La falsa denuncia por violencia de género: Un serio problema no reconocido por nuestras instituciones.
Desde el nacimiento en el año 2004 de la denominada de un modo inexacto “Ley Integral contra la Violencia de Género” han sido numerosas las quejas y protestas realizadas contra esta normativa de espíritu claramente hembrista y discriminatorio con los hombres. El hecho de que permitiese penalizar de una forma diferenciada a los dos sexos y favoreciese una interpretación amplia y muy minuciosa del concepto de maltrato físico y psicólogico sólo cuando los denunciados fuesen varones, de manera que estos pudiesen ser finalmente considerados como maltratadores exclusivos en base a acciones que de haber sido realizadas por mujeres serían directamente desdeñadas o bien se enjuiciarían como simples faltas, ha provocado una más que considerable repulsa social contra la citada norma, repulsa que contrasta poderosamente con la aprobación masiva recibida de parte de los partidos políticos que terminaron incluyéndola en nuestra legislación ni más ni menos que con la casi inamovible categoría de Ley Orgánica.
De nada sirvieron las advertencias señalando las injusticias y abusos que este planteamiento podía conllevar dentro de los cada día más habituales y a veces muy conflictivos procesos de ruptura de pareja, o las necesarias reclamaciones presentadas por numerosos jueces y juezas valientes ante el cada día más politizado Tribunal Constitucional, sólidamente fundamentadas en la clarísima contradicción que la LICVG ejerce contra artículos fundamentales de la Constitución Española, como el 14, defensor y salvaguarda de la igualdad legal de todos los españoles ante la ley con independencia de su sexo. El mencionado Tribunal Constitucional* secundó los intereses ideológicos de los y las artífices de esta ley y la injusticia que esta norma representa terminó de abrirse camino hasta hacerse vigente y protagonista en nuestras vidas.
Desde entonces las campañas de propaganda y desinformación orquestadas por las instituciones y asociaciones hembristas han sido repetidas hasta la saciedad por los medios de comunicación mayoritarios, siendo quizás su culmen más inverosímil, exagerado y conocido la declaración del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) afirmando que las denuncias falsas son sólo un 0,01% del total de denuncias presentadas, lo cual equivale a decir que prácticamente no existen**. Pero a pesar de la mezcla de manipulaciones, distorsiones, mentiras y verdades a medias con las que tratan de ocultarse las injusticias nacidas de la LICVG, las cifras son clarísimas y las numerosísimas denuncias falsas o injustas que esta ley potencia no pueden ocultarse tan fácilmente.
En efecto, según el documento del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género “El Observatorio informa: Balance de siete años de la creación de los Juzgados de Violencia sobre la Mujer” los Juzgados de Violencia sobre la Mujer (JVM) desde junio del 2005 a junio del 2012, recibieron 963.471 denuncias por presuntos delitos de violencia de género y 71.142 denuncias por presuntas faltas, en total 1.034.613 denuncias de violencia de género. Y tal como indica el documento del CGPJ: “Datos Estadísticos Judiciales en Aplicación de la L.O. 1/2004 resumen de los 7 años” en su tabla número once: “Sentencias penales dictadas en los órganos jurisdiccionales especializados en violencia sobre la mujer” las 1.034.613 denuncias produjeron 328.045 sentencias, 207.997 condenatorias (20,10%) y 120.048 absolutorias (11,6%), emitidas por Juzgados de Violencia sobre la Mujer, Juzgados de lo Penal y Audiencias Provinciales, quedando 706.568 casos (68,29%) que no llegaron siquiera a juzgarse. Sumando los casos en los que los imputados quedaron libres llegamos al elevadísimo 79,89%, es decir, un total de 826.616 exculpaciones que representan un amplísimo margen para las denuncias falsas o injustas realizadasal amparo de la discriminatoria LICVG. Resultado que torna virtualmente inverosímil el mito del 0,01% de denuncias falsas defendido por el CGPJ.
Más grave aún, refiriéndonos al 2011, año en el que el CGPJ llegó a la conclusión de que sólo existían un 0,01% de denuncias falsas con 19 casos identificables de las mismas, se produjeron como mínimo*** 134.002 denuncias por violencia de género, de las cuales 102.627 terminaron en exculpación, un 76,58% del total de denuncias presentadas, con 20.893 absoluciones y 81.734 casos que no llegaron siquiera a juzgarse. Hubo durante este año 31.375 sentencias condenatorias, sólo un 23,4% del total de denuncias presentadas. El cómputo de casos en los que los hombres quedaron exculpados fue por lo tanto de 81.734 (casos que no llegan ni tan siquiera a juzgarse) + 20.893 (número total de absoluciones), es decir: 102.627. Ni más ni menos que un 76,58% del total, un cómputo muy similar al global de exculpaciones presentes entre mediados del 2005 hasta mediados del 2012, que como ya vimos más arriba alcanzaba un 79,89% del total de denuncias que llegaron hasta los juzgados en ese periodo de siete años.
El que con estos resultados objetivos e imparciales el CGPJ nos diga que solo existen un 0,01% de denuncias falsas es lo mismo que admitir su total incapacidad para averiguar la verdad sobre este tema, ni de lejos siquiera. Más bien al contrario, sus conclusiones contradicen las evidencias y atentan directamente contra el más mínimo sentido común. Eso sí, las opiniones del CGPJ se asemejan sospechosamente a las de los grupos feministas radicales responsables y principales defensores de esta ley. ¿Podríamos hablar de un enfoque distorsionado y manipulado en este tema según la conveniencia hembrista de los supuestos y supuestas expertos del CGPJ, para confundir descaradamente a la ciudadanía y evitar que sepamos el muy elevado número de hombres inocentes a los que la LICVG está dañando desde el comienzo de su aplicación? Es una buena pregunta sobre la que debemos reflexionar tras conocer detalladamente las cifras reales. Pero desde mi punto de vista y el de un creciente sector social la respuesta es un sí rotundo.
Salvo para todos aquellos que estén dispuestos a realizar un acto de fe es evidente que el CGPJ se ha cerrado en banda para apoyar al feminismo de género y sus políticas injustas. A partir de ahí es imposible que descubran y mucho menos admitan la verdad sobre el número auténtico de denuncias falsas. Realmente no les interesa en lo más mínimo hacerlo.
Es muy importante remarcar también que de los 656.212 casos valorados por lesiones y malos tratos en los juzgados por supuesta violencia de género entre junio del 2005 y junio del 2012, la inmensa mayoría, 520.839 casos, se correspondían con denuncias en base al artículo 153 del Código Penal, es decir, casos de menoscabo psíquico o lesiones no definidas como delitos, o bien golpear o maltratar sin causar lesión. Básicamente acciones de un valor muy leve, agresiones apenas significativas, que como mucho llegarían a tipificarse como faltas de ser cometidas por mujeres, si es que se diese valor al testimonio del hombre denunciante, ya que como se indica no es necesario que las agresiones físicas lleguen siquiera a causar lesión para instruir un caso por violencia de género en base a este artículo.
Es decir los datos, las cifras analizadas de un modo directo y sin hacer uso de agencias de comunicación especializadas en manipular tendenciosamente lo que se trasmite a la opinión pública, nos advierten de que la realidad es justo la contraria de lo que nos cuenta el statu quo hembrista directo responsable de esta ley y todas sus iniquidades. Pero aunque las mentiras pueden ser poderosas aliadas no sirven para engañar mucho tiempo a todo el mundo. Tarde o temprano se detectan provocando un fuerte e indignado rechazo entre la gente corriente, ajena a los intereses egoístas de quienes no dudan en actuar tramposamente para fomentar sus abusos. Espontáneamente han surgido grupos y asociaciones integrados por hombres y mujeres que en la medida de sus posibilidades se enfrentan con el triunfal y muy subvencionado feminismo de género****. Aquí presentaremos varias de estas asociaciones y de las vías que han desarrollado para defender a las víctimas de una denuncia falsa o desproporcionada en base a una valoración objetiva de los hechos, al amparo de las lamentables herramientas penales hembristas.
Recursos y asociaciones que pueden ayudar a las víctimas de las leyes sexistas.
Empezaremos citando el texto realizado por personas sensibles a esta problemática titulado “Manual del hombre denunciado e indefenso ante la ley de violencia de género”. Sus consejos están explicados de una forma clara y sencilla adaptada a las diferentes etapas en las que puede encontrarse un acusado injustamente por violencia de género. En la página Web titulada de un modo suficientemente explícito “siete denuncias falsas” escrita por un hombre víctima de esta situación encontramos este manual.
Pasando a las asociaciones, un conglomerado notable lo constituye Federgen, integrada por numerosas asociaciones distribuidas por la geografía española, cuyo propósito claro se expresa en el nombre extenso de este grupo, “Federación de Afectados por las Leyes de Género”. Es uno de los grupos existentes que más abiertamente se presentan como grupo unido y organizado para poder defenderse desde el trabajo en equipo, aplicando el viejo lema “la unión hace la fuerza”, para abordar esta grave problemática.
Desde la página Web de esta asociación es posible establecer contacto con otras asociaciones distribuídas por diferentes provincias, pudiendo así elegir el apoyo más cercano posible a cada caso concreto. Estas asociaciones serían Avilegen presente en Sevilla, Córdoba, Cataluña, Canarias, Granada y Málaga, Advigen para Euskadi, Adelvigen en Castellón y Alvige en Valencia.
Los criterios de estas asociaciones están muy elaborados, en el sentido de que plantean una crítica muy lógica y bien fundamentada a los defectos básicos de la LICVG, pero además establecen unos baremos para determinar que denuncias no pueden aceptarse como válidas, estableciendo así parámetros que les permitan detectar con gran precisión cuando nos encontramos ante un nuevo abuso de las leyes misándricas.
De hecho y parafraseando los tres primeros objetivos reconocidos como tales en la página Web de la propia asociación Federgen se afirma que:
“De forma inicial y con consenso absoluto, nuestros objetivos se centran en los siguientes aspectos:
1º La igualdad debe estar establecida en el artículo 14 de nuestra Carta Magna, donde se indica que los españoles son iguales ante la ley independientemente de cualesquiera que sean sus condiciones.
2º Los derechos y deberes de los españoles deben fundamentarse en la Constitución española, siendo por tanto leyes como la Ley Integral de Violencia de Género, La Ley de Igualdad, … Absolutamente inconstitucionales y antidemocráticas, tal y como se deben interpretar las cosas, no solo desde el ámbito jurídico, sino incluso desde el propio sentido común.
3º Necesitamos un Estado al margen de los lobbyes de poder que se centre realmente en el bienestar de los ciudadanos, que respete la legislación y se someta al poder judicial, para tal fin propugnamos, una vez más, LA OBLIGATORIA NECESIDAD DE LA SEPARACION DE PODERES, nuevamente tal y como marca la Constitución.”
Magnífica declaración de propósitos que atañe a puntos clave y necesarios de un Estado de Derecho moderno y contrario a cualquier abuso de poder totalitario, incluyendo los realizados por la parte “políticamente correcta”, que actualmente disfruta de patente de corso.
Como otro interesante botón de muestra tenemos el ejemplo de la asociación Avilegen que ofrece apoyo psicológico y jurídico para las personas envueltas en estos procesos y en sus documentos nos plantea los siguientes principios a la hora de definir sus intereses y campo de actuación, estableciendo un filtro que no acepte defender a cualquiera a pesar de ser juzgado en base a una ley anticonstitucional, que por lo tanto debería ser derogada y sustituida por otra de violencia intrafamiliar contraria desde su enunciado a cualquier tipo de sexismo:
“Asociación de Víctimas de la Ley de Violencia de Género y como objetivo principal pretende el apoyo psicológico y jurídico a los presos víctimas de la ley de violencia de género que no hayan sido imputados por maltrato habitual y delito de sangre, así como a su familia”
Ser capaz de analizar los casos con cordura y sentido común sin lugar a dudas ayuda a estas asociaciones a defender la justicia, mediante la aplicación de unas bases mucho más inteligentes y en consecuencia mucho mejor encaminadas que las defendidas por las hembristas y sus aliados.
No debemos olvidar que cuando una mujer perpetra los malos tratos domésticos, sean físicos o psicológicos, y al margen de la gravedad de los mismos para la pareja masculina o femenina de la maltratadora o los hijos de la pareja de haberlos, la LICVG demuestra la farsa que es desde su mismo enunciado al no ser integral en absoluto, ya que esta ley no puede condenar a mujeres maltratadoras, ni siquiera puede llegar a considerarlas como tales.*****
Más aún, frente a esta ley creada por la legisladora hembrista sí existe excusa para la violencia doméstica, la mejor de todas que la maltratadora sea de sexo femenino, ya que ni sus víctimas se verán beneficiadas por las medidas de apoyo y protección que esta ley incluye, ni la maltratadora podrá ser condenada bajo su regimén de sanciones particularmente severas.
Otra asociación con una labor encomiable a sus espaldas es Projusticia, la cual puede considerarse como una de las asociaciones decanas de nuestro país en la crítica y lucha en contra del feminismo radical. Esta asociación no sólo realiza y divulga excelentes investigaciones y artículos que analizan con un elevado nivel intelectual y gran cantidad de datos resultantes de una cuidadosa labor de documentación los defectos, abusos y miserias ocultas dentro del entramado feminista de género, o sus poderosas acciones reivindicativas a pie de calle, como su ya clásica manifestación de noviembre en Madrid, sino que también se ha planteado una amplia línea estratégica en diferentes ámbitos para luchar de un modo eficiente e implacable contra todos los aspectos del hembrismo, desde el nivel macro, en el que podríamos incluir el análisis teórico, de las instituciones, de los grupos de presión o de la labor de los partidos políticos y los medios de comunicación, al micro o particular, en el que incluiríamos los casos con nombre propio llevados ante los tribunales y en los que terminarían de materializarse en la práctica todos los defectos encontrados en los niveles superiores, casos a los que Projusticia ofrece una ayuda práctica por una módica cuota de asociado, 80 euros anuales, a cambio de los cuales se ofrece la asesoría de personas con un gran bagaje y conocimiento de cómo se desarrollan estos procedimientos y que pasos legales conviene dar y cuáles no. Como se especifica en la página de Projusticia, en el apartado de “hazte socio o colaborador”:
“La cuota anual es de 80 € (ochenta euros). Esta cuota da derecho a los servicios de la Asociación a unos precios por debajo del mercado, prestados por profesionales capaces y experimentados cuyo principal objetivo es acabar con esta situación de injusticia y maltrato institucional.”
Recientemente se ha formado la asociación Genmad, o Asociación de Víctimas de la Ley de Violencia de Género en Madrid. Este es su enlace en Facebook donde resalta por su concisión y claridad la siguiente presentación:
“Luchamos contra la desigualdad ante la ley entre hombre y mujer.La LIVG discrimina por razón de sexo, es asimétrica y unidireccional.”
Concienciando a nuestros dirigentes para resolver el problema de raíz.
Existen algunos partidos políticos o tentativas bastante bien definidas de nuevos partidos que comienzan a avanzar en igualdad para los dos sexos enfrentándose con el feminismo sexista. En muchos casos su acción se limita al debate teórico y parlamentario y en la medida en que la mayoría de las fuerzas políticas de nuestro país son hembristas la capacidad de maniobra de estos partidos más avanzados en materia de igualdad es aún pequeña. No obstante el que conozcan cada vez más casos de hombres o familiares de hombres víctimas injustas de la LICVG es algo que puede favorecer su mayor nivel de implicación y desempeño en la necesaria tarea de arrinconar al ultrafeminismo, incluso en las más altas poltronas, precisamente el lugar en el que obtiene todo el poder del que abusa.
Obviamente, hasta que el panorama político cambie y se vean condenados al ostracismo que merecen por todas sus discriminaciones y crímenes de estado contra inocentes. Y para acelerar este proceso la demanda creciente por parte de la ciudadanía ante todos los partidos políticos, pero sobre todo aquellos que estén dispuestos a escuchar, juega un papel fundamental. Es cierto que no sirve de forma inmediata para resolver la situación límite que le toca vivir a un particular injustamente acusado por esta ley, como a tenor de las cifras lo son la mayoría de estos acusados (recordemos las 826.616 exculpaciones obtenidas de un total de 1.034.613 denuncias por violencia de género presentadas desde mediados del 2005 hasta mediados del 2012), pero constituye una parte fundamental en el camino a seguir para acabar destruyendo de forma definitiva al hembrismo.
UpyD se ha destacado notablemente en esta labor. Esta es la página de contacto con este partido político, a la que se pueden hacer llegar los casos concretos para concienciarles aún más de la gran necesidad de acabar con esta lacra.
En realidad todos los abusos específicos que terminan de dilucidarse en los juzgados deben corregirse de raíz en nuestro parlamento o ante el Tribunal Constitucional. Estos dos organismos son la sede de la fuerza política y legislativa que tras corromperse ha permitido que cada denuncia desproporcionada se produzca. Y hasta que no se influya lo suficiente a este nivel todos los demás logros serán a lo sumo victorias parciales de un valor muy anecdótico, sobre todo si se comparan con el conjunto de hombres cuyos derechos básicos se están viendo diariamente vulnerados en este país al amparo de leyes misándricas.
En este sentido nos conviene tener en cuenta a un joven partido político que por propia estructura está muy abierto a las opiniones de la ciudadanía y sus bases, el exitoso “Podemos”. Si bien dentro de sus filas cuenta con cargos marcadamente hembristas y en su actual programa demuestra una elevada insensibilidad al concepto de las discriminaciones masculinas, no moviéndose por el momento más allá de una visión femicéntrica que le conduce a plantearse una igualdad falsa y puramente eufemística, bien podría como resultado de un debate constante y esclarecedor impulsado desde las bases terminar abriéndose en sus análisis y acciones a una igualdad no pensada por el escaso porcentaje fanatizado, estafado o intimidado por el ultrafeminismo, y dar un paso más allá al aceptar el criterio más evolucionado de todos aquellos hombres y mujeres capaces de dar lecciones de igualdad a cualquier dogmática y sexista feminista de género.
Demostremos al partido “Podemos” y sus votantes con buenas explicaciones, informes, textos y recopilaciones de datos por qué nuestras ideas son mejores en materia de igualdad. Gracias al ejercicio de la libre opinión ciudadana arrebatémosle sus inmerecidos privilegios al grupo de presión hembrista en este partido más abierto a la opinión pública que los demás.
Hagámonos escuchar con argumentos de calidad y presionemos con inteligencia y firmeza hasta hacer aceptar la realidad sobre las desigualdades entre hombres y mujeres a nuestros dirigentes. Y si su cúpula es hembrista, entonces hablemos y convenzamos incansablemente desde sus bases, hasta retirar a su cúpula sexista o bien dar alas a sus disidentes más valientes para que pongan en marcha una marcada oposición interna, favoreciendo que este nuevo y prometedor partido abrace lo antes posible un verdadero modelo de igualdad muy alejado de las manidas distorsiones, verdades a medias o mentiras a las que las feministas de género nos tienen acostumbrados.
Hagámoslo cuanto antes. Merece la pena y es además lo que la parte contraria menos quiere que hagamos. Hagámoslo entonces. Debemos recordar siempre que la primera liberación es la de la palabra, y que la verdad es el mejor arma para combatir las mentiras.
Asociacionismo fácil y rápido: sumando fuerzas, coordinando ideas y trabajando en equipo sin perder de vista el objetivo final.
Otro recurso útil está presente en las redes sociales. En este espacio fácilmente abierto al asociacionismo se han creado ya múltiples páginas y grupos que tratan de responder a la pregunta que da título a este artículo diariamente y con gran cantidad de participaciones. Algunos grupos cuyas páginas pueden visitarse para obtener información, o exponer puntos de vista, situaciones propias o familiares relacionadas con estos temas y conseguir sugerencias o apoyo psicológico podrían ser: Las asociaciones Feministas por la Igualdad, Otro feminismo es posible, 500.000 firmas contra las denuncias falsas o la propia Federgen.
Una ventaja muy importante al pedir ayuda en estas páginas es que se puede recibir una respuesta solidaria que abarque múltiples ámbitos, dependiendo de hasta que punto sea clara y rotunda la presencia de una denuncia falsa. Y esta ayuda es en la mayoría de los casos rápida, gratuita y desinteresada. En algunos casos se tratará de un fuerte apoyo psicológico, algo fundamental en el caso de personas que se sienten solas y desamparadas ante una situación que les desborda. Y es que los asideros emocionales en una situación límite son cruciales para poder dar un giro que ayude a manejar y resolver el problema en vez de verse superado por él.
No debemos olvidar nunca que tras el concepto leyes de género y su aplicación existe mucho más que un conflicto entre particulares. Se da una situación totalmente desproporcionada entre, de un lado, la maquinaria gubernamental guiada por los intereses ideológicos del feminismo de género, que son hembristas (partidarios de las mujeres) y misándricos ( discriminadores con los hombres), y por el otro una persona víctima de todo el complot del estado (asociaciones, subvenciones, uso de la propaganda e informaciones manipuladas emitidas por los medios, es decir campañas de desinformación y lavado de cerebro a la opinión pública, expertos adoctrinados según las directrices hembristas que analizarán los sucesos con parcialidad hembrista etc) que debe enfrentarse ante un grupo enorme, organizado y coordinado en su contra.
Esta clase de situaciones de injusticia social pueden causar un grave daño y destrucción en la vida concreta de una persona, pero, si lo planteamos a la inversa, es imposible que una persona sola pueda solucionarlas. Frente a las injusticias sociales y todo el dolor que ocasionan la solución siempre pasa por la unión y la lucha en grupo. Sólo así pueden equilibrarse las fuerzas para resolver la totalidad del problema. De lo contrario las victorias de la parte desorganizada son cada vez más escasas y se convierten en pequeñas excepciones protagonizads por personas que respiran aliviadas, ya que al final no llegó a sucederles todo lo malo que podría haberles pasado, se obligan a olvidar cuanto antes el perjuicio sufrido y evitan reflexionar sobre todos aquéllos que no tuvieron la misma suerte al no conseguir librarse de ese mismo abuso. Incluso terminan sintiéndose realmente afortunados por comparación.
Esta actitud conformista sólo favorece a la parte tirana, que aprovecha la desunión, es decir aislamiento y debilidad, de sus víctimas para radicalizarse y acaparar más poder con el que perpetrar más desmanes y lograr nuevas ventajas.
En resumidas cuentas, lejos de pensar sólo en términos de cada caso concreto, debemos organizarnos y aumentar nuestra fuerza personal, política, social y académica para vencer al hembrismo, causa principal de cada abuso nacido de sus leyes. Tenemos el derecho a hacerlo y es el camino que más temen las hembristas, porque esta línea de acción puede hacerlas caer de lo más alto al mayor de los desprecios ante la opinión pública e incluso muchos de sus actuales aliados políticos.
Con mucha valentía, dedicación y un inexistente respaldo de nuestras instituciones estos grupos e iniciativas son un ejemplo de lucha a favor de los derechos humanos y el progreso en materia de igualdad de sexos. A pesar de nadar contracorriente representan el comienzo decidido de una sociedad que desde la indignación, la repulsa a todo tipo de sexismo, y el deseo de una mayor armonía entre mujeres y hombres terminarán condenando a la marginalidad política y social al feminismo de género y sus seguidores.
Notas
*Liderado y fuertemente influenciado en aquella época por Maria Emilia Casas Bahamonde, magistrada que se vió implicada de un modo más que vergonzoso en las escuchas policiales que siguieron al asesinato de Salgado Pimentel, en las que se la escuchaba aconsejando a su exesposa-finalmente condenada como responsable de su asesinato- para que recurriese a los servicios de la asociación de mujeres juristas Themis, asociación feminista radical fuertemente vinculada con la LICVG al haber participado en la elaboración de su anteproyecto.
**Para más información sobre los muchos defectos de la LICVG y lo absurdo que resulta defender que sólo existen un 0,01% de denuncias falsas por violencia de género, se ofrece una información mucho más detallada en este artículo: “Apoyando a Toni Cantó y la Asociación Federgen”.
*** Decimos mínimo porque éstas fueron las que llegaron a los juzgados. Ignoramos cuantas actuaciones policiales por presuntos delitos de violencia de género no han sido trasladadas a los juzgados dado su claro carácter de denuncia falsa o improcedente, ya que la policía no guarda recuentos de estas actuaciones. Por este motivo hoy por hoy es prácticamente imposible estimar el número total de denuncias que la policía ha recibido por esta causa, e ignoramos el volumen de las mismas que no han dado lugar siquiera al comienzo de la acción judicial al ser consideradas denuncias falsas, desproporcionadas o improcedentes por la misma policía una vez personada ésta en el lugar de los hechos.
Y este dato debería conservarse si deséamos hacer un cómputo lo más veraz posible sobre el número de denuncias falsas que la Ley Integral Contra la Violencia de Género está provocando, por la sencilla razón de que es en estas situaciones en las que más probabilidades existen de que nos encontremos ante denuncias falsas perpetradas contra hombres inocentes, las cuales al ser tratadas con tal indiferencia pasan desapercibidas ante la ciudadanía. Ni siquiera quiénes tenemos interés en dilucidar el grado de abuso antivarón que esta ley hembrista provoca podemos reconstruir estas cifras adecuadamente, al carecer de los datos estadísticos referidos a todas las actuaciones policiales por presunta violencia de género que en la práctica no conducen a ninguna acción legal contra el hombre inmerecidamente acusado. Como podemos constatar frecuentemente quienes analizamos datos oficiales referidos a esta materia, todas las omisiones o distorsiones de la verdad referidas a este tema benefician a quienes apoyan la LICVG.
Nuestro sistema hembrista ha creado una ley que puede violar, y de hecho viola muy frecuentemente, los derechos básicos de los hombres, que puede condenarlos de un modo desproporcionado y abusivo y permite un uso malversado de nuestro sistema penal, pero precisamente por eso no quieren que sepamos-desinformación- la medida exacta de todo el daño injusto que están causando.
**** O hembrismo politizado, es decir, deseoso de adquirir poder con todas las corrupciones que esta avidez provoca.
***** Desde su artículo 1.1 la Ley Integral Contra la Violencia de Género especifica que:
“La presente Ley tiene por objeto actuar contra la violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia”
En consecuencia deja de ser integral, ya que no tiene el más mínimo interés en juzgar a las mujeres maltratadoras.