una ciencia física, no exclusivamente matemática y que esta visión equivocada de la economía derivaría en el colapso económico financiero que hoy domina la prensa internacional. El sistema financiero es ilógico, pues la economía es una ciencia además social y el fijar intereses fijos, o sea una variable constante, en un sistema que es dinámico, se deriva de un pensamiento ilusorio de vivir de rentas en forma indefinida. Además un sistema creado en base a un pensamiento subjetivo que no se corrige, como en la enfermedad mental conocida como esquizofrenia, finaliza en un «caos desintegrativo». Este es entonces mi parecer en cuanto a la realidad financiera y económica.
En cuanto a la realidad política ha seguido el mismo camino que la realidad financiera ya que es el mundo de las finanzas el que ha dominado el quehacer político con métodos coercitivos. Por ejemplo, la ex primera ministra de la India, Indira Ghandi, fue asesinada cuando se negó a que su país se endeudara con el Fondo Monetario Internacional. En mi país, la Argentina, agitadores que recibían sueldos desde Europa crearon una sensación de inseguridad en el país lo cual condujo, entre otras cosas, a que las fuerzas armadas irrumpieran en el poder en 1976. Mientras los argentinos centraron su atención en el accionar militar en contra de la actividad subversiva, la deuda externa creada con intereses de muerte se generó. El mismo fenómeno se ha dado en Estados Unidos, país en donde la sensación de inseguridad se generó a partir de los eventos conspirativos del nueve de septiembre. USA comenzó una guerra en contra de Afganistán e Iraq, incrementando a pasos agigantados la deuda externa que ya estaba abultada. Mientras que el ciudadano, o la ciudadana argentina debe aceptar la dolorosa realidad de que cada niño que nace en esa hermosa tierra debe 5.400 dólares según datos del argentino Mario Cafiero, el o la estadounidense deben aceptar la cruda verdad de que su país es el más endeudado del mundo y una parte de sus acreedores son los Bancos Centrales de Japón, China, Corea del Sur y de Tailandia, que poseen de conjunto 700 mil millones de dólares en Bonos del Tesoro norteamericano. Recordemos aquí que «quien controla el dinero, controla al mundo». En síntesis, la política subordinada al poder financiero ha sido empleada para que el esfuerzo de los pueblos, de las naciones aumente el poder de los bancos internacionales en forma indefinida. Aquí está además la perversidad del sistema. En efecto, igual que un drogadicto, la economía estadounidense es adicta a los préstamos extranjeros, disfrutando de un nivel de vida mucho más alto del que tendría que tener si tuviera que utilizar sus propios ahorros para financiar su consumo. Sin embargo así como el final de vida de un drogadicto es la muerte por sobredosis, el sistema económico disfuncional de USA está extendiendo globalmente la inestabilidad, el desempleo y la depresión.
¿Quiénes son las víctimas de este sistema y quiénes son los ganadores? Recordemos el principie Felipe de Inglaterra, el esposo de la mujer más rica del planeta, ha afirmado que desea reencarnarse en un virus para resolver el problema de la sobrepoblación. Al parecer entonces, las hambrunas en África, las crisis económicas endémicas de los países del tercer mundo, guerras imposibles de ganar- hay que recordar que el Corán sostiene los musulmanes deben defender con su vida la invasión de sus tierras- y ahora las crisis económicas del primer mundo apuntan a satisfacer el deseo del príncipe Felipe.
La sobrepoblación es percibida como una amenaza por la clase dominante ya que se necesitan dos planetas tierra más para mantener el nivel de consumo de los países ricos del Norte. Si nos ponemos en sus zapatos, ellos ya no necesitan los miembros de los pueblos que dominan, pues el ser humano ha sido remplazado por máquinas electrónicas. De allí que apuntan a un mundo con menos habitantes y que consuman menos. ¡Y lo están consiguiendo! Así como los radares que detectan los peligros dejaron de funcionar el nueve de septiembre, los necesarios mecanismos de regulación que hubieran evitado esta crisis no se implementaron pese a los ruegos del gobierno aleman, del economista Lyndon Larouche y del senador Barak Obama, candidato a la presidencia de USA.
Sin embargo no hay plan perfecto para dominar al mundo y la historia demuestra cómo planes siniestros han terminado con un fracaso rotundo aún cuando dejan millones de víctimas. Aquí vale la pena introducir la figura de vampiro que el presidente de Venezuela Hugo Chavez emplea para caracterizar a Bush. Según Chavez, Bush es un vampiro en el momento del amanecer, necesita chupar más sangre pero percibe que el tiempo se le termina y entonces se desepera. Esta figura siniestra del vampiro es excelente para poder describir el fin de este modelo. Una vez que los vampiros de la clase dominante se hayan chupado la sangre de todos los pueblos, querrán más sangre y entones comenzará una guerra entre ellos. La personalidad humana tiene normalmente núcleos perversos, pero cuando el sistema social estimula el desarrollo de estos núcleos de tal modo que éstos dominan la personalidad no existe un camino de retorno, la necesidad de destruir a otros para aumentar domina estas estructuras y se torna insaciable.
De allí que desde el psicoanálisis se plantea la muerte de la civilización blanca occidental. El panorama cultural es desolador, las palabras autoridad, respeto y democracia son hoy en el mundo occidental plabaras vacias de contenido. Las civilizaciones progresan o retroceden, no permanecen quietas. ¿Existe una diferencia substancial entre el niño argentino, el niño estadounidense y los siervos de la tierra de la época zarista? Los tres tienen un AMO. En los dos primeros casos son los bancos, en el tercero los zares, pero ambos, los bancos y los zares se relacionan con el poder de una manera despótica.
Finalmente quiero cerrar este cometario con una actitud optimista, no sé si basada en la realidad o en mi forma de ser. Cuando escucho las entrevistas a los actuales presidentes de Bolivia, Ecuador y Venezuela dispuestos a arriesgar sus vidas por la defensa de los pueblos que gobiernan en contra del sistema imperialista de USA, la lucecita de la esperanza destella en mi corazón.