Sociopolítica

Cómo alcanzar la democracia real

El desarrollo democrático

Cómo pueden mejorar técnicamente las “democracias” actuales. Cómo alcanzar la democracia real.

Este artículo se basa en el capítulo titulado “El desarrollo de la democracia” del libro Rumbo a la democracia. Si bien se han hecho ciertas correcciones y matizaciones. A él remito para profundizar en lo dicho aquí de manera resumida.

democracia real yaLa democracia no sólo se tiene o no se tiene, se tiene en mayor o menor grado y en mayor o menor calidadDesarrollo democrático significa que la democracia no debe ser algo estático e inamovible, sino que, por el contrario, debe ser algo dinámico y en continuo proceso de evolución en el tiempo con el fin de corregir sus defectos, con el fin de adaptarse a los tiempos, con el fin de avanzar sin parar. Así como la sociedad cambia, también debe hacerlo la democracia (no tanto sus principios básicos, no tanto su filosofía fundamental, pero sí sobre todo su puesta en práctica). Salvo honrosas excepciones, en la mayor parte de los países que se declaran democráticos, la democracia está completamente estancada, cuando no en claro retroceso. El desarrollo de la democracia es primordial para la humanidad. Estamos en un momento crítico de nuestra historia en el que se hace urgente el desarrollar métodos eficaces y justos que permitan, por un lado, resolver los problemas y conflictos existentes y, por otro, un desarrollo equilibrado de todos los seres humanos que habitamos el planeta Tierra. Un desarrollo con tantos desequilibrios como el actual es intrínsecamente inestable y por tanto peligroso para nuestra propia subsistencia como especie, incluso peligra nuestro hábitat natural.

El desarrollo de la democracia debe tener lugar, por un lado, en cuanto a la “técnica” aplicada para la toma de decisiones en cualquier grupo humano y, por otro lado, en el ámbito de aplicación de la misma (en qué tipos de grupos humanos aplicarla). Dependiendo del tipo y sobre todo del tamaño del grupo humano tendrá más sentido aplicar una técnica u otra. A su vez, el desarrollo tiene una componente teórica (es necesario desarrollar los modelos teóricos de democracia) y una componente práctica (es necesario llevar a la práctica dichos modelos de forma eficiente). Ambas componentes están obviamente relacionadas y necesitan realimentarse mutuamente mediante la práctica del método científico. Por otro lado, el espíritu democrático del pueblo debe fomentarse no sólo aplicando las reglas técnicas de la metodología democrática, sino que también mediante una educación basada en el respeto, el debate, el análisis, el espíritu crítico y libre, la libertad de pensamiento, la libertad de expresión. La educación (además de la práctica cotidiana) es un elemento clave para que la democracia se vaya implantando en la sociedad y tenga un futuro asegurado, permitiendo no sólo adquirir los conocimientos básicos necesarios (capacidad de elección entre distintas opciones con pleno conocimiento, pensamiento pluralista, capacidad de entender las ideas y de expresarlas correctamente, etc.) para desenvolverse en una sociedad donde la participación debe ser la norma, sino que también para adquirir los principios básicos filosóficos sobre los que se asienta la democracia (tolerancia y respeto a los derechos humanos fundamentalmente).

La democracia real será una combinación de democracia representativa, verdaderamente representativa ymucho más participativa, para gestionar a millones de personas, y de democracia directa para grupos más pequeños. La democracia deberá existir allá donde haya convivencia humana, deberá alcanzar a todos los rincones de la sociedad, particularmente a la economía, al núcleo de la sociedad.

 

1)  Democracia representativa

 

En este tipo de democracia las personas que conforman cierto grupo humano eligen cada cierto tiempo a susrepresentantes y éstos son los encargados de ejecutar (o defender en la oposición) cierta política, de llevar a la práctica ciertas decisiones en nombre del grupo. La política a ejecutar es la que previamente han explicado a sus electores y por la que se han comprometido en caso de ser elegidos. Este modelo es aplicado en grandes grupos de personas, es decir, en el ámbito de la política de un país, una región o una ciudad. A día de hoy para grupos humanos de gran envergadura es el único modelo que se ha podido llevar a la práctica.Tiene la ventaja de facilitar la gobernabilidad pero el grave inconveniente de reducir a la mínima expresión la participación de la población del grupo en cuestión. Además, los pilares teóricos sobre los que se sustenta este modelo de democracia no se cumplen o se cumplen insuficientemente en muchos casos, convirtiendo de hecho a estas democracias en puramente simbólicas y vacías de contenido. Es por tanto necesario desarrollar esta técnica democrática por doble motivo: porque es el modelo usado en la actualidad y por ahora el único posible en grandes grupos humanos y porque la mayor parte de sus defectos proviene del hecho de la no aplicación de sus principios teóricos. En este caso se trata sobre todo de un desarrollo práctico más que teórico, por lo que su viabilidad es, en principio (y al margen de voluntades políticas), más a corto plazo.

Los pilares teóricos de la democracia representativa son la elección mediante sufragio universal de todos los cargos públicos, la separación e independencia de todos los poderes y el control público de todos ellos.

En mi modesta opinión, el desarrollo de la democracia representativa en el ámbito de un país (democracia política) debe incluir, entre otros, los siguientes aspectos:

  1. La forma de Estado más democrática es indudablemente una república donde todos los ciudadanos sean iguales ante la ley. Es preferible una república semipresidencialista para evitar concentrar demasiado poder en una sola persona, en la que el jefe de Estado tiene algunos poderes ejecutivos (política exterior) y nombra (y cesa) al primer ministro o jefe de gobierno. Á‰ste está sometido al control parlamentario y puede ser cesado mediante moción de censura (sin necesidad de presentar un nuevo candidato a primer ministro). Así se evita que el poder ejecutivo domine al legislativo. El presidente de la república podrá disolver las cámaras parlamentarias previa consulta con el primer ministro y con los presidentes de dichas cámaras (siempre que la moción de censura haya prosperado).
  2. Una Constitución que garantice los pilares de la democracia (separación de poderes, elección de los cargos públicos, etc.) y los derechos humanos, estableciendo límites a los mismos para poder compatibilizarlos, haciendo especial hincapié en dar prioridad a los derechos más básicos. Los derechos relacionados con la subsistencia o las libertades fundamentales deberían estar siempre garantizados (derecho a la alimentación, a la vestimenta, a la vivienda, al trabajo, a la educación, a la sanidad, a la justicia, a la seguridad, a la libertad de expresión, a la libertad de pensamiento, a la libertad de reunión, a la libertad de asociación, a la información, etc.) y tener la máxima prioridad.
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Foto: Javi S&M

Una Constitución no debe imponer soluciones concretas a los problemas de una sociedad. De lo que se trata es de articular la democracia, de establecer el marco político adecuado para poder resolver los problemas de forma democrática (independientemente de la solución final adoptada para los mismos por el conjunto de la sociedad). La democracia fija la metodología para convivir y resolver los problemas, para decidir las soluciones a los problemas, no debe fijar nunca las propias soluciones, no debe fijar nunca los fines (los únicos fines fijados deben ser los derechos humanos). Esto implica que ni el capitalismo, ni el socialismo, ni ningún “ismo”, deben ser impuestos en la Constitución de un Estado que pretenda ser realmente democrático. En una democracia auténtica toda opción política, siempre que no atente contra los más elementales derechos humanos (la democracia tiene sus límites), debe tener las mismas posibilidades que el resto de opciones. No puede haber una democracia real con un partido político único, con una sola ideología permitida, pero tampoco sin suficiente igualdad de oportunidades entre todas las ideas (que no atenten contra los principios básicos de la propia democracia), tampoco con un bipartidismo estático donde unos pocos partidos se alternan en el poder y aplican políticas (sobre todo en lo económico) muy similares.

Para evitar el estancamiento y posibilitar el avance (necesario siempre en toda sociedad) es imprescindible relajar las condiciones para permitir reformas de la Carta Magna. Por ejemplo, debería ser suficiente con ser aprobada cualquier reforma por la mayoría absoluta de los parlamentos y siempre que dicha propuesta de reforma haya sido presentada por 3 grupos parlamentarios como mínimo (sin olvidar la aprobación definitiva por parte del pueblo mediantereferéndum, en cualquier caso el pueblo siempre debe tener la última palabra).

  1. Debe haber una cámara de diputados (no territorial) y una cámara de senadores (territorial) claramente diferenciadas y con competencias complementarias. El Congreso debe representar a los ciudadanos y el Senado a los territorios. De todas formas, habría que replantearse si realmente es necesario el Senado, pero lo que está claro es que, si existe, debe tener funciones distintas y complementarias al Congreso, relacionadas con su teórica razón de ser: la relación de los distintos territorios entre sí y con el Estado central.
  2. Una ley electoral que permita que el voto de todos los ciudadanos valga igual y que busque un equilibrio entre gobernabilidad y representatividad (intentando mejorar notablemente esta última). Por otro lado, debería haber circunscripción electoral única en todo el Estado para la elección de diputados y circunscripciones territoriales para la elección de senadores (junto con mecanismos que garanticen la representatividad de todos los territorios) con sistema de elección mayoritario plurinominal (donde el elector elige varios candidatos a senador para su circunscripción). Como dijimos, el Congreso debe ser una cámara de representación de los ciudadanos (independientemente de su situación geográfica) y el Senado debe ser una cámara de representación de los territorios (teniendo en cuenta por supuesto el “peso” poblacional de cada uno de ellos y procurando una mínima representación de todos los territorios, por ejemplo, mediante elección de ciertos senadores por los parlamentos regionales).

Además, debe permitirse que cualquier persona pueda presentarse como candidato a cualquier cargo público, independientemente de si pertenece a un partido político o no (cumpliendo los mismos requisitos que los partidos, por ejemplo, en cuanto a la defensa de ideas que no atenten contra los derechos humanos). En caso de que se presente a través de un partido político,las listas deben ser abiertas (o semiabiertas) para aumentar el margen de elección del electorado. El elector elige no sólo su partido, sino que también su candidato favorito dentro de ese partido, es decir, el orden de importancia de los candidatos de un partido lo determina el electorado en vez del propio partido, o al menos el electorado participa en parte en dicha elección, en el caso de listas semiabiertas.

  1. La financiación de los partidos políticos debe ser totalmente transparente y controlada por el Estado. Los partidos deben autofinanciarse a través de sus militantes exclusivamente mediante un sistema de cuotas cuya cuantía debe estar claramente limitada por ley. Nunca debe permitirse la financiación por personas jurídicas, siempre deben ser personas físicas. No debe haber financiación externa de ningún tipo (ni pública ni privada). Los gastos electorales de un partido deben ser financiados únicamente mediante sus activos, no pudiendo nunca acceder a créditos de ningún tipo.

De esta manera se evita la dependencia del poder político respecto del poder económico. Los partidos políticos no necesitan realizar tantos gastos, debe haber una reducción drástica de los gastos en las campañas electorales. En éstas los partidos políticos deben explicar sus programas electorales y para ello el Estado debe poner gratuitamente a disposición de los mismos todo tipo de medios de comunicación y además esto debe hacerse no sólo durante las campañas sino que durante toda la legislatura (por supuesto de manera menos intensa) para incrementar la información y la cultura democrática del pueblo.

La ayuda del Estado debe ser secundaria y en materia fiscal o para paliar gastos electorales o facilitar el acceso a los medios de comunicación, y debe premiar a los partidos más austeros y castigar el despilfarro. Dicha ayuda puede ser proporcional a los resultados electorales anteriores pero, siendo secundaria, no debe ser excesivamente importante (ni excesivamente proporcional a dichos resultados) y debe permitir a otras fuerzas minoritarias darse a conocer (aquí puede introducirse otro factor que determine la proporción de las ayudas estatales a nuevas fuerzas políticas: el número de afiliados de un partido), debe intentar tender a que las distintas fuerzas políticas puedan competir en igualdad de condiciones para acceder a las instituciones (o por lo menos con una desigualdad razonable, no excesiva, tampoco es posible que todas las fuerzas políticas puedan presentarse en sociedad de la misma manera, no habría ni recursos ni tiempo para ello).

Ante cualesquiera elecciones, el pueblo tiene derecho a conocer las propuestas de todos los partidos que ya existen en las instituciones, pero también de aquellos que no existen aún en ellas pero tienen un número de militantes que rebase cierto umbral. Esto fomentaría la “circulación” de partidos en las instituciones y la participación política de los ciudadanos.

  1. Los partidos políticos deben funcionar obligatoriamente de forma estrictamente democrática (a todos los niveles). En particular, debe obligarse a la realización de elecciones primarias para que los militantes de los partidos sean quienes elijan a sus candidatos. Cualquier militante debe poder presentarse en igualdad de condiciones a dichas elecciones. Además, debe existir la posibilidad de abrir dichas elecciones primarias al conjunto de la ciudadanía, a elección de los partidos. Pero, en cualquier caso, los candidatos de los partidos deben ser siempre elegidos democráticamente. Ya sea por sus militantes sólo o por estos y sus simpatizantes. Podrá haber primarias abiertas o cerradas, pero debe haber primarias. No es admisible una democracia con partidos políticos funcionando de manera antidemocrática.
  2. El poder ejecutivo (presidente de la república) y el poder legislativo (diputados y senadores) deben ser elegidos directamente por el pueblo mediante elecciones separadas (presidenciales y legislativas). De esta forma el poder ejecutivo es independiente del poder legislativo y ambos dependen directamente del pueblo. El presidente de la república debe ser elegido mediante sufragio universal directo por mayoría absoluta (en primera vuelta o en segunda entre los dos candidatos más votados en la primera). En el caso de elecciones presidenciales debe haber una circunscripción electoral única en todo el Estado.
  3. El poder judicial no debe ser designado por el poder político. Para ello podría plantearse, como mínimo, que sus órganos directivos sean elegidos democráticamente por el propio poder judicial. Pero Francisco Badarán, en su muy recomendable libro La Democracia en España: Engaño y Utopía, plantea además que el poder judicial debe tener un órgano colegiado de carácter estatal constituido por personas electas directamente por el pueblo (personas que pueden ser cualesquiera ciudadanos no pertenecientes a ningún partido político) y un órgano de juristas asociado (elegido democráticamente por el pueblo o por los jueces) para asesorar al órgano popular anterior (dado el carácter eminentemente técnico del poder judicial). Es especialmente importante que las personas elegidas en dichos órganos no pertenezcan a ningún partido político (el derecho de asociación se limita mediante un régimen de incompatibilidades para garantizar la separación de poderes). Es decir, se deben implantar unas elecciones judiciales separadas de las elecciones presidenciales y legislativas. Además, el poder judicial debe tener autonomía financiera respecto del poder político.

De esta manera el poder judicial es independiente del resto de poderes y es controlado directamente por el pueblo. En el caso de España los miembros del Tribunal Constitucional serían elegidos entre ciudadanos independientes por el pueblo, los miembros del Consejo General del Poder Judicial serían elegidos entre candidatos juristas por el pueblo o por los jueces y el fiscal general del Estado podría ser elegido por el Consejo General del Poder Judicial.

Por otro lado, dado que el derecho a la justicia es un derecho básico, no está de más plantear su socialización como forma de garantizar dicho derecho a todos los ciudadanos por igual (desde luego, como mínimo, debería eliminarse el concepto de fianza que hace que los que tengan dinero sean tratados de forma distinta a los que no lo tienen). Francisco Badarán propone a este respecto una “Seguridad Social Jurídica” y además plantea universalizar el principio de launidad jurisdiccional, eliminando sin excepciones la jurisdicción militar.

  1. No deben existir tribunales de excepción permanentes (sólo tendrían sentido dichos tribunales en situaciones excepcionales transitorias, como las guerras). En el caso de España debería eliminarse la Audiencia Nacional. En democracia todos los ciudadanos deben ser iguales ante la ley y cualquier idea debe ser respetada siempre que esté acorde con los derechos humanos y se defienda pacíficamente. Toda idea que cumpla los requisitos anteriores (aunque defienda un cambio de régimen político, un cambio en la estructura territorial del país, etc.) tiene derecho a ser expuesta y discutida públicamente por lo que no debe ser reprimida ni criminalizada. Además deben establecerse medidas preventivas para evitar los abusos policiales y medidas correctoras contundentes que los castiguen ejemplarmente.El Estado debe garantizar el Estado de Derecho así como la seguridad de todos los ciudadanos(como el resto de derechos humanos, especialmente los básicos).
  2. El poder sindical no debe ser subvencionado por el poder político. Como en el caso de los partidos políticos, los sindicatos pueden recibir ayudas fiscales, ayudas para las elecciones sindicales, etc. Y deben autofinanciarse de forma similar a los partidos políticos por sus afiliados y nunca por personas físicas o jurídicas externas. Lo mismo puede decirse respecto de su funcionamiento interno que debe ser estrictamente democrático. De esta forma el poder sindical es independiente del poder político y del poder económico.
  3. Es imprescindible evitar la dependencia de la prensa respecto del resto de poderes (político y económico). Debe haber leyes que impulsen la libertad de expresión para que ésta exista de verdad. Deben delimitarse claramente los límites de la libertad de expresión. Los profesionales de la prensa (al igual que los del resto de poderes) deben responder por sus actos. Deben ser protegidos suficientemente para poder hacer su trabajo con plena libertad, pero también deben ser controlados para que lo hagan honestamente. La censura, la difamación, la mentira y la manipulación informativa deben ser castigadas ejemplarmente. Es necesario canalizar la participación ciudadana en los medios. Es imprescindible regular escrupulosamente la prensa para que el ciudadano pueda distinguir claramente entre la opinión y la información. Deben establecerse mecanismos de control internos y externos de los medios (especialmente de la televisión) que velen por la veracidad y pluralidad de las informaciones publicadas y por la publicación de noticias o eventos que la ciudadanía tiene derecho a conocer.

Se debe impedir la peligrosa concentración de muchos medios de comunicación en pocas manos (que afecta directamente a la pluralidad), es decir, se deben evitar los monopolios u oligopolios (privados) tanto en los medios de distribución final de noticias (los medios de comunicación, a los que acceden los ciudadanos) como en los medios proveedores de noticias (las agencias de noticias a las que acuden los medios de comunicación). Los medios públicos deben ser controlados escrupulosamente por la ciudadanía para evitar su subordinación al partido político gobernante de turno. Tal vez mediante cierto órgano popular elegido directamente por el pueblo. Se debe imponer máxima transparencia a todos los niveles: financiación, relación entre medios, fuentes de todas las noticias, etc. Se debe establecer un régimen de incompatibilidades que garantice la independencia de la prensa (prohibiendo relaciones directas o indirectas con el poder político, con empresas de sectores relacionados con él, con el poder económico, es decir, con la gran banca, con las empresas industriales, etc.). Se debe regular perfectamente la publicidad para que ésta no influya en los contenidos de los medios, etc., etc.

En definitiva, se trata de poner orden en el caos en el que está sumida la prensa, se trata de recuperar el código deontológico del periodismo, se trata de evitar la degeneración de la prensa y por tanto de la democracia. Es indudable que dicha degeneración es también consecuencia de la precarización del empleo en el sector, de la obsesión por el beneficio sobre cualquier otro criterio (aspectos que afectan en general a toda la población), pero quizás debería protegerse un poco más a los profesionales del cuarto poder, así como también se protege a los profesionales del poder político y del poder judicial. Contrasta enormemente la sobreprotección de los políticos y la precariedad de los periodistas. Hay que equiparar el cuarto poder con los tres poderes tradicionales (reduciendo la excesiva protección de estos tres y aumentándola en el cuarto), hay que reequilibrar todos los poderes además de separarlos.

Si con las medidas indicadas no es suficiente, no debería descartarse una posible socialización de la prensa (potenciando un sector público fuerte de la prensa, controlado eficazmente por la ciudadanía, y permitiendo un pequeño sector privado pero con las limitaciones expuestas, en particular, evitando grandes concentraciones empresariales).

Se trata de conseguir acercarnos todo lo posible al ideal de unos medios de comunicación libres, plurales, imparciales y abiertos a la participación de toda la ciudadanía. No hay una democracia sana sin una prensa libre.

  1. Debe haber leyes que impongan máxima transparencia y responsabilidad a los cargos electos de cualquier institución pública acerca de sus actividades, de su patrimonio, etc. El pueblo tiene derecho a saber con exactitud a qué se compromete un candidato a un cargo público antes de votarlo, para lo cual el programa electoral debería ser de obligado cumplimiento (mandato imperativo), a qué se dedica una vez que ha sido elegido y a pedir responsabilidades políticas (además de jurídicas) por sus actos. Deben establecerse mecanismos concretos (por ejemplo, referéndum revocatorio) para dar al pueblo la posibilidad de revocar en cualquier momento el mandato de cualquier cargo electo en caso de incumplimiento de programa o de decisiones tomadas en contra de la opinión pública general. Parece razonable que cualquier candidato a cualquier cargo público no pueda presentarse más de dos veces a las elecciones correspondientes, es decir, que cualquier cargo público no pueda estar en el puesto más de dos mandatos (salvo, quizás, casos excepcionales, como alcaldes de localidades con muy pocos habitantes).

Por otro lado, deben establecerse mecanismos concretos que impongan la incompatibilidad entre cargos públicos y cargos en las empresas privadas (no sólo durante el mandato ejercido en el poder político sino que también, por lo menos, en los años posteriores, como mínimo 10) para evitar el clientelismo, para evitar el uso de cargos públicos con fines de lucro personal, para evitar la subordinación del poder político al poder económico. Las “puertas giratorias” entre el poder político y el poder económico deben desaparecer.

  1. En general, sólo en el caso de que los ciudadanos se representen a sí mismos las votaciones podrían ser secretas para garantizar la libertad de voto. El que sea la votación secreta garantiza la libertad de voto. El anonimato es casi siempre el mejor salvoconducto de la libertad. Sin embargo, también es cierto que con el voto secreto el ciudadano de a pie no puede saber qué votan en los parlamentos sus representantes. Si se impusiera el mandato imperativo cada representante estaría obligado a cumplir el programa electoral por el que fue elegido y por consiguiente el voto secreto podría ser un obstáculo para saber si cumple con el mandato popular. Por tanto, quienes representen a otros ciudadanos nunca deben votar de manera secreta en sus correspondientes asambleas, parlamentos o ayuntamientos.
  2. El Estado debe ser laico y separado de todas las iglesias. No debe financiar a ninguna iglesia, ni directa ni indirectamente. Esto implica, entre otras cosas, una enseñanza oficial pública gratuita y laica y una necesaria convalidación de toda enseñanza privada (religiosa o no).
  3. Deben desarrollarse mecanismos concretos que aumenten la participación directa del pueblo en cuestiones fundamentales promoviendo el uso del referéndum (que, por supuesto, debe ser siemprevinculante, debe obligar al poder político a ejecutar la decisión adoptada por el pueblo). Debe promocionarse el uso de la iniciativa legislativa popular intentando garantizar que ésta no se quede en papel mojado, intentando evitar que se convierta en un simple trámite que luego es rechazado por el parlamento de turno, disminuyendo el mínimo número de firmas necesario, ampliando las materias sobre las que se puede tratar, dando más poder de seguimiento a la misma por parte de sus promotores e incluso dando a éstos la posibilidad de defenderla directamente en los parlamentos y en los medios de comunicación. Se trata de encontrar fórmulas eficaces para que poco a poco la ciudadanía pueda ir participando directamente en la labor del legislativo (no sólo en la elaboración de la agenda de asuntos a tratar sino que también en la búsqueda de soluciones a los mismos).
  4. Los problemas nacionalistas deben resolverse de manera pacífica, justa y eficiente. Y para ello es imprescindible reconocer el derecho de autodeterminación de todos los pueblos. Un Estado Federal puede ser la mejor manera de articular un país con fuertes contrastes culturales o nacionales que permita, por un lado, la libre elección de sus Estados miembros de permanecer unidos o no y, por otro lado, una unión basada en una distribución equitativa de las competencias entre los Estados que deseen permanecer unidos. En todo caso, debe ser siempre el pueblo el que decida sobre la estructura territorial de su Estado.
  5. Aun siendo el presidente de la república el jefe supremo de las Fuerzas Armadas, cualquier actividad relacionada con un conflicto armado debería ser aprobada por el parlamento (con una mayoríamuy amplia). Además, debería tenderse progresivamente a que sea el propio pueblo el que decida directamente sobre la declaración o no de una guerra. Así, probablemente, poco a poco, a medida que la democracia real se vaya implantando por todo el planeta (especialmente en los países más poderosos, en la “metrópolis capitalista”), la guerra pasaría a la historia, al baúl de los malos recuerdos de la humanidad.
  6. Es necesario potenciar la figura de un defensor del pueblo al que pueda acudir cualquier ciudadano. Y para ello es necesario dotarle de las competencias y de los recursos adecuados para que su cargo no sea meramente simbólico. Debe ser elegido directamente por el pueblo mediante sufragio universal.

Evidentemente, se deben establecer mecanismos concretos que garanticen la aplicación de la ley. Es importante que las leyes estén bien hechas, pero también lo es que se lleven a la práctica, para lo cual debe haber una vigilancia escrupulosa de su cumplimiento. Obviamente, algunas de las cuestiones mencionadas necesitarán más tiempo y debate popular que otras.

A medida que la sociedad tenga mejores medios técnicos (que agilizan y abaratan los procesos electorales) y a medida que se racionalicen los costes electorales evitando despilfarros innecesarios, se hará cada vez más viable la posibilidad de realizar más consultas directas al pueblo (elecciones presidenciales, legislativas, judiciales, regionales, municipales, referendos, etc.), lo cual permitirá mayor separación de poderes y mayor participación de la ciudadanía.

 

Es especialmente importante desarrollar la separación del poder de la prensa respecto del poder político y del poder económico. Á‰ste es uno de los grandes retos de las democracias representativas (la progresiva dependencia del poder de la prensa respecto del resto de poderes es una de las principales causas de la degeneración democrática). En este caso la teoría no está suficientemente elaborada (no hay que olvidar que dicha teoría se desarrolló fundamentalmente alrededor de la Revolución francesa, y en esa época la prensa no estaba tan desarrollada como en la actualidad). Evidentemente, las teorías deben evolucionar para corregir los errores detectados en su aplicación pero también para adaptarse a las nuevas circunstancias puesto que la sociedad cambia continuamente. Todos los poderes deben ser independientes e igualmente poderosos y robustos para que sea efectivo su mutuo control. Todos los poderes deben controlar al resto de poderes y deben a su vez ser controlados por el resto de poderes, siendo el pueblo quien en última instancia los controle a todos ellos.

Como se ve, lejos de haber llegado a un punto de perfección, la democracia representativa tiene aún mucho margen para ser mejorada, y dado que es un modelo que ya está implantado y funcionando (más o menos, bien o mal), es técnicamente más factible mejorarlo a corto plazo que aplicar y probar nuevos modelos de democracia (que siempre necesitarán más tiempo para desarrollar sus teorías e ir poniéndolas en práctica). Esto no significa que haya que renunciar a evolucionar el modelo de democracia representativa hacia modelos más avanzados. El desarrollo de la democracia representativa implica sobre todo la puesta en práctica de sus postulados teóricos conocidos y tradicionales, pero también la búsqueda de soluciones teóricas y prácticas que la mejoren (en particular, la adaptación de sus postulados tradicionales a los tiempos actuales, como la separación efectiva de todos los poderes, incluidos el cuarto poder y el poder económico, y la mejora del equilibrio representatividad-gobernabilidad para sin impedir la segunda mejorar la primera). El desarrollo de la democracia representativa debe implicar siempre dar prioridad a la mejora continua de la representatividad.

 

2)  Democracia participativa y deliberativa

 

Según se describe en la Wikipedia, la democracia participativa es una expresión amplia que se suele referir a formas de democracia en las que los ciudadanos tienen una mayor participación en la toma de decisiones políticas que la que les otorga tradicionalmente la democracia representativa. Puede definirse con mayor precisión como un modelo político que facilita a los ciudadanos su capacidad de asociarse y organizarse de tal modo que puedan ejercer una influencia directa en las decisiones públicas. Se manifiesta usualmente por medio de referendos por los que los representantes consultan a la ciudadanía o por medio de iniciativas de consulta que los ciudadanos presentan a los representantes.

Una de las razones fundamentales para promover la democracia participativa consiste en que tal sistema ofrece al ciudadano una capacidad de participar en decisiones orientadas a desarrollar una economía socialmente justa y humanista. Esto promueve un ambiente de cooperación porque se aprecian directamente las consecuencias de tales decisiones para todos y cada uno de los miembros de la sociedad. La democracia participativa auténtica hace énfasis muy especial en dar voz a los individuos y a las comunidades cuyas opiniones, anhelos y aspiraciones rara vez hallan eco o atención en los mecanismos tradicionales de la democracia representativa.

La participación no ha de limitarse, sin embargo, a que las autoridades locales y otros organismos públicos informen a la población de sus actividades y decisiones o inviten a los ciudadanos a presenciar sus debates, sino que implica escuchar a la población en la formulación de sus propios problemas y en la búsqueda de oportunidades y mejoras. Además, es indispensable proporcionarles los medios para encauzar una acción política, social o económica y participar en las decisiones públicas con propósitos de cambio.

Hay buenas razones por las cuales la democracia participativa debiera funcionar:

  • Aprovecha las experiencias y la capacidad de todos: la sociedad funciona mediante una red que interrelaciona al gobierno, las diversas comunidades, los grupos de intereses, los sectores y las instituciones. Además, los ciudadanos tienen un conocimiento mucho más íntimo a nivel local de las necesidades de la población que ningún grupo de políticos desde un gobierno altamente centralizado.
  • Promueve la legitimidad: las instituciones, los organismos sectoriales, las empresas y los gobiernos acabarán por apreciar que tienen mucho que ganar en confianza, apoyo y colaboración de parte de los ciudadanos si los incluyen de alguna forma en sus decisiones. Los propios ciudadanos tienen una mayor facilidad de promover iniciativas destinadas a hacer más eficaz el medio en que se desenvuelven.
  • Desarrolla nuevas capacidades: la participación desarrolla la capacidad de las personas de trabajar en colaboración con los demás, de identificar prioridades y de lograr que las cosas se hagan y los proyectos se realicen. La actividad participativa los convierte así en mejores ciudadanos.
  • Mejora la calidad de vida: estudios realizados por economistas, sociólogos y psicólogos han demostrado que las personas que participan en la toma de decisiones son más felices que los que se limitan a aceptar o aplicar las decisiones de otros, debido a que se sienten responsables del mejoramiento de su calidad de vida. Además, la participación brinda al ciudadano una oportunidad de mayor eficacia en la colaboración.

 

La democracia deliberativa, también llamada a veces democracia discursiva, es un término utilizado por algunos politólogos para referirse a un sistema que, partiendo de los parámetros básicos de la democracia representativa, hace hincapié en un proceso de toma de decisiones consensuadas.

En contraste con la teoría tradicional de la elección racional proveniente de la economía, que enfatiza el acto de votar como institución central de la democracia, los teóricos de la democracia deliberativa argumentan que las decisiones sólo pueden ser legítimas si llegan como consecuencia de una deliberación pública por parte de la ciudadanía.

El proceso de deliberación se caracteriza por los esfuerzos para incluir en el mismo a grupos marginales que suelen ser ignorados en otros procesos de decisión, así como la documentación exhaustiva no sólo de los puntos de consenso sino que también de los puntos de desacuerdo. La democracia deliberativa pone tanto énfasis en el proceso de deliberación como en las decisiones resultado de dicho proceso.

Esta forma de democracia (de forma similar a otras formas recogidas bajo la idea de democracia participativa) pone de manifiesto un conflicto de intereses entre los ciudadanos participantes en el proceso, que son los afectados por las decisiones que se toman, y el grupo que organiza la decisión.

En definitiva, la democracia participativa y la democracia deliberativa pueden considerarse como una evolución natural de la democracia representativa donde el grupo de humanos donde se aplica tiene mayor participación en la toma de decisiones (no sólo en la elección de las soluciones sino que también en el proceso de elaboración de las mismas, así como en el planteamiento de los problemas a resolver). En este caso el desarrollo de esta técnica democrática debe ser tanto teórico como práctico.

3)  Democracia directa

La democracia directa, también denominada democracia radical o democracia cara a cara, es un mecanismo en el que cada una de las personas asociadas a determinada agrupación puede exponer en igualdad de condiciones sus puntos de vista, iniciativas y propuestas actuando directamente sobre ella y dirigiéndola en equipo. Hace énfasis en la decisión y el cumplimiento común de acuerdos mutuos, siendo entonces una forma de democracia en la que los miembros de una asociación (laboral, empresarial, ciudadanía local,…) participan directamente en el proceso de toma de decisiones políticas, cada asociado representándose a sí mismo en igualdad de derechos y obligaciones. Por lo tanto es una democracia sin representantes, que no está esmerada en elegir gobernantes o dirigentes sino en los mismos asociados o ciudadanos para elegir o construir propuestas y desarrollar su potencial. Cada persona perteneciente a una asociación debería estar allí por su propia causa o su propio interés, por lo que no tiene necesidad ni sentido ser representado por otros. Al oponer democracia directa a democracia representativa se rechaza a todo representante que pretenda hablar en nombre de otros, actuar en su lugar o peor aún en su interés. Algunos métodos de democracia directa pueden dar a los ciudadanos poderes legislativos y ejecutivos a la vez, aunque la mayoría propuestos o practicados dan a los ciudadanos la dirección del proceso legislativo, dejando la función ejecutiva a delegados sin mayor poder deliberativo que el de asociados, es decir, como encargados y no como autoridades.

La democracia directa, en un sentido moderno, consta de tres pilares concretos:

  1. La asamblea como manifestación de la iniciativa popular

La asamblea es la denominación dada a las reuniones participativas donde todos los involucrados por un determinado asunto o miembros de una misma organización sobre todo asunto que concierna a la vida de dicho colectivopueden dar su opinión o decidir sobre un tema directamente representándose cada uno a sí mismo. Según la asociación y la circunstancia en este tipo de asambleas puede preferirse o la decisión por consenso para llegar a acuerdos mínimos aceptables para todos los implicados o la construcción colaborativa de propuestas. Las votaciones se reservan para los casos en los que no hay acuerdo posible y/o para situaciones ordinarias que deberían no tomar demasiado tiempo por su relativa relevancia, en tales casos se prefiere la mayoría simple, dejando para situaciones más delicadas o comprometedoras mayorías de 3/4 o de 2/3, por ejemplo, para que necesiten una contundente legitimación.

La asamblea es la que aprueba las normativas consensuadas bajo las que se regirán los participantes o se tomará determinada acción, y ella sólo es soberana en la medida en que refleja directamente la voluntad de cada asociado por sí mismo representado.

  1. La delegación revocable

Cualquier delegado puede ser removido de su cargo en cualquier momento, es decir, carece de privilegios o inmunidades. Se parte del principio del derecho libertario, del derecho de revocación, de que siempre hay la posibilidad de cuestionar cualquier situación y cualquier compromiso en el momento que se estime que éstos se inscriben en una lógica opresiva o que pueden mejorarse sustancialmente. Pueden existir varios mecanismos para hacer recaer la responsabilidad por las consecuencias de la revocación tanto de un mandato como de una normativa en quienes así la han decidido.

  1. El mandato imperativo

El delegado carece de poder deliberativo especial además del que tiene como persona integrante de un colectivo. Puede, si así es decidido por la asamblea, tener poder ejecutivo o atribuciones de autonomía responsable; pero no puede adoptar decisiones diferentes a aquellas para las que ha recibido mandato por parte del colectivo que lo delega.

La democracia directa es entendida como «gobierno directo» mediante consultas y/o asambleas de asociados. Tienen ellos el derecho a proponer, aprobar o vetar leyes y son quienes de derecho y de hecho detentan el poder colectivamente, así como pueden retirar el apoyo a un delegado en cualquier momento. En el aspecto operativo, cada asociación de democracia directa, para funcionar de la mejor manera, tendría que ser lo más cercana posible a sus miembros, con dirección autónoma y entre grupos relativamente ligeros. La coordinación entre asociaciones de democracia directa requiere una estructura confederal o federalista.

 

La objeción más importante que se suele achacar a la democracia directa se refiere a su practicidad y eficiencia. Decidir sobre todos o casi todos los temas de importancia pública mediante referéndum puede ser lento y costoso, y puede provocar en los ciudadanos apatía y fatiga. Los defensores actuales de la democracia directa suelen sugerir que la democracia electrónica puede paliar esos problemas. También, dado que las preguntas deben ser cortas, con una respuesta de sí o no, los votantes podrían elegir políticas incoherentes. Por ejemplo, una mayoría podría votar a favor de reducir los impuestos mientras una mayoría podría también votar por un incremento del gasto público en educación. La respuesta común a esta crítica es que el problema de las decisiones inconsistentes no es exclusivo de esta forma de democracia. Algunos estudiosos utilizan el términodemocracia semidirecta para describir sistemas de democracia directa que cuentan con mecanismos para proteger las libertades civiles así como para proteger de la mayoría los intereses de las minorías. Sin embargo, dado que la democracia directa suele funcionar siempre de esta forma, la necesidad de dicho término no está del todo claraLa puesta en práctica de la democracia directa suele traducirse en un proceso deconfrontación, en el que la ciudadanía discute y elige entre dos opciones definidas por expertos. Este proceso se caracteriza por una falta de deliberación orientada hacia el consenso. El modelo canadiense de asamblea de ciudadanos sortea muchas de las desventajas de la democracia directa a través de un proceso basado en ladeliberación y el consenso, bastante diferente del caracterizado por las iniciativas y los referendos.

La democracia directa se nos presenta pues como el ideal de la democracia (hacia el que debe evolucionar ésta). Hoy por hoy, a corto plazo, es muy difícil aplicarla a grandes grupos humanos, aunque el uso de los medios de comunicación modernos (como Internet) puede hacer viable progresivamente la democracia directa a grupos humanos de cada vez mayor envergadura. Su aplicación al ámbito de un Estado requerirá crear nuevas instituciones y coordinarlas eficazmente, además de nuevos procedimientos, incluso cambios de mentalidad generalizados, todo lo cual llevará cierto tiempo. Pero, por lo pronto, nada impide ser aplicada ya a pequeños grupos humanos (ámbito local), como ya se está empezando a hacer. Las experiencias prácticas reales de democracia directa en países como Suiza, Canadá o Venezuela pueden proporcionar antecedentes muy interesantes para su desarrollo a nivel mundial. Asimismo, tal como nos explica Juan Carlos Calomarde García en su libro titulado La democracia se ejerce sin intermediarios, pueden adaptarse muchas ideas de la antigua democracia directa ateniense a la actualidad. Por tanto, el desarrollo de esta técnica democrática debe ser tanto teórico como práctico.

Conclusión

 

La democracia debe aumentar tanto en intensidad (desarrollando la técnica democrática, es decir, elcómo aplicarla y el cuánto aplicarla) como en universalidad (ampliando el ámbito de aplicación, es decir, dónde aplicarla). Hay que salir de la situación de estancamiento (o retroceso) actual, del subdesarrollo democrático. Así como es fundamental fomentar los valores democráticos en la educación y en los medios de comunicación, también es fundamental democratizar el acceso al saber y a la información, estos aspectos son la semilla de la democracia del futuro. El desarrollo democrático debe ser un proceso dinámico, flexible, abierto y progresivo. Habrá que ir refinando dicho desarrollo, modificando las teorías a aplicar en función de los éxitos o fracasos de su implementación (como se hace con otras disciplinas científicas, económicas o sociales). Hay que huir de dogmatismos y hay que ser pragmáticos (aunque sin renunciar nunca a los principios básicos de la democracia).

En función del ámbito de aplicación (sobre todo del tamaño del grupo de personas) se puede emplear o desarrollar la técnica más adecuada. Por ejemplo, es posible en pequeños grupos humanos implantar ya modelos de democracia más avanzados como la democracia participativa, deliberativa e incluso directa (de hecho, ésta ya existía, con ciertas limitaciones, en muchas sociedades primitivas). La tecnología incrementa cada vez más las posibilidades de ir implantando estos modelos avanzados a grupos de mayor envergadura. Con los medios tecnológicos actuales (Internet sobre todo) ya es posible una mayor participación de los ciudadanos en los asuntos públicos que les incumben. El principal obstáculo para aumentar y mejorar dicha participación reside en la voluntad humana. Probablemente, en el futuro se llegará a soluciones mixtas donde a nivel local se tenga democracia directa, a niveles intermedios democracia participativa y a niveles más globales (nacionales o internacionales) democracia representativa. Incluso, tal vez, la tecnología podrá difuminar las fronteras de aplicación de estos distintos modelos de democracia. Quizás algún día sea posible aplicar la democracia directa para gestionar a millones de personas, prescindiendo de toda representatividad. Esto sólo podremos saberlo experimentando en la práctica, con un libre y continuo desarrollo de la democracia, sin los obstáculos actuales, en cuanto el verdadero control lo tenga el conjunto de la ciudadanía. En cualquier caso, habrá mucho trabajo que hacer (tanto en el campo de la teoría como en el de la práctica) no sólo para desarrollar cada uno de esos modelos de democracia, sino que también para integrarlos eficazmente. Por estoes muy importante que todos estos modelos no se vean como mutuamente excluyentes.

Sin embargo, lo que nunca hay que olvidar es que la democracia real sólo podrá ser conquistada por las clases populares que conforman la mayoría social tras una larga y dura lucha. En las condiciones actuales, en las que ciertas élites privilegiadas no desean perder el control de la sociedad, no habrá evolución sin revolución. Sólo el pueblo puede salvar al pueblo. Sólo podrá alcanzarse la democracia real tras una transición real, protagonizada todo lo posible por la ciudadanía. Pero, además de no perder de vista que los privilegiados nunca renunciarán a sus privilegios por su propia voluntad, es imprescindible saber por qué luchar, cómo puede “técnicamente” alcanzarse la democracia propiamente dicha partiendo de la falsa e insuficiente democracia liberal. De lo que se trata es de empezar por aplicar los principios teóricos de la democracia representativa (no por simple casualidad incumplidos en la práctica por las élites capitalistas, sabedoras del peligro que representa la democracia para ellas), para, además, hacerla mucho más participativa y hacerla evolucionar de manera continua hacia una democracia lo más directa posible. Partiendo de la “democracia” burguesa podemos hacer que deje de ser burguesa, podemos alcanzar realmente el poder del pueblo, de la mayoría. La oligarquía capitalista lo sabe, por eso se esmera tanto en vaciar de contenido su supuesta “democracia”, en estancarla o involucionarla. La oligarquía sólo puede subsistir con oligocracia, es decir, con una dictadura disfrazada de democracia.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.